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Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
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Xion World :: Lago
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Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
Aquel acto podía ser llamado sin duda alguna un escape de su trabajo, de hecho, aunque no lo aparente, el ser el tercer teniente y un estratega tenía sus contras, realmente aquél trabajo era cansino, quizás demasiado, por ello no pensó dos veces antes de alejarse del palacio, pasando desapercibido incluso por los guardias de turno, de hecho, la noche reinaba y ese factor, estuvo constantemente de su parte. Observó el cielo con cierta sorpresa mientras ladeaba su rostro hacia un costado, maravillado de la hermosura oscura manchada de doradas estrellas, solo en la tierra, era capaz de observar tal espectáculo y aquél, era un motivo más por el cual desistió a la idea de subir de nuevo en los cielos, allí donde siempre y solo luz reinaba. Sus ojos se entrecerraron en cuanto decidió bajar una vez mas su mirada y seguir su camino, montó en un blanquecino caballo y sin pensarlo dos veces le hizo galopar. Durante minutos, que pronto se sumaron a horas, no estuvo acompañado más que aquél caballo y el viento acariciando su largo cabello. Realmente, amaba aquel sentimiento ante cualquier otra forma de desplazarse, incluso mas que despejar sus grises alas para volar, de hecho, un ser que había volado durante siglos consideraba aquél deporte sumamente aburrido.
Se dejó guiar por aquél que en un pasado nombró "destino", quien de forma traicionera le volteó las espaldas y le empujó directamente a la desesperación y la sinrazón. Realmente había llegado a amar aquél mundo, sus males y bienes, sus habitantes... por mucho que se mantuviera distante, él simplemente lo observaba todo, al fin y al cabo, Koei no era más que un juguete de aquél mundo, por ello, anhelaba ver hacia donde se dirigía. Pronto hizo que el caballo amainara su galopar, y con tranquilidad le hizo parar cerca de un lago, dejándolo pastar a un lado mientras el antiguo arcángel se alejaba de él. Tardó buen rato en recorrer la orilla del lago, llegando así a una colina exactamente encima del agua. Se sentó en el césped por cansancio y permaneció allí, durante largo rato observando nada en particular, solo el siseo del viento y las gotas de agua caídas por la salpicadura de algún pez. La noche era tan calma... tan espantosa... pero si no fuera por las estrellas, aquél lugar le daría miedo. Pronto un silencio sepulcral se hizo presente, arrastrando cada siseo del ambiente nocturno lejos, hacia el interior del bosque para luego perderse en la lejanía. Koei abrió más sus ojos, sorprendido por el repentino callar de la naturaleza, aquello no pasaba sin una razón, él demasiado bien lo sabía al fin y al cabo, más no se movió y simplemente permaneció allí, sentado observando el agua que abajo seguía su flujo. El tiempo parecía haberse parado.
Quizás incluso la naturaleza tuvo respeto a lo que sucesivamente se mostró, pequeñas bolas de luz comenzaron a ascender desde el lago, luces que subían y subían, convirtiéndose pronto en centenares que parecían desear recorrer el lago volando. Almas de antiguos seres vivos. Aquél fue el primer pensamiento de Koei, algo inocente dado que siquiera sentía aquella energía de los pequeños seres, solo cuando uno de ellos se posó sobre el dedo del ángel caído fue que se dio cuenta que lejos de ser bolas de luz o almas perdidas, eran algo mucho mas frágiles e inocentes, luciérnagas, insectos que por su natural constitución eran capaces de iluminarse como si de faros vivos se trataran. Una vez más Koei ladeo su rostro, mostrando una inocente y afable sonrisa mientras observaba de cerca aquél ser que lentamente batía sus alas, más no se alejaba, aunque el aroma a ángel caído debía de ser visible ante los animales. Koei lo agradeció y por una vez, dejó de mostrar aquella falsa sonrisa tan usual en su rostro y dibujar una auténtica sonrisa. Ahora entendía, porqué el viento cesó, porqué el siseo calló... la intención del mundo, era que todos disfrutaran de aquel bello paisaje, algo que rara vez, esta destinado a pasar. El cielo iluminado encima suyo, la tierra iluminada de luz natural abajo, en el reino de los mortales... sin dudarlo, aquél era un hermoso espectáculo.
