Tranquilidad y soledad...

Aquel día, un día soleado y sin una sola nube, dejaba entre ver su luz por las hojas de los árboles del bosque. Todos los árboles que allí había, tan juntos, no dejaban ver nunca el cielo, mas aquel día tan soleado era perfecto para que el Sol se dejase ver y le diese un toque precioso a aquel paisaje. Hay muchas personas a las cuales no les gusta el bosque por cualquier razón, aunque Alice no formaba parte de esas personas, por la simple razón de que no podía. Al ser un unicornio, no podía evitar amar la naturaleza y a todos los seres, por lo tanto sitios tan bellos como aquellos siempre le permitían estar en tranquildad y relajada, sin preocupaciones. La chica acostumbraba a pasear por allí, sobretodo para regenerar su energía mágica, ya que al estar conectada con la naturaleza le permitía regenerarla mucho más rápido. Aunque esta vez iba a ser distinto, puesto que había descubierto días atrás una cascada preciosa, en la que el agua cristalina siempre estaba a una temperatura perfecta y además, según decían, tenía algún poder curativo.

Después de haber estado caminando lentamente entre los árboles en su forma de unicornio, se tumbó con tranquilidad junto al agua, observándola con tranqulidad, sintiendo la pequeña brisa que corría por aquella zona del bosque, algo que agradeció. Si ya de por sí la piel de unicornio era brillante, la luz del Sol la hacía aún más brillante y cegadora, por lo que supuso que si alguien caminaba por allí podría verla perfectamente a distancia. Suspiró y dejó caer la cabeza sobre sus patas delanteras, las cuales tenía cruzadas de forma elegante por delante de su cabeza, y cerró los ojos para sumirse en una profunda relajación y tranquilidad, en soledad...

O al menos, eso era lo que ella creía.

Temprano por la mañana había emprendido el camino hacia el bosque donde se encontraba una cascada escondida por los alrededores, cuando llego al bosque y después de caminar por un largo tiempo encontró el lugar del que se hablaba, El sol ya estaba calentando de manera un tanto abrumadora y por tanto caminar un chapusón de seguramente agua tibia le reconfortaría, sin titubear se dispuso a ejecutar el acto por el que se encontraba en el lugar, camino unos metros más al tiempo que se quitaba la camisa y después la playera, cuando se encontró cerca de un árbol se desabrocho las agujetas de los zapatos y los sacó fuera de sus pies, se desabotono el pantalón para poder quitárselo y cuando solo quedo en interiores colgo su ropa en lo alto de las ramas para que no se ensuciara o empolvara y al lado de ella una maletita llena de comida.

Corrió impaciente y sonriente a las orillas del brazo de rio que formaba la cascada, se lanzo con las manos por el frente hacia el fondo del agua.
Ya en ella comenzó a bucear por un rato, hasta que sus pulmones se vaciaron de oxigeno y tuvo que salir a superficie para tomar aire y regresar al buceo.

Cuando azomo la cabeza por fuera del agua ya no volvio a meterla al ver un ser brillante, tan brillante que entrecerró los ojos para distinguir mejor.

¿Es. . . es un unicornio lo que veo, ó es una alucinación por tanto calor.?

-Se pregunto con cara de sorpresa mientras se acercaba a la orilla para ver si era cierto lo que él creía.-

En medio de la paz y tranquilidad, un gran estruendo contra el agua la sobresaltó, y pudo observar como lo que parecía una figura humana se había tirado al agua... ¿en ropa interior?

La chica sacudió la cabeza a ambos lados y se levantó lentamente, dispuesta a irse antes de que fuese tarde, pero el chico asomó la cabeza por encima del agua y se le quedó mirándole, o al menos lo intentó durante unos segundos, pero al parecer había podido identificar la raza que era. Suspiró para sí, y comenzó a girarse lentamente, viendo como aquel chico se estaba acercando a la orilla para verla mejor.

Una vez lo hizo, intentó acercarse a la unicornio, pero ésta solo dio un paso hacia atrás en señal de que no quería que se le acercara. Viendo que estaba demasiado sorprendido y ensimismado, decidió dejar aquella forma y pasar a su pequeña y débil forma humana. Así, una vez en su forma humana, levantó la vista por la altura y le miró fijamente, sin expresión.

