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Regresando a Casa - Descanso de mil días

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Mensaje por Gabriel Magnus Vie Jul 23, 2010 7:05 pm

- Finalmente pude escapar de esa extraña mujer de aura oscura e inestable mente la cual por razones que todavía no me habían quedado claro, al principio me había atacado e incluso intentar seducirme pero en aquellas alocadas acciones algo la hizo cambiar de parecer...Quizás habían sido los insultos y los malos tratos que le impuse ante su aparición y en el desenlace de su vacilación, pero había recordado que ella había blasfemado contra El gran creador, el cual no era especialmente mi fuente de fe pero sí era una entidad que parecía una mezcla de todo en aquello que yo creía y a pesar de no ser la misma tenía un gran respeto hacía ella...Al fin y al cabo EL me dio esta increíble oportunidad de no solo conocer la muerte y regresar de ella sino también de conocer a una inocente y hermosa reina junto a un elenco de actores que sobresalía en sus capacidad y obligaciones...Sin embargo una pregunta que seguía pesando en todo mi recorrido fue la de si realmente merecía todo esto...Al fin y al cabo luche en la ultima guerra antes de este comienzo y morí como muchos hombres tras su líder...Mis vacilaciones quedaron de lado por unos segundos, finalmente había aterrizado en una zona bastante aislada, era tarde, todo el lugar parecía en total silencio...Como debería ser...Aproveche esta oportunidad para poder descansar por mera fatiga inventada, puedo decir que la saque bastante barata-

-Sentí como pies volvían a tocar tierra, una tierra mucho mejor cuidada que la silvestre tierra pertenecientes a los terrenos de la tirana, ante mi aterrizar no pude evitar ser un poco tosco , quedando algo incomodo, mas que nada por ese conjunto dentro de mi que necesitaba salir de una manera u otra, me comportaba y me seguiría comportando como un humano, era una decepción y si alguien pudiese verme en esos momentos se daría cuenta, llevaba una rodilla hacia mi pecho mientras que la otra la utilizaba sostenerme al igual que brazo derecho, en esa posición mantuve la cabeza baja y las alas desplegadas y alterando por unos segundos el sacudir de las misma, deje que estas alas excesivamente grandes pudiese adaptarse al movimiento nuevamente, sin embargo no pude ser tan pacientes con mis pensamiento, no esta ves...-

-Hace tiempo atrás los dioses, a través de santas figuras humanas, me enseñaron que reprimir los sentimientos era algo que jamas debía hacer o experimentar siquiera, había seguido eso al pie de la letra, pero debía admitirlo jamas me había sido tan necesario como esta ves, y fue por mero impulso que tomé las pocas telas que caigan por mi torso y las arranqué de un tirón zurdo, las arroje al suelo con el ceño fruncido y las pisotee dejando caer en esta acción mi sombrero que había sido profanado como todo en esa noche, sin embargo no me había bastado y termine por insultar en voz alta en medio de un silencio que cada vez me estaba comenzando a perturbar mas, deje que mi respiración se agitara y una mirada mas humana apareciese en mi, no podía engañar a nadie en esta situación-


...Mierda...

-Deje que la pesadez de mi cabeza escapara provocando un leve dolor en la misma, finalmente observé como algunas plumas perdidas de mis alas caían sobre aquellas telas que tanto infierno y cielo habían llegado a conocer, estaba frustrado, enfadado o algo por el estilo...Mi mente no podía pensar muy bien su estado, solo manifestarlo, fue así que en esa manifestación mi cuerpo tuvo que acomodarse en una pequeña banca del lugar, obligando a mis alas a cubrirme los costados por el maldito respaldo que se encontraba detrás de mí, en un suspiro y una mirada fija y con un leve tono de odio observé como las heridas que me había provocado aquella perra comenzaban a sangrar de poco a poco...Ni siquiera ganas de curarme tenía...No por esta ves, se me había escapado todo de mis manos...-
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Mensaje por Adziel Vie Jul 23, 2010 8:03 pm

No era extraño ver a la joven arcángel vagando sin rumbo por el territorio de su reino por las noches. Era agradable hacerlo. Todo era tranquilo y sentía que no tenía porqué preocuparse puesto que en un reino pacífico como Sairou era extraño ver a sus habitantes vagando como ella lo hacía a esas horas. Recordaba las palabras de su guardián la tarde que la había encontrado en el valle, pero no le preocupó. Estaba bien acompañada de su lobo y con él a su lado sabía que podía relajarse. Sabía que más tarde la regañaría, pero ella era un alma libre y a pesar de que debía ser cuidadosa por ser la reina, era grande y sabía cuidarse sola.