Se dejó guiar por aquél que en un pasado nombró "destino", quien de forma traicionera le volteó las espaldas y le empujó directamente a la desesperación y la sinrazón. Realmente había llegado a amar aquél mundo, sus males y bienes, sus habitantes... por mucho que se mantuviera distante, él simplemente lo observaba todo, al fin y al cabo, Koei no era más que un juguete de aquél mundo, por ello, anhelaba ver hacia donde se dirigía. Pronto hizo que el caballo amainara su galopar, y con tranquilidad le hizo parar cerca de un lago, dejándolo pastar a un lado mientras el antiguo arcángel se alejaba de él. Tardó buen rato en recorrer la orilla del lago, llegando así a una colina exactamente encima del agua. Se sentó en el césped por cansancio y permaneció allí, durante largo rato observando nada en particular, solo el siseo del viento y las gotas de agua caídas por la salpicadura de algún pez. La noche era tan calma... tan espantosa... pero si no fuera por las estrellas, aquél lugar le daría miedo. Pronto un silencio sepulcral se hizo presente, arrastrando cada siseo del ambiente nocturno lejos, hacia el interior del bosque para luego perderse en la lejanía. Koei abrió más sus ojos, sorprendido por el repentino callar de la naturaleza, aquello no pasaba sin una razón, él demasiado bien lo sabía al fin y al cabo, más no se movió y simplemente permaneció allí, sentado observando el agua que abajo seguía su flujo. El tiempo parecía haberse parado.
Quizás incluso la naturaleza tuvo respeto a lo que sucesivamente se mostró, pequeñas bolas de luz comenzaron a ascender desde el lago, luces que subían y subían, convirtiéndose pronto en centenares que parecían desear recorrer el lago volando. Almas de antiguos seres vivos. Aquél fue el primer pensamiento de Koei, algo inocente dado que siquiera sentía aquella energía de los pequeños seres, solo cuando uno de ellos se posó sobre el dedo del ángel caído fue que se dio cuenta que lejos de ser bolas de luz o almas perdidas, eran algo mucho mas frágiles e inocentes, luciérnagas, insectos que por su natural constitución eran capaces de iluminarse como si de faros vivos se trataran. Una vez más Koei ladeo su rostro, mostrando una inocente y afable sonrisa mientras observaba de cerca aquél ser que lentamente batía sus alas, más no se alejaba, aunque el aroma a ángel caído debía de ser visible ante los animales. Koei lo agradeció y por una vez, dejó de mostrar aquella falsa sonrisa tan usual en su rostro y dibujar una auténtica sonrisa. Ahora entendía, porqué el viento cesó, porqué el siseo calló... la intención del mundo, era que todos disfrutaran de aquel bello paisaje, algo que rara vez, esta destinado a pasar. El cielo iluminado encima suyo, la tierra iluminada de luz natural abajo, en el reino de los mortales... sin dudarlo, aquél era un hermoso espectáculo.
Koei- Orden Luminis
- Especie : Ángel Caído
Ocupación : 3er teniente y estratega
Puntos : 28
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Re: Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
Toda la noche estaba en plena calma, quizás demasiado calmada y silenciosa, hasta que un potente aullido se escucho por todo el bosque, no era el aullido de un lobo normal, sin duda tenia algo de especial, algo que solo el aullido de un licantropo autentico tiene, capaz de hacer sentir miedo a todos los que lo escuchen, varios animales comenzaron a correr entonces por todo el bosque, mientras que el lobo de pelaje gris hacia lo propio, aun sin una presa fija en su camino, simplemente haciéndolos correr mientras pensaba cual elegir, era como si se encontrara en un bufete con todo tipo de comida a su disposición, solamente tenia que elegir y entonces seria suya sin mucho problema, ademas parecía que el lobo estaba disfrutando mucho con ver a sus presas huir velozmente, parecía un juego para el.
Finalmente luego de unos segundos jugando parecía que el lobo tenia una presa en mente, un pequeño y joven venado, así que ya con su presa elegida; el lobo comenzó a aumentar la velocidad y rápidamente salto sobre el pequeño venado, clavando las fauces en el delicado cuello del herbívoro, haciendo que este tuviera una muerte instantánea... con toda calma el lobo comenzó a devorar a aquel joven venado, arrancándole la piel con sus feroces fauces, hasta que luego de algunos minutos queda satisfecho, por lo que deja el cadáver y comienza a caminar hacia el río para beber un poco de agua, dejando atrás el cuerpo del venado, después de todo ya su hambre había sido satisfecha, el resto lo aprovecharían otros animales, como buitres.
El lobo comenzó a recorrer gran parte del bosque, en el trayecto se topo a lo que parecía ser un humano, que estaba tranquilamente y lucia feliz... el licantropo simplemente le dedico una mirada por un segundo para después seguir su camino hacia el río, dejando una pequeña hilera de gotas de sangre que escurrían de su hocico. Luego de algunos minutos llego hasta la orilla del río, sumergiendo su hocico en el liquido para comenzar a beber, saciando su sed luego de haber comido. Estuvo por un par de minutos bebiendo hasta que su sed fue finalmente saciada, entonces lentamente el lobo comenzó a transformarse en humano, un hombre alto, de cabellos rojos y vistiendo de forma muy casual, con una gran chaqueta de lo que parecía ser piel de oso.