Sí... como ves soy un unicornio. Puedes llamarme Alice, si lo deseas *hace una pequeña reverencia con el cuello* ¿puedo saber tu nombre? *preguntó, con ese típido tono de voz bajito suyo. No lo hacía porque quisiese, si no porque le salía así*

Esperó la respuesta del chico, notando como el Sol le daba directamente en su piel que parecía tan frágil y pálida, algo que le venía al ser un unicornio. A pesar del Sol, siguió con la mirada de sus ojos azules en la mirada del chico, sin apartarla un momento. Algunos a veces lo consideraban intimidatorio, otros creían que estaba como si les leyera la mente, pero eso estaba muy lejos de la realidad.

Lo sabía...
Claro que puedes saber mi nombre, puedes llamarme Akbil.
*Le respondió en un tono fuerte de voz pero sin dejar de lado la amabilidad*

Por favor, discúlpeme si es que le asustó y molestó el ruido que hice ó por interrumpir su descanso, le aseguro que no fue mi intención.

*Se percato como la pequeña retrocedía como si temiera algo o simplemente no quisiese que se le acercaren a cierta distancia, eso le hizo pensar en una pregunta.*

¿Acaso es que te doy miedo? ó ¿es que no quiere que me acerque a usted?, estamos a distancia pero si le incomoda. . .

*Se alejo de la orilla y se sitúo un par de metros atrás.*
¿Se encuentra usted bien?, su mirada. . . ella parece reflejar que algo no anda bien por el momento con usted.
No es mi intensión incomodarle, si usted no quiere charlar con un extraño no se preocupe, yo le comprendo, pero sepa usted que yo se escuchar y si me lo permite me gustaría oír algo que me quiese contar.

*Observó su mirada azul, su mirada fija e intrigadora como incitante a dirigir los ojos a otra parte por la intimidación que en algunos causaría, pero no el.*

La expresión de su rostro no cambió en ningún momento. No se extrañó ni sorprendió por las preguntas del chico, es más, estaba acostumbrada a ese tipo de preguntas. Normalmente solo hacía algún gesto indiferente y no contestaba, pero ésta vez lo dejaría pasar y decidiría hacerlo.

Bueno, Akbil *comenzó diciendo sin prisas, de forma calmada* la verdad es que estaba intentando disfrutar de la tranquilidad y comodidad de la soledad, pero bueno, no sabías que yo me encontraba por aquí, así que no es tu culpa. Respecto a lo de alejarme... *se calló durante unos segundos, mirando a sus pies como si no se hubiese dado cuenta de que se había alejado de él por puro instinto* bueno, no me gusta demasiado el contacto físico en mi otra forma. Es algo que hago por pura reacción, no es que tenga miedo de ti ni nada por el estilo. Perdona por el malentendido. *Dicho esto, se acercó a donde estaba el chico, y con mucha delicadeza se sentó en la fresca hierva que había cerca de la orilla* y no sé que te habrá transmitido mi mirada, algunos dicen que les miro de forma desafiante para retarles, otros que les inspiro miedo, otros tranquilidad, otros indiferencia... cada uno ve algo en mi mirada. No soy consciente de ello, aunque no suelo darle importancia.

Así, se quedaron ambos un momento en un silencio incómodo, aunque ella no le prestó demasiada atención y se quedo atontada, mirando en dirección al agua, esperando que el chico dijese algo más para conversar.

No te disculpes, ten en cuenta que solo somos victimas de las circunstancias. *Se acercó despacio a la orilla de la cascada por el lado derecho, apenas a unos metros de distancia* No importa lo que uno crea que siente al ver una mirada.
¿Sabe?, las personas pueden transmitir muchas emociones por medio de la mirada y expresiones corporales o faciales, pero otras los guardan para si mismos por causas que solamente ellos conocen. En mi caso, debo aceptar que de manera forzada eh sonreido a otros cuando en verdad me eh encontrado sumergido en la mas profunda amargura, y así viceversa, cuando eh sido feliz le é puesto cara dura a los demás.
Lo que quiero decir, es qué nadie sabe lo que uno en verdad siente por dentro. Muchos piensan suficiente una sola mirada o gesto para que interpreten tu aparente estado de animo, aunque no sepan nada sobre ti *Alzo su vista dirigiéndola al rostro de la chica que miraba al suelo, pero acortada la distancia le miró de forma natural... neutra sin mostrarle un solo gesto, pero no por querer verse indiferente ante ella ó algo por lo parecido, sino que lo hacia por mero respeto* Yo eh sido un ser que durante mucho tiempo uso "mascaras" para ocultar su sentir y también para esconder su verdadera forma y naturaleza, ante ti eh sido un ser sincero y únicamente cubierto de forma humana, por que yo como tu también me puedo transformar, pero a diferencia tuya, mi verdadera forma es agresiva a la vista, incluso causaría temor en algunos.