Llevaba un largo rato caminando por las extensas calles de la ciudad. No tenía un lugar específico a donde dirigirse. Solo quería caminar. Caminar para dejar de pensar en todo aquello que la preocupaba y no la dejaba descansar en las noches. Era su forma de distraerse y relajarse. Aunque a veces no parecía ser suficiente, cuando los recuerdos venían nuevamente a su mente.

Llevó la mano izquierda a la parte superior del cuello de Fenrir para tranquilizarlo puesto que a pesar de que estaban en territorio conocido y de ser un lugar pacífico, Fenrir seguía alerta mirando y escuchando con mucho detenimiento todo lo que ocurría a su alrededor. No muy lejos de donde estaban, ambos sintieron la presencia de un ángel. Curiosa, Adziel dirigió el paso hacia esa fuente celestial de energía. Luego de un par de minutos, llegó a la plaza. El lugar estaba algo más habitado que las calles y veía a los padres que tomando la mano de los pequeños, los llevaban nuevamente a su hogar luego de un largo día de juegos. Los ángeles la miraban y le sonreían, y nunca faltaba que alguien le hiciera una reverencia respetuosa hacia su monarca. Ella respondía con una sonrisa amable y un leve movimiento con su mano libre. Hacía tiempo que no visitaba la ciudad y por eso mismo se sentía extraña. Tanto respeto a veces la agotaba, pero era de esperarse dado que ella era la reina.

Cuando todos se marcharon, dejó escapar un suspiro y continuó su camino. Vio a un joven ángel sentado en un banco en esa plaza. En su rostro se le dibujo una sonrisa cuando descubrió de quién se trataba, pero a medida que se acercaba a él comenzó a preocuparse. Gabriel tenía el torso desnudo y bañado en sangre. Se lo veía furioso, pensativo y sumamente agotado. Adziel se acercó a él lo más rápido que pudo seguida bien de cerca por su compañero canino. – ¡Gabriel! - Exclamó cuando llegó al lado del ángel. – ¿Te encuentras bien? ¿Qué fue lo que pasó?- Se la veía muy preocupada. No podía imaginarse lo que le había ocurrido a Gabriel. – Déjame ayudarte. - Propuso mientras extendía una de sus manos y con su poder comenzaba a curar algunas de las heridas.
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Mensaje por Gabriel Magnus Vie Jul 23, 2010 9:07 pm

-Había caído en las redes de la maldita araña de la indiferencia y el abandono, todo lo que había ocurrido a mi alrededor me parecía en vano sentirlo mas sin embargo la última pero la voz que en estos momentos deseaba oír derrumbo toda aquella fortaleza silenciosa que era mi frustración y mis deseos internos de quitarme esas malditas alas leches de una vez por todas y ser un humano nuevamente, un pecado , un guerrero...Un inquisidor, aquella dulce pero preocupada voz provoco la abertura de mis ojos y el control de mis alas para poder detallar aquella imagen de mi reina acercándose junto a su fiel compañero, por unos momentos quise gritarle para alejarla de mi, incluso de atacarla no fue así...Simplemente deje que la tristeza me invadiese al momento de verla...¿Porque tenía que verme en este estado? ¿Que podría llegar a pensar de mi luego de esto? Los ángeles no eran capaces de enojarse y sin embargo...negué muy levemente con mi cabeza para luego observar como hacía uso de sus dones de curación, bastante superior a los míos, me mantuve en silencio tan solo observando su mano cerrar la santa sangre de un antiguo mortal arrepentido-

-En media mirada mezclada de tristeza y culpa suspiré, suspiré para tomarme mi tiempo, para que este acudiese a mi mientras la espiritual carne pálida de mi pecho comenzaba a sanar, quizás tanta preocupación podía llegar a irritarme sin embargo me mantuve flexible, ella era mi reina, es mas, era casi una amiga, era una de las pocas cosas que podía llegar a tener en este mundo y si ella acaso supiera ese valor que le doy...Quise encontrar su mirada tras cerrar el ultimo tramo de mi ya inexistente herida, quería encontrar esos ojos tan cálidos que podía llegar a envidiar, en medio camino cerré los míos y justo a penas de que toda herida superficial sane me lancé a la apuesta de abrazarla, un abrazo que no demostraba nada mas que tristeza, la necesidad de sentir que no me encontraba solo, que tenía al arcángel como autoridad y como amiga...mi abrazo fue con un poco de fuerza mas sin embargo no deseaba lastimarla, solo apoyar mi mentón sobre su hombro ignorando cualquier critica , cualquier reacción de su compañero o algo similar...Su delicado cuerpo me había servido como apoyo para poder hablar-


No es la impotencia de observar a otros seres hacer el mal...Es la observación de la realidad que me invade Adziel...Soy el mismo humano que vio a Fernando I en el empaño de la sangre...