Ahora el pelirrojo saco un cigarrillo de su bolsillo el cual encendió rápidamente para luego disponerse a fumarlo, con toda calma se giro para volverse a adentrar en el bosque, siguiendo el rastro de sangre que el mismo había dejado hacia apenas un par de minutos cuando estaba transformado en lobo, así fue como llego hasta donde se encontraba aquella persona de aspecto feliz, Remí se acerco a esa persona, con su cigarro en los labios y se dispuso a inspeccionarla con la mirada de arriba a abajo, sin importarle si este hecho incomodaba o molestaba a aquella persona... luego de inspeccionarla tomo su cigarro en su mano - no te había visto por este lugar antes, supongo que no eres de aquí... me llamo Remí, mi apellido no importa, así que dime, ¿quien diablos eres chico sonriente? - pregunta en un tono tranquilo y natural a pesar de que por sus palabras podría parecer grosero.
Finalmente luego de unos segundos jugando parecía que el lobo tenia una presa en mente, un pequeño y joven venado, así que ya con su presa elegida; el lobo comenzó a aumentar la velocidad y rápidamente salto sobre el pequeño venado, clavando las fauces en el delicado cuello del herbívoro, haciendo que este tuviera una muerte instantánea... con toda calma el lobo comenzó a devorar a aquel joven venado, arrancándole la piel con sus feroces fauces, hasta que luego de algunos minutos queda satisfecho, por lo que deja el cadáver y comienza a caminar hacia el río para beber un poco de agua, dejando atrás el cuerpo del venado, después de todo ya su hambre había sido satisfecha, el resto lo aprovecharían otros animales, como buitres.
El lobo comenzó a recorrer gran parte del bosque, en el trayecto se topo a lo que parecía ser un humano, que estaba tranquilamente y lucia feliz... el licantropo simplemente le dedico una mirada por un segundo para después seguir su camino hacia el río, dejando una pequeña hilera de gotas de sangre que escurrían de su hocico. Luego de algunos minutos llego hasta la orilla del río, sumergiendo su hocico en el liquido para comenzar a beber, saciando su sed luego de haber comido. Estuvo por un par de minutos bebiendo hasta que su sed fue finalmente saciada, entonces lentamente el lobo comenzó a transformarse en humano, un hombre alto, de cabellos rojos y vistiendo de forma muy casual, con una gran chaqueta de lo que parecía ser piel de oso.
Ahora el pelirrojo saco un cigarrillo de su bolsillo el cual encendió rápidamente para luego disponerse a fumarlo, con toda calma se giro para volverse a adentrar en el bosque, siguiendo el rastro de sangre que el mismo había dejado hacia apenas un par de minutos cuando estaba transformado en lobo, así fue como llego hasta donde se encontraba aquella persona de aspecto feliz, Remí se acerco a esa persona, con su cigarro en los labios y se dispuso a inspeccionarla con la mirada de arriba a abajo, sin importarle si este hecho incomodaba o molestaba a aquella persona... luego de inspeccionarla tomo su cigarro en su mano - no te había visto por este lugar antes, supongo que no eres de aquí... me llamo Remí, mi apellido no importa, así que dime, ¿quien diablos eres chico sonriente? - pregunta en un tono tranquilo y natural a pesar de que por sus palabras podría parecer grosero.
Remí Etienne LeBeau- Nómada
- Especie : Licantropo Autentico
Ocupación : Cazador
Puntos : 24
Cantidad de envíos : 25
Re: Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
Levantó su mirada hacia arriba en cuanto una voz resonó en aquel silencio sepulcral y a la vez hermoso por el espectáculo que estaba teniendo lugar. El pequeño insecto de la mano del antiguo arcángel salió volando, como si la simple presencia de aquél pelirrojo fuera suficiente como para buscar salvar su vida. Por cierto motivo inexistente sintió un escalofrío, algo parecido a lo que minutos... o horas antes había sentido ante el aullar de un lobo, cosa que rara vez pasaba dado su costumbre a tratar con los animales desde antaño. Una vez más sus ojos se entrecerraron, sin demostrar sorpresa, ni enfado por aquellas palabras que le habían sonado groseras. Bajó su mano hasta el pasto, decidiendo por fin contestar a la pregunta del contrario. —Mi nombre es Koei— Contestó sin más, secamente, aunque claramente, un suave rumor a amabilidad seguía presente en él, después de todo, aunque las luciérnagas se alejaran de ellos, seguían volando hacia el cielo. Koei de cierta forma no era un ser malvado, siquiera un ángel verdaderamente dicho, se había manchado a si mismo por el pecado y había preferido este a volver a vagar por los cielos y los campos elíseos, quizás había encontrado diversión en ese lugar, quizás quería proteger las personas que allí vivían, o incluso quizás se sentía impuro para subir una vez mas al cielo y por ello, prefería la tierra.