Dime algo, ¿que es lo que vez o sientes cuando en el reflejo de un espejo ó de la más cristalina agua encuentras la azulada mirada de tu ser.?
*Pregunto en un tono interesado y sin afán de ofender, solo le impulsaba la curiosidad que sentía por tan interesante compañía.*

Ésta vez la chica le miró con algo más de atención y curiosidad por lo que el chico había dicho. Tenía toda la razón, las personas siempre solían juzgar a la primera de cambio con solo un gesto o mirada, y eso a veces le parecía muy absurdo y estúpido. Sin conocer a nadie, ¿cómo iban a saber cómo se sentía esa persona? que tontería.

El chico estaba explicándole que había sido sincero con ella a pesar de lo que hacía normalmente, y automáticamente ella recordó que había hecho algo parecido a la hora de explicarle y responder sus preguntas. Se miró la palma de las manos, tan pálidas como siempre, pero que ocultaba el secreto de uno de sus muchos efectos por ser unicornio.

Verás... yo también he sido sincera contigo, normalmente nunca doy explicaciones a nadie. No le veo la necesidad *comenzó a decir la unicornio, aún mirándose la palma de las manos* realmente es la primera vez que lo hago. No suelo mantener conversaciones con personas... y mucho más si son desconocidas. Solo he vivido por mi trabajo y recibiendo órdenes, pero nada más... *la chica levantó la mirada y fijó sus ojos en el chico. La pregunta que le acababa de hacer le había sorprendido un poco, puesto que nadie se había interesado nunca por ella* yo... realmente... no sé qué decir. Nunca me he fijado, y las pocas veces que lo he hecho... *se asomó al agua en la orilla, mirando en su reflejo su mirada, pero por mucho que se quedó mirándose no vio nada* no, no veo nada... como era de esperar.

Era la primera vez en cientos de años que alguien le había hecho sentir aquello. ¿Qué podía ser? era una sensación de pesadez en el pecho y un nudo en la garganta que apenas le dejaba hablar. Era muy desagradable. Habían pasado tantos siglos desde que no sabía lo que era sentir que ya había olvidado lo que era sentir tristeza, alegría o cualquier otro sentimiento. Se puso justo delante del chico, de pie, pero las caras de ambos quedaron a la misma estatura, puesto que él sentado en el suelo era casi de la misma altura que ella.

Una de las razones por la que no me gusta tener contacto físico es porque puedo transmitir mis sentimientos a la persona que toque. Si estoy feliz, transmitiré calidez y alegría. Si estoy triste, causaré dolor y nerviosismo, así sucesivamente... *la chica suspiró y tomó aire* ¿podría... pedirte un favor? *antes de que el chico dijese algo, ella siguió hablando* ¿Me dejarías tocarte para saber que siento ahora mismo? no sé que significado tiene lo que siento, pero es extraño y quiero saberlo...

Asombrado por lo qué acababa de escuchar, pero sobre todo por el hecho de saber que una pequeña a dedicado toda su vida a trabajar y obedecer ordenes de los demás, le había hecho recordar un poco de su propio pasado, eso le animo a no atreverse a negar un favor. Adelante, confía en mí para saber que sientes.*Le dijo en un tono de voz confiado y sereno mientras le miraba a los ojos.*
Él accedió pero no por compromiso, sino más bien por empatía ante la unicornio, que sin la intensión, le hizo sentir que no era el único con pesares y tristezas en el mundo, le ayudo a recordar que hay más seres con conflictos mucho mayores de los qué el enfrenta.