-Mi tono de voz no coordinaba con mi mirada, no...Mi voz se mostraba como la había podido tener hace tanto años atrás, quizás no era un asesino como los guerreros que dieron su vida por EL, mas sin embargo era tal el peligro de aquellas épocas que seguramente le habría quitado la vida a mas de uno, tal y como cierto impostor me lo había echo pagar, no podía hacer nada ante la realidad, ante lo que ella debía conocer de mi, yo no había nacido como muchos dicen que nacen los ángeles, a través de gratas acciones, no , simplemente era el alma de un mortal atado a la de un ser alado, no había mas respuesta a ello...había reencarnado, por así decirlo..Ahora mas que nunca deseaba haber conocido a la muerte cara a cara y no por un simple mandato escrito en un antiguo papel arrugado...Eran cosas que ella no podía saber, mas sin embargo debía saber que le ocurría a aquel que se ocupaba de salvar algunas vidas de su reino-

Nuestras edades varían con gran sorpresa de su parte...Pero usted siempre me fue superior...Un titulo no es nada, su mirada pura lo es...Yo sigo siendo un humano atado a un par de alas blancas...
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Mensaje por Adziel Vie Jul 23, 2010 11:07 pm

La triste mirada de su compañero no hizo más que preocuparla aún más. No sabía con exactitud lo qué le había ocurrido y quién se había atrevido a causarle aquel daño a una criatura tan bondadosa como lo era él. Estaba furiosa con aquel desconocido que le había provocado aquel sentimiento amargo al ángel. Si hubiera estado allí, hubiera hecho lo posible para protegerlo. Un sentimiento de justicia invadió a la joven, aquel que caracteriza a esa especie. Los arcángeles habían nacido luchadores y eran lo que debía proteger y guiar a los ángeles. Sin embargo, lo que la hizo sentir más miserable fue el no haber estado allí para ayudar a alguien por quien sentía un gran aprecio, uno de los pocos amigos que tenía en el mundo.

De a poco curó todas y cada una de las heridas que tenía su compañero en su cuerpo ante la mirada de Fenrir que se sentó junto a Adziel. No le importaba cuanta energía debía usar para curarlo. No permitiría que se desangrara. Cuando terminó de sanar la ultima de las heridas, pudo contemplar la piel pálida manchada por algunos pequeños rastros de sangre hasta que el joven la estrechó fuertemente entre sus brazos. Adziel correspondió aquel abrazo y comenzó a acariciar la espalda de su compañero para brindarle su apoyo. Gabriel no estaba solo y mucho menos en ese momento.

Tan pronto la abrazó, el joven explicó los motivos de su preocupación. El mundo a veces era una decepción constante y más ante la presencia de enfrentamientos sin sentido como lo eran las guerras. Las guerras corrompían el alma de cualquier criatura y más aun cuando había una recompensa tan grande como la de adquirir la inmortalidad absoluta y los poderes del Dios creador. – Gabriel... No soy tan pura como lo crees. Los arcángeles podemos hacer cosas crueles por defender nuestros ideales y a los que nos importan. Puede que aún no haya manchado mis alas, pero no dudo de que en algún momento aquello será algo inevitable. - Dejó escapar un suspiro frustrado mientras aun acariciaba la espalda de su compañero. – Tú naciste para ser un ángel. Aunque hayas nacido como humano, eres alguien puro y bondadoso como cualquier otro ángel. - No tenía porqué sentirse menos. No estaba atado a esas alas. Auque la inmortalidad a veces era algo a lo que muchos querían renunciar tal y como lo había hecho Fernando I.
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Mensaje por Gabriel Magnus Sáb Jul 24, 2010 12:03 am

-Aquel gesto de su parte me había calmado bastante de esa sensación extraña y esa negación a la parte mas humana de mi corazón, sus palabras también me aliviaron con una verdad mas justa...Todo lo que ella decía era verdad, tarde o temprano la guerra también la invadiría a ella pero...Ella había sonado con una frustración tan o mas grande que la mía actualmente, era cierto, era un ángel...¿pero porque? ¿Acaso los Dioses me habían cumplido ese pequeño anhelo de estar en la guerra nuevamente? Por unos instantes aquellos pensamientos de tristeza y bronca se convirtieron en un alivio tan grande que me obligo a sonreír mas sin embargo no como ella quisiese que sonriera en estos momentos, oculte mi rostro a sus ojos para poder finalmente separarme de ella con una expresión mas seria en lo que se me acostumbraba...Me sentí vacío, vacío a tal punto que voltee a su mirada y apreté el puño que estaba resguardado por esos guantes que aún de origen algo confuso se encontraban guardando las manos que había utilizado para sanar...¿Era yo el que se encontraba frente a mi hermosa reina? Si...Era yo...Adziel...-

Adziel...