Se levantó de su asiento, dando pequeñas palmadítas a su "kimono" por pura inercia antes de volver a fijar su mirada en el chico y negó con la cabeza. No se trataba de un extraño, quizás si por el bosque, pero de hecho, conocía demasiado bien los lares de aquél imperio como para tratarse de un extranjero, de un nómada que simplemente vagaba de un lado a otro... quizás en el fondo hubiera querido ser como ellos. Sin problemas algunos. O eso solía pensar él. —Realmente... nunca había vagado por la noche por aquí— Comentó, por mucho que su trabajo le obligara a tener claras cada región del imperio, aun así, el ángel caído solía ser un ser que prefería las cuatro paredes del castillo a vagar por los alrededores sin pretexto. ¡Siquiera debería de estar allí en ese momento!. Una traviesa sonrisa se dibujó en sus labios durante segundos antes de desaparecer por completo y entreabrir sus labios de nuevo, a punto de pronunciar palabras nuevamente. —Es extraño ver personas vagar a estas horas de la noche. ¿Que te empujó a tener este paseo nocturno, Remí?— La palabra "respeto" rara vez cruzaba las ideas del arcángel, quien por pura costumbre trataba a los demás como iguales y de hecho, él tendría muchos más años que muchos de los que en aquél entonces existían sobre la tierra. El silencio bajó sobre los mortales una vez más, callando cada siseo y dejando solo el batir de las alas de aquellos seres.
Lentamente aquella hilera de insectos luminosos fue descendiendo, llegando al fin de aquella, aparente, interminable cola de pequeñas luces que se encaminaban al cielo. Una vez más el viento comenzó a soplar, siseando entre las ramas de los árboles, haciendo que los seres nocturnos, volvieran una vez mas a sus respectivos trabajos tras aquél espectáculo natural. ¿Que le dirían en cuanto se enteraran que había abandonado el palacio? ¿Se enfadarían con él? ¿Le reprocharían cual niño pequeño? Aquello al fin no le sorprendía en lo mas mínimo. Lentamente su sonrisa fue desvaneciéndose, dejando paso solo a una despreocupada y tranquila mirada. —¿No debería de sonreír? La noche es misteriosa, posee una belleza extraña y cautivadora— Susurró aquellas últimas palabras, antes de dejar que una vez más cayera el silencio en aquél lar. ¿Que haría su caballo? ¿Seguiría en su sitio y no se movería?. Aún en el caso de que se fuera, Koei tenía la forma de volver, aunque agradarle, era otra cuestión.
Se levantó de su asiento, dando pequeñas palmadítas a su "kimono" por pura inercia antes de volver a fijar su mirada en el chico y negó con la cabeza. No se trataba de un extraño, quizás si por el bosque, pero de hecho, conocía demasiado bien los lares de aquél imperio como para tratarse de un extranjero, de un nómada que simplemente vagaba de un lado a otro... quizás en el fondo hubiera querido ser como ellos. Sin problemas algunos. O eso solía pensar él. —Realmente... nunca había vagado por la noche por aquí— Comentó, por mucho que su trabajo le obligara a tener claras cada región del imperio, aun así, el ángel caído solía ser un ser que prefería las cuatro paredes del castillo a vagar por los alrededores sin pretexto. ¡Siquiera debería de estar allí en ese momento!. Una traviesa sonrisa se dibujó en sus labios durante segundos antes de desaparecer por completo y entreabrir sus labios de nuevo, a punto de pronunciar palabras nuevamente. —Es extraño ver personas vagar a estas horas de la noche. ¿Que te empujó a tener este paseo nocturno, Remí?— La palabra "respeto" rara vez cruzaba las ideas del arcángel, quien por pura costumbre trataba a los demás como iguales y de hecho, él tendría muchos más años que muchos de los que en aquél entonces existían sobre la tierra. El silencio bajó sobre los mortales una vez más, callando cada siseo y dejando solo el batir de las alas de aquellos seres.
