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En busca de las claves de la clarividencia (Parte 2).
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En busca de las claves de la clarividencia (Parte 2).
- "Jardín":
Se encontraban enmedio de un espeso verdor, que recién florecía con las recientes lluvias. El clima era húmedo, sí, pero era templano, no gélido como pasadas ocasiones y se aspiraba el aroma de la hierba y el rocío por entre las flores. Sin duda, aquél lugar invitaba a olvidarse de todo…
Y era ahí, justamente en medio del jardín, donde reposaba una fuente, rodeada de bancas de piedra, como para admirar largamente el agua que caía y provocaba un sonido tan dulce. Alistair se sentó en una banca en específico, una donde el moho se enraizaba desde la base, mostrando que hacía mucho tiempo nadie la usaba. Acomodó su espesa capa, cuidando que no se maltratase y dejó un espacio para que Twilight se acomodara también, justamente a su lado.
- Aquí es. Ella pasaba las tardes enteras en este preciso lugar, era donde reconciliaba su alma. –
Se preguntaba si habría despertado la curiosidad de la unicornio y si tendría la paciencia suficiente para entrelazar su situación actual con lo que el sacerdote recién le decía ¿qué tendría que ver ella y su problema en todo esto? Alistair obraba con misterios, pero nunca sin razón. Es algo que ella aprendería… probablemente.
Y era ahí, justamente en medio del jardín, donde reposaba una fuente, rodeada de bancas de piedra, como para admirar largamente el agua que caía y provocaba un sonido tan dulce. Alistair se sentó en una banca en específico, una donde el moho se enraizaba desde la base, mostrando que hacía mucho tiempo nadie la usaba. Acomodó su espesa capa, cuidando que no se maltratase y dejó un espacio para que Twilight se acomodara también, justamente a su lado.
- Aquí es. Ella pasaba las tardes enteras en este preciso lugar, era donde reconciliaba su alma. –
Se preguntaba si habría despertado la curiosidad de la unicornio y si tendría la paciencia suficiente para entrelazar su situación actual con lo que el sacerdote recién le decía ¿qué tendría que ver ella y su problema en todo esto? Alistair obraba con misterios, pero nunca sin razón. Es algo que ella aprendería… probablemente.
Alistair- Especie : Mago/Humano
Ocupación : Sacerdote / Consejero Real / Medico
Puntos : 41
Cantidad de envíos : 61
Re: En busca de las claves de la clarividencia (Parte 2).
El jardín se abría de manera esplendida frente a sus ojos. Hacia tanto que no se daba el pequeño gusto de disfrutar de un paisaje verde tan hermosamente cuidado como lo era el patio del castillo, que sentía algo de culpa. Y sonreía en silencio, pensando en el hecho que de haber conocido un lugar así, de mas potranca, tantas flores no habrían sobrevivido a su constante hambre infantil.
Camino, en silencio, pero disfrutando cada aroma que las tantísimas flores desplegaban en ese día. Sin sol, pero sin oscuridad. Un clima templado que le recordaba a Sairou, aunque quizás con un poco mas de movimiento. Con mas agitación de la vida de Hokkan, algo que simplemente no podía concebirse en las tranquilas tierras de su nación natal. Pero debía admitir que le gustaba. La escencia del conocimiento aun entre las flores era algo que la cautivaban, la llenaban de paz. Una paz de que se sentía donde precisamente ella debía estar.
Finalmente, el recorrido parecía terminar, cuando vio como Alistar se sentaba finalmente en una banca, con cuidado de no manchar su capa. En si, la banca se veía algo descuidada, por un moho que empezaba a tomarla desde la base, pero no era algo que le molestara. Supuso entonces, que el espacio que había dejado a su lado era para ella. Tomándose el atrevimiento, con algo de nerviosismo se dirigió junto a el y se sentó. Aunque guardando una rescatada distancia.