-Dije su nombre en un tono de voz un tanto mas grave de lo común, estaba demasiado serio, demasiado vacío, demasiado aliviado como para poder comportarme como su amigo, como su compañero...Pero sin embargo la volví a morir, volví a encontrarme con esos hermosos ojos que muchas veces o mejor dicho siempre me miraron con aprecio...Dejar que todo fluya...¿No era ese el gran plan para la circulación de nuestra energía cósmica? ¿No funcionaba así el ministro de las almas perdidas? ¿No era la realidad de este universo creado por quien sabe cientos de esperanzas perdidas? ...Si y es por eso que no le pude mentir, no le pude quitar mi azulada mirada de la suya, no podía quitarle la verdad a quien mas se lo merecía...Mi reina, a la que le era leal hasta la muerte, mi reina que se había convertido en una amiga, seguramente lo mas valioso que pudiese tener en este mundo confrontado por los polos...Mi reina...Ojala la guerra llegue pronto...-

Cuando golpee al vampiro que quiso seducirme...Me sentí vivo de nuevo Adziel...Amor viajar como también amo curar a aquellos que lo requieren...Pero descubrí que mi amante favorito es la guerra...Me lo he negado tanto a mi mismo...Tenes razón...Yo nací para ser un ángel y morir por tu legado...Y yo que creía entender la mente de una divinidad...

-Aquello no lo dije en un tono brusco, sino mas bien en un tono bastante mas parecido al que portaba siempre, le sonreí, le sonreí como nunca pude sonreír, en esa sonrisa le estaba demostrando no solo mi cariño incondicional hacía ella sino también mi lealtad, quizás ella no estaría tan contenta con mis palabras, quizás en el fondo si...¿Pero acaso no era la realidad? ¿Acaso no la "amaba" tanto como para entregar mi vida a sus ideales? Si...Todo era cierto y la realidad que había cubierto este mundo en desarrollo era tan cruda como todo lo que era verdadero...Por primera vez en mi vida me sentí vivo, me sentí feliz...Un remolino de emociones estaba destrozando todo mi cuerpo, logrando que cerrara los ojos para observar el cielo que tanto se encontraba presente en nuestras vidas y en algunos en sus corazones...-
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Mensaje por Adziel Sáb Jul 24, 2010 9:31 pm

Adziel esperaba que sus palabras hubieran causado algún efecto positivo en su abrumado compañero. No sabía lo que era ser humano, ser un mortal que podía equivocarse tranquilamente, un mortal que podía caer en la adversidad si no cuidaba sus acciones. Nunca imaginó lo que podría implicar ser uno. Había vivido muchos milenios tantos que algunos recuerdos parecía borrarse aunque nunca olvidaba el rostro de su preciada madre y el de su hermana. Extrañaba mucho a su familia, pero de ellos ya no quedaba nada. Su madre había muerto y su hermana desapareció sin dejar rastro alguno luego de la muerte de Fernando I. Había muchas cosas que la preocupaban tanto que a veces no sabía como debía proseguir. Que acciones tomar sin que sus sentimientos se interpusieran. Temía que la guerra la convirtiera en algo que no era, pero sabía que era algo inevitable, algo que estaba escrito a voluntad del Dios creador.

Después de separarse del abrazo, vio como en el rostro del joven se dibujaba una sonrisa que mostraba satisfacción y alivio. Afortunadamente sus palabras había surtido un efecto positivo en él y eso la tranquilizó. Ella también le dedicó una sonrisa complacida. Sin embargo, luego al oír su nombre, la sonrisa de su compañero se borró mostrando en su lugar un semblante mucho más serio. No comprendía el porqué del repentino cambio, pero sabía que pronto se lo explicaría. Guardó silencio mientras lo observaba y esperaba oír sus palabras...