Lentamente aquella hilera de insectos luminosos fue descendiendo, llegando al fin de aquella, aparente, interminable cola de pequeñas luces que se encaminaban al cielo. Una vez más el viento comenzó a soplar, siseando entre las ramas de los árboles, haciendo que los seres nocturnos, volvieran una vez mas a sus respectivos trabajos tras aquél espectáculo natural. ¿Que le dirían en cuanto se enteraran que había abandonado el palacio? ¿Se enfadarían con él? ¿Le reprocharían cual niño pequeño? Aquello al fin no le sorprendía en lo mas mínimo. Lentamente su sonrisa fue desvaneciéndose, dejando paso solo a una despreocupada y tranquila mirada. —¿No debería de sonreír? La noche es misteriosa, posee una belleza extraña y cautivadora— Susurró aquellas últimas palabras, antes de dejar que una vez más cayera el silencio en aquél lar. ¿Que haría su caballo? ¿Seguiría en su sitio y no se movería?. Aún en el caso de que se fuera, Koei tenía la forma de volver, aunque agradarle, era otra cuestión.
Koei- Orden Luminis
- Especie : Ángel Caído
Ocupación : 3er teniente y estratega
Puntos : 28
Cantidad de envíos : 43
Re: Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
Aquel sujeto le parecía demasiado extraño a Remí, actuaba con mucha delicadeza y sus palabras también lo eran, ademas tenia un aroma muy raro, ciertamente no era el de un humano, ni tampoco de un elfo, mucho menos de un vampiro... ademas de su aroma también desprendía un aura bastante extraña, que de algún modo hacia sentir un poco incomodo al licantropo, pero no sabia exactamente por que - así que te llamas Koei... es la primera vez que te veo, pero dadas tus ropas y modales no me sorprende, seguramente debes de ser alguien "importante" - terminando sus palabras lleva nuevamente el cigarro a los labios para seguir fumando con toda calma, sin importarle si este gesto podía causarle una molestia al otro, después de todo el no tenia la obligación de ser amable con nadie.
- Para mi es mas extraño ver a un niño como tu vagando por este lugar a estas horas, ¿acaso te aburriste de que te tengan encerrado como un animal valioso y decidiste escapar de tu ostentoso castillo un momento? - pregunto para después volver a observarlo de arriba a abajo, sin dudas todo su atuendo no era algo que pudiera costear el hijo de algún campesino, ademas el hecho de encontrarse tan tranquilo en mitad del bosque en la noche, le hacia pensar a Remí que no era debido a que el joven fuera muy valiente, si no que mas bien desconocía los peligros que podía haber en ese lugar, seguramente por el hecho de que siempre había estado cuidado por guardaespaldas que impedían cualquier daño o dolor que pudiera sentir ese chico, como si fuera de un cristal valioso.
Claro que todo eso eran simples conjeturas, pero que dado lo que miraba Remí tenían mucho sentido - a diferencia de ti yo no vine a este lugar para contemplar su "belleza" para mi solo hay insectos molestos y animales que sirven para comer, por lo que vine aquí por lo ultimo, a comer un poco y tal vez buscar un lugar para pasar la noche - se muestra muy tranquilo en sus palabras, después de todo eso no era nada nuevo para el, Remí al ser un licantropo nómada siempre acostumbraba pasar las noches en lugares como esos, ciertamente no se imaginaba durmiendo en una cama con un colchón muy suave de una habitación finamente decorada, lo suyo era el polvo, la hierva, los insectos molestos y el sonido de demás animales nocturnos moviéndose entre el pasto.
- Puedes sonreír todo lo que quieras Koei, nadie te lo impide, pero toma este pequeño consejo gratis que te daré, aun la noche mas bella, misteriosa y cautivadora, esconde grandes peligros en cada esquina y una sonrisa no te servirá de nada en su contra, una serpiente no se detendrá de morderte solo por que sonrías - hace una pequeña pausa en sus palabras para fumar un poco mas y acercarse al joven posando su mano en el rostro de este, notando la suavidad de su piel - tu no perteneces a este sitio niño, lo mejor para ti es que muevas ese lindo trasero que tienes de regreso a casa antes de que pase algo que te borre la sonrisa - Remí acerco su rostro al cuello del joven para olerlo, sintiendo impregnado en él, el olor de algo mas, un animal, seguramente un caballo - veo que tienes un caballo, deberías ir por el y volver a casa, no creo que haya una razón tan importante como para abandonar la vida que tienes y querer cambiarla por algo como esto -
- Para mi es mas extraño ver a un niño como tu vagando por este lugar a estas horas, ¿acaso te aburriste de que te tengan encerrado como un animal valioso y decidiste escapar de tu ostentoso castillo un momento? - pregunto para después volver a observarlo de arriba a abajo, sin dudas todo su atuendo no era algo que pudiera costear el hijo de algún campesino, ademas el hecho de encontrarse tan tranquilo en mitad del bosque en la noche, le hacia pensar a Remí que no era debido a que el joven fuera muy valiente, si no que mas bien desconocía los peligros que podía haber en ese lugar, seguramente por el hecho de que siempre había estado cuidado por guardaespaldas que impedían cualquier daño o dolor que pudiera sentir ese chico, como si fuera de un cristal valioso.
