Dead World

La muerte nos rodea, se presenta en nuestro diario vivir y a pesar de eso aún hay quienes le temen profundamente.

¿Realmente es tan malo morir?

Quizás el miedo que tienen no es a la muerte en sí, si no que a lo que viene después ¿Olvido? ¿La nada misma? ¿A dónde vamos? ¿Cielo o Infierno? ¿Paz o Sufrimiento? Hay quienes dicen que no se va a ningún lado, que nuestro ciclo terminó; hay otros que aseguran que volvemos donde el divino creador, ya sea llamado Dios o Energía; otros aseguran que nunca sufrimos la muerte y que somos inmortales. Déjenme decirles algo: Nada es como lo creen.

Nunca le he temido a la muerte, no soy humano y estoy muy confiado en que la muerte no me vendrá a buscar. Y si lo hace ¿Qué importa? Tampoco he temido a lo que hay después de esta, pienso que eso se debe a mi profundo ateísmo, pero eso es lo menos relevante ahora. Para mí los días eran iguales, sin emoción, una estúpida rutina en la que los estudios me quitaban la mayor parte del tiempo, pero nunca hubiera imaginado que mis días estaban contados. Fue así como yo volvía a casa luego de mis clases nocturnas, calmado como siempre debía cruzar un terreno vacío; en ese lugar alguien me esperaba.

Sinceramente no recuerdo lo que ocurrió en ese instante en que me sentí como una presa indefensa, lo último que puedo recordar con suma claridad es un profundo dolor y luego la oscuridad. Luego de esas extrañas sensaciones desperté y me hallaba recostado sobre tierra, lo que más me llamo la atención fue que no sentía nada, dolor, frío, olores, viento, cosas que normalmente deberían haber. No pasaron menos de unos segundos cuando tomé consciencia de lo que había ocurrido. Morí. Sí, alguien me había matado y ahora estaba en otro lado.

Caminé sin rumbo alguno, poco a poco iba perdiendo control, no había persona alguna, animales, ni cosas. Pronto supe que estaría atrapado en ese lugar por toda la eternidad, no podía morir ni vivir, ¿Qué demonios iba a hacer? ¿De dónde sacaría sangre para alimentarme? ¿Dónde me refugiaría para que los rayos solares no me afectaran? Esas y otras preguntas me iba haciendo hasta que encontré una especie de “ciudad”, una especie de mundo subterráneo se encontraba ante mis ojos. No lo pensé dos veces, me acerqué lo más rápido que pude y noté que tampoco había personas ¿Por qué yo era el único aquí? ¿Era acaso un castigo de Dios? Tuve miedo, pero algo dentro de mí decía que no estaría solo, que pronto habría más como yo. De esta manera decidí arreglármelas para esperar a quien llegara, fue así como inaugure este lugar como “El mundo de los muertos”, fue así como yo conocí lo que es realmente la muerte.

Ahora, luego de haber arreglado las construcciones, lo único que hago es esperarte. No tengas miedo a la muerte, te aseguro que no es tan malo y que llegarás a un buen lugar.
¡Vamos! ¡Rápido! ¡MUERE AHORA!