- Gabriel, ¿sabes porqué existen los ángeles y los demonios? - Preguntó sin dejar de mirarlo. – No es porque existe el bien y el mal sino porque nosotros como ángeles seguimos las órdenes de nuestro Dios creador sin importar cuales sean. Los demonios y principalmente Lucifer, perdieron su lugar en el cielo por oponerse al mandato de Dios. - Hizo una pequeña pausa para tomar algo de aire y luego continuó: - Pero ahora las cosas son muy diferentes. Desde que tengo memoria, a muchos de nuestros hermanos los enviaron a Sairou. Ni siquiera nosotros pertenecemos al cielo por así decirlo, pero eso no nos convierte en demonios. Aun seguimos cumpliendo con su voluntad y la que ahora nos encomendó es luchar en esta guerra para que alguien obtenga un poder similar al suyo y por lo tanto se convierta en el soberano de todo nuestro mundo. - Volvió a mostrarle una sonrisa. – Gabriel, aunque manches tus manos e incluso tus alas eso no te convertirá en un demonio. - Era cierto lo que decía parecía como si el mismo Dios pedía a gritos por esa guerra. Puede que se hubiera cansado de sus hijos, pero ella lo seguía viendo como un sinsentido...
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Mensaje por Gabriel Magnus Sáb Jul 24, 2010 10:09 pm

-Todas las palabras de la monarca tenía un sentido bastante humano, como solo los humanos podemos sentirlo. La idea de Adziel, aquella realidad, era muy lógica y para nosotros, que a pesar de ser los siervos del Dios creador, los mortales, tenía una especie de plan integrado a nosotros pero algo se me pasó por la cabeza, algo que alguna vez los dioses me comunicaron...El Dios creador era Dios por el simple echo de no poder sentir como lo hacíamos nosotros, por no estar en riesgo de muerte incluso siendo ahora inmortales...Un Verdadero Dios no podía sentir porque no estaba compuesto por un alma que le daba sensibilidad, no, estaba compuesto por una naturaleza que en este caso, de forma armoniosa, actuaba como si de una bestia se tratase...Si somo las ley en este mundo, por así decirlo, era dudoso que nos entregara a la muerte como en una guerra...¿pero que podíamos saber nosotros dos? A pesar de ser sus hijos no podíamos comprender al gran Dios creador...Era imposible, para hacerlo deberíamos carecer de alma y ningún cuerpo, ni siquiera el de los vampiros, podía responder sin una o los recuerdos de la misma...Entonces a pesar de los milenios eramos mortales porque sentíamos...La duda quedaría en mi, mas no deseaba resolverla...No sabiendo que las ultimas palabras de mi hermosa reina provocaron el mejor alivio que pude sentir en tantos años...Entendí porque seguía aquí junto a mi amiga y autoridad-

-El saber que era impune porque era orden de Dios tener que participar en esta guerra provoco que mis males se fueran a mis pies los cuales rendidos me obligaron a caer sobre el banco que se encontraba cercano a mí, mis alas tuvieron que desplegarse para no quedar aplastadas. Cuando finalmente reposé no pude evitar reír por lo bajo, no por alguna especie de demencia, sino que , remplazando al llanto, era signo de felicidad...Si ella supiese como me sentía en esos momentos...cerré mis ojos y me dedique y le dedique también una sonrisa mas característica a mi, mi agradecimiento no tardó en llegar para nada...Supo dar en el blanco como cuando la pude observar por primera vez, sin duda era una excelente reina-


No tenes idea de la felicidad que tengo al escuchar eso...
Siempre tuviste ese efecto, no solo en mi , sino en todo este hermoso reino que bien sabes como llevar adelante...


-Luego de aquellas palabras le dedique ahora sí una sonrisa como solo ella lo merecía, mis ojos se clavaron en los de ella observando con ternura todo lo bueno y puro, de forma bastante inocente de mi parte, que tenía mi reina...Lo mas hermoso de la guerra era cuando esta terminaba para poder observarla a ella llevar este mundo, quizás con culpa, pero sí con esas hermosas intenciones suyas que convertirían seguramente a este mundo en un paraíso utópico. Esos pensamientos me los guardé para mi, pero eso si, quise dar un poco de sentido a todo lo que estaba ocurriendo...Quizás sea un medico, quizás tenga corazón humano podía asegurar saber algunas cosas-

Es mejor no pensar como está echo el Gran Dios creador...No tenemos la inteligencia y el corazón para intentar entenderlo...Por lo menos podemos depositar nuestra fe en el y eso le daría sentido a todo...
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Mensaje por Adziel Lun Jul 26, 2010 1:39 am

La reacción de su compañero la sorprendió. Vio como se dejó caer en el banco y extendía sus alas para no lastimarlas. Los ojos de la joven se abrieron de par en par por la sorpresa cuando también lo oyó reír, pero lo que la tranquilizaba era verlo aliviado. Sonrió y se sentó a su lado en el banco y comenzó a acariciar la cabeza de Fenrir que estaba apoyada en su regazo. Volteó la mirada para ver a Gabriel que ahora sonreía y ella correspondió aquel gesto con una sonrisa propia. Se lo notaba más relajado que antes y eso la alivió mucho. Estaba feliz de poder haberle sido de ayuda a su confundido compañero.