Sus manos, algo nerviosas, apretujaron su falda o el ruedo de esta, sin demasiada fuerza para no arrugarla. No habituaba compartir con nadie momentos así, por lo que le era una experiencia totalmente nueva. Y es que en definitiva, casi la única compañía que solía tener Twilight, era la de sus libros.
Pronto, un comentario del consejero del rey la disipo de su nerviosismo. Twilight lo miro, de manera recatada, pero sin saber bien a donde iba. Su curiosidad la impulso a hablar…
-¿Ella…?- Pregunto, con claro desconcierto.
Camino, en silencio, pero disfrutando cada aroma que las tantísimas flores desplegaban en ese día. Sin sol, pero sin oscuridad. Un clima templado que le recordaba a Sairou, aunque quizás con un poco mas de movimiento. Con mas agitación de la vida de Hokkan, algo que simplemente no podía concebirse en las tranquilas tierras de su nación natal. Pero debía admitir que le gustaba. La escencia del conocimiento aun entre las flores era algo que la cautivaban, la llenaban de paz. Una paz de que se sentía donde precisamente ella debía estar.
Finalmente, el recorrido parecía terminar, cuando vio como Alistar se sentaba finalmente en una banca, con cuidado de no manchar su capa. En si, la banca se veía algo descuidada, por un moho que empezaba a tomarla desde la base, pero no era algo que le molestara. Supuso entonces, que el espacio que había dejado a su lado era para ella. Tomándose el atrevimiento, con algo de nerviosismo se dirigió junto a el y se sentó. Aunque guardando una rescatada distancia.
Sus manos, algo nerviosas, apretujaron su falda o el ruedo de esta, sin demasiada fuerza para no arrugarla. No habituaba compartir con nadie momentos así, por lo que le era una experiencia totalmente nueva. Y es que en definitiva, casi la única compañía que solía tener Twilight, era la de sus libros.
Pronto, un comentario del consejero del rey la disipo de su nerviosismo. Twilight lo miro, de manera recatada, pero sin saber bien a donde iba. Su curiosidad la impulso a hablar…
-¿Ella…?- Pregunto, con claro desconcierto.
Twilight Sparkle- Asociación de Magos
- Especie : Unicornio
Puntos : 33
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Re: En busca de las claves de la clarividencia (Parte 2).
Ah… lo había logrado. Era lógico, desde luego, la joven Sparkle se había mostrado como una chiquilla ansiosa de conocimiento y el inicio de aquélla historia, solamente aludía a su curiosidad natural.
- Gueld – pronunció el nombre con solemnidad y voz profunda – Su nombre era Gueld. – tomó un respiro antes de continuar – Era una mujer que cargaba consigo las penas del mundo en silencio, una mujer sin hogar, sin nadie que la quisiera recibir o ver ¿sabes por qué? –
Volteó a ver a su diminuta acompañante, para sonreírle a medias, ocultando una profunda tristeza. Aquélla pregunta fue retórica, obviamente ella no sabía por qué, pero él se lo diría:
- Se sentaba en esta misma banca, solitaria… la gente le temía, no querían escuchar lo que ella tenía qué decir, porque les era incomprensible y la gente común teme a lo que no entiende… “La Bruja Blanca”, injustamente la llamaban. -
Alistar le extendió el pesado tomo a Twilight y hasta que sintió sus pequeñas manos rozar sus dedos, lo soltó para dárselo.
- A cada lugar que iba, la seguía el desastre. Comenzaron a pensar que era un ave de mal agüero, y la rechazaron, la humillaron y finalmente, fue desterrada. No se ha sabido de ella desde entonces, como era de esperarse, la gente prefirió olvidarla, ya que reflejaba lo más monstruoso de su naturaleza… -
Bajó la cabeza, con mucho pesar, casi como si la conociera. Pero hablaba de ella como una leyenda, como una desconocida, no había sentimiento alguno reflejado en su rostro más que el de la simpatía. Dejó que el murmullo del viento llevara la escena por instantes, casi como si quisiera comprender su susurro.