*En un instante sin previo aviso y de manera inesperada pero sórpresiva, extendió su brazo derecho hasta que la palma de su mano se encontró con la pálida y casi frágil piel de la pequeña unicornio, de forma suave y dócil recorrió hacia arriba su mano, mientas sentía con las yemas de sus dedos la textura de la piel de la chica a cada centímetro que recorría, cuando su mano llego a la muñeca de la pequeña, apretó la misma un poco sin inferirle daño, apresándola así con todos sus dedos, mientras tanto, poco a poco bajaba la mirada al tiempo que sentía recorrer diversas sensaciones que empezaban desde la palma derecha de su mano y qué transitaban sin cesar por todo su cuerpo hasta llegar a la punta de los dedos de sus pies.* E-es increíble, lo... lo puedo sentir.*Pronunció al principio con voz nerviosa.*

*Aturdido por las sensaciones, agacho la cara y postro la vista al suelo mientras sentía sin parar múltiples emociones que se alojaban en su cuerpo, sin que su ser las pudiera controlar a voluntad.*

Suspiró fuertemente, casi apunto de jadear. El contacto tan cálido y suave que había sentido le había dejado tan trastocada como lo estaba el chico en aquellos momentos. Todo había pasado rápido, y es que en tan solo una milésima de segundo había notado ese recorrido de energía y sentimientos entre ellos. Solo habían pasado unos segundos y ya echaba de menos aquel contacto tan cálido y relajante que había sentido.

Mientras ambos se recuperaban, se miraron, aún algo aturdidos y sobretodo sorprendidos. Sabía que los unicornios tenían aquel poder, pero nunca había llegado a sentirlo hasta aquel punto, ya que el único contacto que había tenido eran apenas roces con algunas manos ajenas, apenas perceptible. Al ver al chico pronunciar aquellas palabras tan nervioso, supo que él había sentido lo mismo que ella, solo necesitaba saber si aquellas sensaciones para él habían sido buenas o malas...

¿Estás bien? *buscaba su mirada, agachándose en el suelo para que éste no tuviese que levantar la vista después de posarla en el suelo y puesto que quería saber si realmente estaba bien o solo lo decía para que no le preocupase* ¿qué... qué has sentido? ¿es que acaso era malo...?

La chica cogió aire e intentó serenar su cuerpo. Aún estaba algo aturdida por la transferencia de sensaciones, así que simplemente esperó la respuesta del chico, mirándole a los ojos.

Podía aun sentir la mayor parte de su cuerpo tembloroso y hasta aturdido o mas bien un poco torpe por lo ocurrido.
Estoy bien, no tengas preocupación alguna por mi. *Le respondió en un tono de voz estable y poco a poco de forma suave fue soltando la muñeca de la pequeña unicornio hasta dejarla totalmente libre* Lo que sentí no se si catalogarlo como algo bueno o malo, es un bombardeo sin tregua de emociones qué te recorren a flor de piel por todo el cuerpo, es descriptible o más bien se siente igual a cuando un ser vivo siente emociones de ira, tristeza, rencor, alegria, o hasta temor, fue como un cóctel de estados de animo que durante lo largo de tu vida has tenido así como yo y otros más en este mundo. Yo en lo personal no creo qué ningún sentimiento sea malo solo por sentirlo, un sentimiento se vuelve malo cuando la persona que lo siente lo ocupa como excusa para ejecutar un acto incorrecto que afecte la armonía o integridad de otro ser vivo. *Mientras se expresaba, sentía que su cuerpo recuperaba su estabilidad y control ante el, ya con esto a su favor, tomó la decisión de ver a la chica a los ojos para decirle lo qué a él le nacía como pregunta en el fondo de su ser.*
A mi juicio. . . me parece algo bueno, bueno como cualquier sentimiento que emana del fondo de nuestro ser. Respondió serio y un tanto frió al pronunciar las palabras y hasta en la forma de su mirada trató de externar esa actitud.
Como tu misma me dijiste, puedes transmitir tus sentimientos, más no las memorias que se crean a raíz de los actos incorrectos nacidos de sentimientos que te llevan a cometer errores graves o letales en contra de otro ser vivo, creo que al fin de cuentas tu sabes bien como te sientes contigo misma al final de cada día.
Dime una cosa. *Le planto una mirada fija sobre el brillo de sus azulados ojos* ¿Has hecho algo malo o bueno de lo que te arrepientas cada día? Prometo no juzgarte sea cual sea tu respuesta, no soy nadie para hacerlo, pero tu si hacia contigo misma, tu define si tus sentimientos son buenos o malos atravéz de los actos que has realizado.