Las posteriores palabras de Gabriel provocaron que en sus mejillas apareciera un leve sonrojo. Estaba muy agradecida por sus halagos, pero ella era un ser humilde. No se consideraba tan buena, solo intentaba hacer lo que estuviera a su alcance para ayudar y hacer del reino algo mejor. Era un trabajo agotador, pero a pesar de ello era feliz haciéndolo. Lo que más amaba en el mundo era ayudar. Adziel era una persona que sin importar como, haría lo que estuviera a su alcance para ayudar a alguien y verlo sonreír. Para ella una sonrisa era la mejor recompensa que podía tener.

- Gracias, Gabriel, por tus palabras. - Respondió la joven aun con un leve sonrojo en las mejillas y con una sonrisa tímida en su rostro.

Lo que decía sobre Dios era muy cierto. Era una criatura que a veces parecería que actuaba por impulso, pero era seguro que todo ya estaba escrito. Todo lo que pasaba estaba fríamente calculado por el creador de todo ese mundo. Él era el que los manejaba a su antojo para que cumplieran con distintas tareas que ya estaban escritas. Todo estaba escrito en el destino de cada una de las criaturas que habitaban Xion. Dios era el usuario que manejaba a cada uno como si fueran piezas de ajedrez en un gran juego. Incluso la guerra parecía ser parte de un juego para acabar con su aburrimiento. De solo pensar en eso hacía que la sangre de la joven hirviera de la furia. Adziel era una criatura pacifica que velaba por el bienestar de todos. No le preocupaban solamente los habitantes de su reino sino también todas aquellas criaturas inocentes de los reinos restantes. Le parecía injusto que se vieran envueltos en un conflicto que para ella no tenía sentido. ¿Para qué querían ser como Dios? Sabía perfectamente que todo eso traería aun más problemas si semejante poder caía en las manos equivocadas.

- Quizá tengas razón, Gabriel. Pero sinceramente todo esto no me gusta. No me gusta la idea de la guerra... - Dejó escapar un suspiro luego de su confesión. Solo esperaba que todo saliera bien... – Aún recuerdo lo que le hicieron al reino hace unos meses... - Recordaba con pesar todo lo que había ocurrido hasta ese momento: la muerte de Fernando I, la misteriosa desaparición de su hermana, el reunión que tuvo con los demás reyes y el repentino encuentro con la reina Etsuko, el bombardeo de Sairou, ver la ciudad en ruinas... Todos aquellos recuerdos no hacían más que preocuparlas. Sabía que ocurrirían cosas peores, y a pesar de haber tomado las medidas necesarias para proteger al reino, cada vez se sentía más insegura...
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Mensaje por Gabriel Magnus Lun Jul 26, 2010 2:41 am

-Pagaría mi vida para ver esa imagen que me había entregado la reina al momento de agradecerme, realmente se veía muy hermosa con aquel leve rubor en sus mejillas y mas aún con esa sonrisa tímida que parecían convertirla en toda una adolescente, le sonreí con semejante ternura mas aquel momento muy preciado desapareció con una nueva reflexión por su parte...Era muy lógico que pesase así, mas siendo ella misma, la una persona que podía llegar a ver bastante coherente en nuestro gran elenco Real...¿Que no era tan pura como yo lo pensaba? Siempre ayudando a quien se encontraba triste y confundido...Por lo menos humanamente es una santa en vida-

-El precio de la guerra era muy grande, mas allá de que como humano estaba en mi naturaleza pelear incluso contra mi sombra, quizás mis gustos eran demasiados egoístas, ella quería que jamas sucediese o que sucediese a nuestro favor mas gran parte de mi me decía que tenía que ocurrir y solo ocurrir...Pensar que todo estaba escrito era demasiado cruel y claro , desalentaba a aquel que apreciaba su vida...Pero quien sabe donde depositamos nuestra fe...Quizás el Gran Dios Creador era un Dios oscuro que se alimentaba de nuestras emociones y que beneficiaba a aquellos que le adoraban con fanatismo. Quizás a nuestras espaldas hacía poderosos a aquellos que utilizasen su energía como medio de realizar las cosas, quien sabe, quizás la magia provenga de ahí...Pero si hay algo que había de cierto es que pensando así El Poder era la trampa de Dios-