- Era una profetiza, pero no cualquiera. A diferencia de muchos, ella comprendía su don y podía ver el futuro con la claridad que tú ves el cielo cada mañana. Olvidándose de sus temores, acudía a advertirle a la gente que pronto se toparía con la desgracia, más nadie la escuchaba y sin embargo, la culpaban de los males que luego les aquejaban. Gueld nunca dejó de tener esas visiones y nunca dejó de advertirle a las personas, pero eso nunca le trajo nada bueno a su solitaria existencia… -
Esta vez, sonaba como si la conociera. Alzó la frente, queriendo mirar al cielo, a sabiendas de que le era imposible, más eso no le evitó el imaginarlo, tal como creía recordarlo.
- Estás buscando tus talentos Twilight, pero ¿qué tan segura estás de querer encontrarlos, sabiendo lo que te pueden costar? -
Aguardó por su respuesta, esperando que hubiera entendido…
- Gueld – pronunció el nombre con solemnidad y voz profunda – Su nombre era Gueld. – tomó un respiro antes de continuar – Era una mujer que cargaba consigo las penas del mundo en silencio, una mujer sin hogar, sin nadie que la quisiera recibir o ver ¿sabes por qué? –
Volteó a ver a su diminuta acompañante, para sonreírle a medias, ocultando una profunda tristeza. Aquélla pregunta fue retórica, obviamente ella no sabía por qué, pero él se lo diría:
- Se sentaba en esta misma banca, solitaria… la gente le temía, no querían escuchar lo que ella tenía qué decir, porque les era incomprensible y la gente común teme a lo que no entiende… “La Bruja Blanca”, injustamente la llamaban. -
Alistar le extendió el pesado tomo a Twilight y hasta que sintió sus pequeñas manos rozar sus dedos, lo soltó para dárselo.
- A cada lugar que iba, la seguía el desastre. Comenzaron a pensar que era un ave de mal agüero, y la rechazaron, la humillaron y finalmente, fue desterrada. No se ha sabido de ella desde entonces, como era de esperarse, la gente prefirió olvidarla, ya que reflejaba lo más monstruoso de su naturaleza… -
Bajó la cabeza, con mucho pesar, casi como si la conociera. Pero hablaba de ella como una leyenda, como una desconocida, no había sentimiento alguno reflejado en su rostro más que el de la simpatía. Dejó que el murmullo del viento llevara la escena por instantes, casi como si quisiera comprender su susurro.
- Era una profetiza, pero no cualquiera. A diferencia de muchos, ella comprendía su don y podía ver el futuro con la claridad que tú ves el cielo cada mañana. Olvidándose de sus temores, acudía a advertirle a la gente que pronto se toparía con la desgracia, más nadie la escuchaba y sin embargo, la culpaban de los males que luego les aquejaban. Gueld nunca dejó de tener esas visiones y nunca dejó de advertirle a las personas, pero eso nunca le trajo nada bueno a su solitaria existencia… -
Esta vez, sonaba como si la conociera. Alzó la frente, queriendo mirar al cielo, a sabiendas de que le era imposible, más eso no le evitó el imaginarlo, tal como creía recordarlo.
- Estás buscando tus talentos Twilight, pero ¿qué tan segura estás de querer encontrarlos, sabiendo lo que te pueden costar? -
Aguardó por su respuesta, esperando que hubiera entendido…
Alistair- Especie : Mago/Humano
Ocupación : Sacerdote / Consejero Real / Medico
Puntos : 41
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Re: En busca de las claves de la clarividencia (Parte 2).