Claro que todo eso eran simples conjeturas, pero que dado lo que miraba Remí tenían mucho sentido - a diferencia de ti yo no vine a este lugar para contemplar su "belleza" para mi solo hay insectos molestos y animales que sirven para comer, por lo que vine aquí por lo ultimo, a comer un poco y tal vez buscar un lugar para pasar la noche - se muestra muy tranquilo en sus palabras, después de todo eso no era nada nuevo para el, Remí al ser un licantropo nómada siempre acostumbraba pasar las noches en lugares como esos, ciertamente no se imaginaba durmiendo en una cama con un colchón muy suave de una habitación finamente decorada, lo suyo era el polvo, la hierva, los insectos molestos y el sonido de demás animales nocturnos moviéndose entre el pasto.
- Puedes sonreír todo lo que quieras Koei, nadie te lo impide, pero toma este pequeño consejo gratis que te daré, aun la noche mas bella, misteriosa y cautivadora, esconde grandes peligros en cada esquina y una sonrisa no te servirá de nada en su contra, una serpiente no se detendrá de morderte solo por que sonrías - hace una pequeña pausa en sus palabras para fumar un poco mas y acercarse al joven posando su mano en el rostro de este, notando la suavidad de su piel - tu no perteneces a este sitio niño, lo mejor para ti es que muevas ese lindo trasero que tienes de regreso a casa antes de que pase algo que te borre la sonrisa - Remí acerco su rostro al cuello del joven para olerlo, sintiendo impregnado en él, el olor de algo mas, un animal, seguramente un caballo - veo que tienes un caballo, deberías ir por el y volver a casa, no creo que haya una razón tan importante como para abandonar la vida que tienes y querer cambiarla por algo como esto -
Remí Etienne LeBeau- Nómada
- Especie : Licantropo Autentico
Ocupación : Cazador
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Re: Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
Por sus ensañamientos en el cielo, no podía simplemente pensar que unos eran mejores que otros, quizás en el fondo, aun no estaba acostumbrado a aquella vida mundana, por muchos ángeles y caídos que existieran en ella, al fin y al cabo, había pasado siglos en el cielo, tantos que siquiera siguió manteniendo la cuenta, luego... dejó de ver aquello que los seres hacían durante otros tantos años, hasta que por fin, se vio liberado y ante un espectáculo completamente nuevo y peculiar, tanto que por momentos le dejó maravellado y sorprendido de aquello que durante siglos dejó de ver. —No lo soy, en tierra todos deberían tener la misma importancia, los ángeles guardianes no dejarían de cuidar a un pobre para estar con un rico, para ellos son todos iguales, solo es cuestión de suerte... y habilidades— Ciertamente no se sentía ya uno de ellos, aunque más de una vez tuvo que bajar a la tierra y cuidar de sus habitantes, aunque ellos, en aquél entonces, eran incapaces de verle. Tampoco podía mentir y decir que no habían sido días divertidos, aquellas frágiles criaturas desde siempre habían aclamado la atención de aquél antiguo arcángel y por ello, nunca le atristó la idea de bajar y pasearse por aquellas mundanas calles, más bien, era felicidad para él... para él y otros.
Rió con cierta diversión ante las palabras del chico. En parte había acertado, en parte no. Realmente Koei no tenía grado cuando enviaban a una guardia en su compañía, por ello simplemente les pedía que volviesen atrás, por otro lado, aunque aburrida la corte era un sitio sumamente interesante, lleno de habitaciones que él mismo desconocía. Pero quizás lo que más le divirtió fue que le apodó de niño cuando realmente, su edad era mucho mas que la del otro, seguramente. —No estas lejos de la verdad, ciertas cosas pueden ser realmente aburridas, por ello salí a dar un paseo. Además, estoy seguro que realmente mi edad superaría la tuya— Una ladina sonrisa se dibujó en los labios del ángel caído mientras dirigía una complicada mirada a aquel que parecía ser su "acompañante" al menos, durante esa noche. La soledad muchas veces era la mejor compañera, una amante que nunca se atrevería a engañarte, más era aburrida, demasiado como para que le siguiera el juego durante toda aquella noche, además, aquél pelirrojo le causaba una genuina curiosidad, tanto su atuendo, su personalidad y... "energía" era distinta a los que había tenido el placer de conocer durante aquellos centenos, pero nunca, nunca había conocido a alguien que desprendiera aquél escalofrío, como si estuviera en presencia de un ser salvaje, aunque desechó de pronto aquella idea.