-Sus ultimas palabras me obligaron a expandirme un poco mas de lo habitual, lo que había ocurrido en el reino fue bastante desastroso y todavía no me había quedado muy en claro que había ocurrido exactamente, peor había un dato curioso...Recordé que la noche anterior había hablado con una dama sobre la eternidad y la necesidad del hombre de ser parte de esta. Volví a atrás un par de pasos para recordar el porque le hombre era bondadoso y renunciaba a todo tipo de placer carnal o terrenal para purificar su alma y su mente...La razón era alcanzar la felicidad eterna que en este mundo cambiante era imposible obtener. Cuando uno moría, si tenía todos los caminos abiertos y se había desecho de la gran roca a sus espaldas quedaba en peso muerto hacía el cielo para ser parte de los Dioses los cuales nos dejaron escapar para poder crear la vida. El desafío era ese y el objetivo de los Dioses era que lleguemos y nos reinamos con ellas para poder vivir en paz y en felicidad por toda la eternidad...¿Pero que era la eternidad en este ambiente? El Gran Dios Creador era eterno mas su objetivo no era la felicidad eterna para todos sino para uno solo...Sabía muy bien que si alguien alcanzaba su poder ya no sería el mismo...¿Pero entonces porque? ¿Acaso El Gran Dios Creador no es tan eterno como realmente pensamos? ¿Dar su esencia a otro ser para que sea igual era una especie de reencarnación egoísta? Quizás muchos dejaron a Dios de lado por los celos pero si la realidad era la que se me presentó en mi mente, creo que no quedaría ningún ángel con alas blancas...Callé en detalles pero expulsé una idea básica que quizás cambiaría el asunto de las cosas y nos haría pensar un poco mas...La estrategia de Dios-

El que todo no es este en su lugar en una señal de que todo esto es algo beneficioso para EL mas que para nosotros...Pero Adziel...

-En esos instantes mi mirada quiso buscar algo de confidencialidad en la ajena, tras decir su nombre la observe con ojos que eran serios pero a la vez comprensivos...Quizás estaría de mas pero si ella dudaba y se sentía insegura...¿Que podía pasarnos a nosotros? Aquel recuerdo del pasado me advirtió que quizás había cosas que su personalidad no podía soportar o que le dieran ciertos momentos para ser algo manco. La letal consecuencia de que alguien estuviese en el poder era que la maldad ajena a nuestro territorio podía llegar a pegar con el doble de su intención, como médico, como amigo, como miembro de la orden y como persona me parecía cruel ese efecto vil en ella...Ahora tenía que apoyarla yo y fue que en esos pensamientos mi mano busco el hombro ajeno para intensificar el apoyo y la plegaria-

Tenes que ser mas fuerte que cualquier Destino, que cual Dios o cualquier objetivo...¿Sabes cual es la ventaja de nosotros? Es tan ordenado y satisfactorio tu mandato que solamente con recordar tu imagen podemos respirar felicidad...Tenes que tener en claro que no estas sola...En tu reino nadie es capaz de levantarse en tu contra, no luego de toda esta increíble fortaleza de felicidad que supiste construir...Te puedo asegurar que nada de lo que venga puede ser mas fuerte que esto.
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Mensaje por Adziel Mar Jul 27, 2010 7:53 pm

Su mente continuó por un tiempo divagando en sus recuerdos y en sus presentimientos sobre lo que ocurriría durante la guerra. Era doloroso pensar que podría ocurrir un hecho peor a todos aquellos que habían transcurrido en el pasado. Le atemorizaba pensar que la paz que tanto había luchado por obtener con los demás reinos se rompiera por la cruenta guerra que estaba a punto de desatarse. No era solo temor lo que sentía sino también furia contenida, indignación, impotencia, frustración... Muchas emociones negativas que no hacían más que oscurecer su semblante. Estaba cansada de esperar milagros que sabía que nunca se volverían reales. Puede que sea la hija del Dios creador, pero todo aquello la había dejado tan desorientada que ya no veía una luz que la guiara. Se sentía desesperanzada principalmente porque todo aquello había sido detonado por el mismo Dios supremo, era su voluntad, su forma de castigar a todos por las cosas que habían hecho mal.