La pequeña y joven unicornio escucho atenta las palabras, de quien en ese momento, no solo estaba siendo un casual acompañante tras un encuentro un tanto desafortunado. Quizás, por lo muy pronto, Twilight había empezado a visualizarlo con otros ojos más que un simple superior. Un confidente posiblemente, una persona, que en todo su esplendor se mostraba reflexiva en cada palabra, dispuesto casi de manera inconsciente a hacerla más sabia. ¿Pero sabia en que sentido? En esas cosas que los libros normalmente no hablan. Brindaba sabiduría de vida, algo que le faltaba experimentar aun. No solo para hacerse mas fuerte e incrementar su magia, sino para buscar el mismo fin de ser feliz.
Pero, no venia tanto al caso. Ahora Alistair narraba la historia de una figura misteriosa que en su momento capto su curiosidad. Gueld, seria la protagonista de una historia que hizo temblar la mirada de la pelivioleta. ¿Podía caber en la humanidad tanta caradurez para con los otros..? Es muy fácil culpabilizar a otro, pero no tener corazón para no sentir culpa luego si era algo que la sorprendía hasta llegar al borde de la rabia dentro de ella.
Twilight abría sus ojos, sus delineados, grandes y avellanos ojos con más incredulidad a medida que el relato avanzaba. Su corazón palpitaba como si estuviera corriendo, indignado con lo que escuchaba. Aunque finalmente su pulso descendió, como si cayera en picada. Una pregunta se le había hecho, dejándola ciertamente perpleja. ¿Estaba ella dispuesta a querer encontrarlos….?
Por unos segundos guardo silencio, unos segundos que casi una eternidad se volvieron. Pero la respuesta ya estaba en sus labios.
-No se que es lo que me depara el futuro. Pero tener miedo no me ayudara tampoco a vivir mi presente ni cambiar mi pasado. Encontrar mis talentos es algo que haré de manera inevitable, así que prefiero hacerlo con predisposición… Ciertamente… Ciertamente me ha contado algo muy triste e indignante. Pero no todas las historias han de terminar así… Yo creo aun en finales felices… Podría mi talento costarme muy caro… Pero es mi sueño, y mi deseo encontrarlo… Tener la satisfacción de haber cumplido mi objetivo, solo es una recompensa que puedo obtener siendo valiente para con lo incierto…. – Dijo, temblando un poco. Pero no es que dudara de todo lo que había dicho. Para nada. Solo, que una vez mas, se encontraba con aquella emoción que la impulsaba a levantarse cada día, para solo intentar
Pero, no venia tanto al caso. Ahora Alistair narraba la historia de una figura misteriosa que en su momento capto su curiosidad. Gueld, seria la protagonista de una historia que hizo temblar la mirada de la pelivioleta. ¿Podía caber en la humanidad tanta caradurez para con los otros..? Es muy fácil culpabilizar a otro, pero no tener corazón para no sentir culpa luego si era algo que la sorprendía hasta llegar al borde de la rabia dentro de ella.
Twilight abría sus ojos, sus delineados, grandes y avellanos ojos con más incredulidad a medida que el relato avanzaba. Su corazón palpitaba como si estuviera corriendo, indignado con lo que escuchaba. Aunque finalmente su pulso descendió, como si cayera en picada. Una pregunta se le había hecho, dejándola ciertamente perpleja. ¿Estaba ella dispuesta a querer encontrarlos….?
Por unos segundos guardo silencio, unos segundos que casi una eternidad se volvieron. Pero la respuesta ya estaba en sus labios.
-No se que es lo que me depara el futuro. Pero tener miedo no me ayudara tampoco a vivir mi presente ni cambiar mi pasado. Encontrar mis talentos es algo que haré de manera inevitable, así que prefiero hacerlo con predisposición… Ciertamente… Ciertamente me ha contado algo muy triste e indignante. Pero no todas las historias han de terminar así… Yo creo aun en finales felices… Podría mi talento costarme muy caro… Pero es mi sueño, y mi deseo encontrarlo… Tener la satisfacción de haber cumplido mi objetivo, solo es una recompensa que puedo obtener siendo valiente para con lo incierto…. – Dijo, temblando un poco. Pero no es que dudara de todo lo que había dicho. Para nada. Solo, que una vez mas, se encontraba con aquella emoción que la impulsaba a levantarse cada día, para solo intentar
Twilight Sparkle- Asociación de Magos
- Especie : Unicornio
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Re: En busca de las claves de la clarividencia (Parte 2).