Volteó una vez más hacia él, abriendo con suavidad un poco mas sus ojos ante las palabras contrarias. ¿Comer? ¿En aquél lugar? Por mucho que pensara en ello, seguía siendo algo bastante lejos de su comprensión, al igual que no entendía porqué los humanos mataban aves para comerlas, para ellos... o para la mayoría de los ángeles, quienes habían crecido entre los animales y las aves, aquella idea era repugnante y el mismo Koei estaba en aquél listado, por muy ángel caído que fuera ya. —No son molestos... de hecho, todos ellos tienen un trabajo importante, sin su existencia, nada de lo que acostumbras hacer se podría llevar a cabo— Argumentó sin más. Aquello quizás era ilógico dado su propio punto de vista, pues de esa forma, todo lo que pasaba sucedía porqué si, y nada más. —¿No tienes una casa a la cual volver?— Sabía de aquella posibilidad, personas que carecían de alojamiento, eso no demostraba más que la gran variedad de civilizaciones que en el mundo existían, incluso él, quien por ley debería mantener un estado neutral estaba dando servicios a uno. Un suspiro escapó de sus labios, quienes durante minutos permanecieron sellados. —Ellas se lo tomarán a mal— Con un gesto de la cabeza señaló las luciérnagas volando por las superficie del lago. Sucesivamente su brazo se levantó, señalando el cielo. —Puede que... estén intentando imitar el cielo— Susurró.
Al cabo de pocos instantes bajó una vez mas su brazo, observando como el contrario se le acercaba y acariciaba su rostro. Por muy sorprendido que pudiera ser, no se alteró, tan solo permaneció allí, perdido en las carmines orbes del hombre. Pensar que Koei no era una persona que le agradara realmente el contacto físico... que permaneciera inmóvil, debía de tener sus razones, quizás en el fondo no temiera aquella presencia extraña, quizás aquella genuina curiosidad le pedía saber más. Entrecerró sus ojos, hasta terminar por cerrarlos completamente en cuanto el otro se acercó a su cuello. ¿olerle?. —Agradezco tu consejo, pero por favor no pienses que soy indefenso. Escuché que los animales nocturnos... no se entienden bien con la luz, y veo difícil que una serpiente me muerda— Lo mas usual era que los animales no atacaran a un ángel, pero teniendo en cuenta que él había sido expulsado del cielo... —Y si llegase a pasar... no moriría...— Eso también tenía era verdad, Koei era incapaz de morir por cosas banales como ser mordido por una serpiente venenosa o caerse de un quinto piso, lo malo de todo aquello, era que no tenía la capacidad de curarse a si mismo, pero... su propia naturaleza debería de bastar. —¿Eh?...— Abrió sus ojos, parpadeando con cierta sorpresa. ¿Como sabía él que vino con un caballo? —¿Como supiste eso?— Preguntó con inocencia, ladeando su cabeza. —Pero bueno... las novedades no siempre son malas... Cuando tienes una vida como la mía, te aburrirías también— Inmortal, a punto de caer en la depravación y miles de problemas por su trabajo como estratega de la nación.
Rió con cierta diversión ante las palabras del chico. En parte había acertado, en parte no. Realmente Koei no tenía grado cuando enviaban a una guardia en su compañía, por ello simplemente les pedía que volviesen atrás, por otro lado, aunque aburrida la corte era un sitio sumamente interesante, lleno de habitaciones que él mismo desconocía. Pero quizás lo que más le divirtió fue que le apodó de niño cuando realmente, su edad era mucho mas que la del otro, seguramente. —No estas lejos de la verdad, ciertas cosas pueden ser realmente aburridas, por ello salí a dar un paseo. Además, estoy seguro que realmente mi edad superaría la tuya— Una ladina sonrisa se dibujó en los labios del ángel caído mientras dirigía una complicada mirada a aquel que parecía ser su "acompañante" al menos, durante esa noche. La soledad muchas veces era la mejor compañera, una amante que nunca se atrevería a engañarte, más era aburrida, demasiado como para que le siguiera el juego durante toda aquella noche, además, aquél pelirrojo le causaba una genuina curiosidad, tanto su atuendo, su personalidad y... "energía" era distinta a los que había tenido el placer de conocer durante aquellos centenos, pero nunca, nunca había conocido a alguien que desprendiera aquél escalofrío, como si estuviera en presencia de un ser salvaje, aunque desechó de pronto aquella idea.