Las primeras palabras del ángel solo lograron empeorar ese amargo sentimiento que hacía tiempo venía acumulando. Sabía que no debía pensar de esa manera y ser negativa, pero no podía evitarlo. Todo lo que había pasado hasta ese día sumaba una cosa más a su lista de preocupaciones. Quería preveer todo, ser capaz de evitar infurtunios que sabía que ocurrirían tarde o temprano, pero a pesar de eso, era algo imposible. Solo podía intentar volver a tener fe en su padre del cielo y rezar porque todo saliera bien y que los habitantes del reino estuvieran a salvo.

Se sentía tan agotada no solo por lo que estaba sucediendo sino también por las noches que pasaba en vela mientras intentaba buscar formas de proteger a todo el reino. Ya casi no tenía tiempos libres. Se la podía ver a diario recorriendo el castillo o el reino entero buscando los puntos débiles, ayudando a reforzar el escudo mágico que no hacía mucho habían restaurado y reforzado. Hacía todo lo que podía para que todos se sintieran más seguros aunque sea en el interior del reino. Sin embargo, podía ver en los ojos de muchos de los habitantes el mismo temor que ella sentía.

La joven permaneció un tiempo con la mirada fija en Fenrir mientras le acariciaba con suavidad la cabeza y las puntiagudas y aterciopeladas orejas. Pero tan pronto escuchó su nombre y sintió la mano ajena sobre su hombro, dirigió la mirada hacia su compañero para seguir escuchando con atención todo aquello que le decía. Todas sus palabras parecía la luz que le faltaba a su oscuro día. Se sentía más confiada o más bien agradecida por el apoyo de todos. Eso le daba la fuerza que le falta para seguir adelante. Quizá pudieran vencer o por lo menos mantenerse vivos si seguían en el buen camino. Siendo la reina debía ser fuerte y decidida, pero había tantas piedras en el camino y situaciones desalentadoras que a veces le hacían perder el rumbo. Solo necesitaba un pequeño empujoncito para volver a la carrera y con las palabras de Gabriel lo había hecho. Le dirigió una sonrisa agradecida. – Muchas gracias de verdad, Gabriel. Haré todo lo que esté a mi alcance e incluso más para mantener esta paz que reina a Sairou. - Respondió más tranquila y confiada por aquellas alentadoras palabras. – Haré lo posible para no desilusionarlos. - Concluyó ya más tranquila.
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Mensaje por Gabriel Magnus Miér Jul 28, 2010 12:09 am

-Una mirada tierna habló por si sola ante las palabras que mi hermosa reina empleaba como un agradecimiento, algo que es lo menos que podía hacer por ella...Era por la estabilidad del lugar pero también era por ella misma, me dolería mucho si tuviese que verla sufriendo, llorando o cargando una angustia que realmente no le correspondía llevar a sus espaldas, ella era demasiada especial...¿desilusionarnos? Jamas podría lograr ese efecto ella sobre nosotros...Los habitantes de este bendito reino no eramos de dejar todo un hermoso pasado atrás por un simple error que ella de forma muy particular podría llevarse por delante...Por así decirlo podíamos llegar a confiar en ella de forma ciega-

-Luego de un suspiro le quise ofrecer de volver al castillo, quizás le resultaría pesado pero deseaba caminar con ella hasta el castillo, deseaba compartir el tiempo que no pudimos compartir por las distintas situaciones que habían ocurrido en este territorio santo, deseaba poder quedarme en el castillo por esa noche, mandar a renovar mi prenda y quien sabe dialogar con algún viejo compañero de nuestra sociedad, alguien a quien deseaba ver en estos momentos era a la hermosa musa de las aguas termales, aquella que se encargaba de aconsejar a nuestra hermosa reina, cosa que realmente funcionaba en esta monarquía, deseaba verla no como una alternativa a mis problemas sino como aquella persona con la cual mis ojos se habían perdido como nunca antes había ocurrido en mi vida-

¿Volvemos juntos , mi reina ?

-Le dije finalmente en un tono de voz suave y respetuoso, en esa charla no esperaba escuchar algo que no supiera realmente, conocía a mi reina, ademas conocía de forma adecuada como las cosas iban sucediendo sobre el mundo en si...Solo esperaba que ella aceptara para poder así dar conclusión a este episodio un tanto particular de mi vida...Nunca había tenido mis alas tanto tiempo expuestas, aquellas alas que a pesar de todo podía llegar a cargar con un poco de culpa, aquellas alas enormes y blancas que me separaban de la tranquilidad de la muerte pero que me separaban de todo lo que amaba en este mundo..-

[medio corto pero bueno, yo salgo de la escena, gracia Adziel por tu participación ]
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