El silencio se hizo presente, dominando el momento. Solamente el susurro del agua sobresalía por entre la melodía del viento.
Alistair enfocó su oído en el palpitar de Twilight, cuyo corazón sereno, se había acelerado en respuesta a su breve narración, como si lo hubiera despertado de un mal sueño.
No la apresuró a hablar, ni la presionó con una respuesta. Aunque si había algo que él quería escuchar de ella y luego de que lo obtuvo, sonrió satisfecho.
Posó su enorme mano sobre la cabeza de la aprendiz de Gabriel y le regaló una caricia que fue breve, más no por eso, menos significativa. Podría decirse que estaba orgulloso de haber estado presente para ver ese cambio en ella, ya que fuera él o no responsable directo, era algo que pasaba a segundo término, no era importante.
- Estoy seguro que ella pensaba lo mismo. – afirmó, alejando la pesadez de su semblante - También creo que estás lista, ahora que conoces tu propia fortaleza. Ten cuidado así también, al descubrir tus debilidades, para que no te abatan, sino que te enseñen a cuestionar tus propias certezas. -
Se puso en pie y extendió un libro pequeño, con extraños símbolos tatuados en su cubierta dura. Tenía pocas hojas, aunque pese a su diminuto tamaño, destilaba un poder mágico que impregnaba los sentidos de la chiquilla. Parecía que Alistair lo cargaba consigo, quién sabe desde cuándo, o quién sabe si la estaba probando para dárselo, o si es que ya sabía que le pertenecería a ella algún día.
- Estoy seguro que encontrarás tu final feliz, Twilight Sparkle. –
Nada se podía concluir respecto al Gran Maestre, todo lo que se decía o pensaba de él, solían ser meras conjeturas.
Alistair enfocó su oído en el palpitar de Twilight, cuyo corazón sereno, se había acelerado en respuesta a su breve narración, como si lo hubiera despertado de un mal sueño.
No la apresuró a hablar, ni la presionó con una respuesta. Aunque si había algo que él quería escuchar de ella y luego de que lo obtuvo, sonrió satisfecho.
La pequeña fue más allá de sus propias expectativas, inundando el corazón del sacerdote con esperanza, la cual depositó a partir de ahora en su juventud y valía. Escuchó su pulso, el cual ya no era vacilante, sino que había retomado un nuevo ritmo que latía con la fiereza de un león.Twilight Sparkle escribió:-No se que es lo que me depara el futuro. Pero tener miedo no me ayudara tampoco a vivir mi presente ni cambiar mi pasado. Encontrar mis talentos es algo que haré de manera inevitable, así que prefiero hacerlo con predisposición… Ciertamente… Ciertamente me ha contado algo muy triste e indignante. Pero no todas las historias han de terminar así… Yo creo aun en finales felices… Podría mi talento costarme muy caro… Pero es mi sueño, y mi deseo encontrarlo… Tener la satisfacción de haber cumplido mi objetivo, solo es una recompensa que puedo obtener siendo valiente para con lo incierto…. –
Posó su enorme mano sobre la cabeza de la aprendiz de Gabriel y le regaló una caricia que fue breve, más no por eso, menos significativa. Podría decirse que estaba orgulloso de haber estado presente para ver ese cambio en ella, ya que fuera él o no responsable directo, era algo que pasaba a segundo término, no era importante.
- Estoy seguro que ella pensaba lo mismo. – afirmó, alejando la pesadez de su semblante - También creo que estás lista, ahora que conoces tu propia fortaleza. Ten cuidado así también, al descubrir tus debilidades, para que no te abatan, sino que te enseñen a cuestionar tus propias certezas. -
Se puso en pie y extendió un libro pequeño, con extraños símbolos tatuados en su cubierta dura. Tenía pocas hojas, aunque pese a su diminuto tamaño, destilaba un poder mágico que impregnaba los sentidos de la chiquilla. Parecía que Alistair lo cargaba consigo, quién sabe desde cuándo, o quién sabe si la estaba probando para dárselo, o si es que ya sabía que le pertenecería a ella algún día.
- Estoy seguro que encontrarás tu final feliz, Twilight Sparkle. –
Nada se podía concluir respecto al Gran Maestre, todo lo que se decía o pensaba de él, solían ser meras conjeturas.
Alistair- Especie : Mago/Humano
Ocupación : Sacerdote / Consejero Real / Medico
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Re: En busca de las claves de la clarividencia (Parte 2).
Lanzo sus palabras con seguridad, con esperanza, con valores renovados dentro de su pecho que la llenaban de buenos sentimientos y grandes expectativas respecto a su vida. Twilight miraba al frente y a lo alto, observando al cielo con esperanzada de que ni siquiera ese infinito manto azul, era limite para lo que ella estaba dispuesta a lograr y demostrar que podía hacer con su vida, y con ese incipiente talento que poseía. El único limite que tenia al frente, era la falta de energías para que sus intentos frutos dieran, o la terquedad de no aprender en que se equivocaba.
Pronto sintió como una leve caricia la despertó de su mirada fija en el horizonte. Si, había sido fugaz como una estrella que viajaba por el cielo nocturno, pero lo suficientemente llena de sentimientos como para plantar en su rostro una suave sonrisa. Debía de admitir ya, abiertamente si es que alguien se lo preguntaba, que Alistair había logrado cautivar a la pequeña. No de un modo más lejano a que en cuanto respeto y admiración se tratara, claro esta, porque Twilight aun desconocía los efectos y estragos que el llamado “amor” podía causarle.
Escucho entonces, como podía esperarse de la pequeña unicornio, las palabras que el Alistair. Un lujo en todo su sentido, porque simplemente el Consejero del Rey, de su Maestro, es quien en ese instante, un consejo a ella le estaba dando. Un consejo que dicho sea de paso, atesoraría siempre y lo mantendría presente, para ayudarle a crecer. Para recordarle que cosas debía mejorar si es que anhelaba cumplir sus sueños.
Sonrío, finalmente, al oír el buen augurio que para ella le dio. Poniéndose de pie, mientras apretaba su libro contra el pecho de manera muy firme, asintió. Secundando con suavidad, y con paz en sus palabras.
-Vislumbro todos mis sueños en que así será, Excelencia.-
Pronto sintió como una leve caricia la despertó de su mirada fija en el horizonte. Si, había sido fugaz como una estrella que viajaba por el cielo nocturno, pero lo suficientemente llena de sentimientos como para plantar en su rostro una suave sonrisa. Debía de admitir ya, abiertamente si es que alguien se lo preguntaba, que Alistair había logrado cautivar a la pequeña. No de un modo más lejano a que en cuanto respeto y admiración se tratara, claro esta, porque Twilight aun desconocía los efectos y estragos que el llamado “amor” podía causarle.
Escucho entonces, como podía esperarse de la pequeña unicornio, las palabras que el Alistair. Un lujo en todo su sentido, porque simplemente el Consejero del Rey, de su Maestro, es quien en ese instante, un consejo a ella le estaba dando. Un consejo que dicho sea de paso, atesoraría siempre y lo mantendría presente, para ayudarle a crecer. Para recordarle que cosas debía mejorar si es que anhelaba cumplir sus sueños.
Sonrío, finalmente, al oír el buen augurio que para ella le dio. Poniéndose de pie, mientras apretaba su libro contra el pecho de manera muy firme, asintió. Secundando con suavidad, y con paz en sus palabras.
-Vislumbro todos mis sueños en que así será, Excelencia.-
Twilight Sparkle- Asociación de Magos
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