Volteó una vez más hacia él, abriendo con suavidad un poco mas sus ojos ante las palabras contrarias. ¿Comer? ¿En aquél lugar? Por mucho que pensara en ello, seguía siendo algo bastante lejos de su comprensión, al igual que no entendía porqué los humanos mataban aves para comerlas, para ellos... o para la mayoría de los ángeles, quienes habían crecido entre los animales y las aves, aquella idea era repugnante y el mismo Koei estaba en aquél listado, por muy ángel caído que fuera ya. —No son molestos... de hecho, todos ellos tienen un trabajo importante, sin su existencia, nada de lo que acostumbras hacer se podría llevar a cabo— Argumentó sin más. Aquello quizás era ilógico dado su propio punto de vista, pues de esa forma, todo lo que pasaba sucedía porqué si, y nada más. —¿No tienes una casa a la cual volver?— Sabía de aquella posibilidad, personas que carecían de alojamiento, eso no demostraba más que la gran variedad de civilizaciones que en el mundo existían, incluso él, quien por ley debería mantener un estado neutral estaba dando servicios a uno. Un suspiro escapó de sus labios, quienes durante minutos permanecieron sellados. —Ellas se lo tomarán a mal— Con un gesto de la cabeza señaló las luciérnagas volando por las superficie del lago. Sucesivamente su brazo se levantó, señalando el cielo. —Puede que... estén intentando imitar el cielo— Susurró.
Al cabo de pocos instantes bajó una vez mas su brazo, observando como el contrario se le acercaba y acariciaba su rostro. Por muy sorprendido que pudiera ser, no se alteró, tan solo permaneció allí, perdido en las carmines orbes del hombre. Pensar que Koei no era una persona que le agradara realmente el contacto físico... que permaneciera inmóvil, debía de tener sus razones, quizás en el fondo no temiera aquella presencia extraña, quizás aquella genuina curiosidad le pedía saber más. Entrecerró sus ojos, hasta terminar por cerrarlos completamente en cuanto el otro se acercó a su cuello. ¿olerle?. —Agradezco tu consejo, pero por favor no pienses que soy indefenso. Escuché que los animales nocturnos... no se entienden bien con la luz, y veo difícil que una serpiente me muerda— Lo mas usual era que los animales no atacaran a un ángel, pero teniendo en cuenta que él había sido expulsado del cielo... —Y si llegase a pasar... no moriría...— Eso también tenía era verdad, Koei era incapaz de morir por cosas banales como ser mordido por una serpiente venenosa o caerse de un quinto piso, lo malo de todo aquello, era que no tenía la capacidad de curarse a si mismo, pero... su propia naturaleza debería de bastar. —¿Eh?...— Abrió sus ojos, parpadeando con cierta sorpresa. ¿Como sabía él que vino con un caballo? —¿Como supiste eso?— Preguntó con inocencia, ladeando su cabeza. —Pero bueno... las novedades no siempre son malas... Cuando tienes una vida como la mía, te aburrirías también— Inmortal, a punto de caer en la depravación y miles de problemas por su trabajo como estratega de la nación.
Koei- Orden Luminis
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Re: Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
- Eres un ser bastante extraño niño... parece que te empeñas en a toda costa ver todo lo que esta a tu alrededor como lo mas hermoso que existe en este mundo y justificas todo con poesía ¿no es cansado ser siempre demasiado optimista? - pregunta en un tono tranquilo observando al joven, ya que ciertamente esa actitud de "todo es hermoso, todo es bello y nada malo sucede" le incomodaba al pelirrojo, en otras circunstancias seguramente le habría borrado esa actitud y sonrisa de un buen golpe en la cara, pero ademas de la extrema felicidad y optimismo, el chico no había hecho nada malo y golpearlo solo por sonreír haría ver como un completo imbécil abusivo a Remí. El pelirrojo camino un poco hacia atrás para toparse con el tronco de un gran árbol, el cual deicidio usar para recargarse en el.
Se quedo en silencio unos segundos mas, como intentando que era todo lo que el chico veía, pero para el solo eran insectos molestos, animales rastreros estorbosos, aunque tampoco era todo malo, le gustaba la oscuridad y la relativa soledad del bosque, después de todo si bien Remí no era como el joven que veía todo de forma maravilloso, tampoco era alguien que veía todo negativo, se podría decir que el tenia un punto medio - hablas con mucha pasión de los ángeles, pero ellos son los mayores hipócritas y bastardos de la historia, solo están en el cielo observándonos como si fuéramos su maldito entretenimiento, cuando hacemos algo bien ellos se llevan el crédito, cuando algo sale mal ellos se hacen las victimas y lloran amargamente, son como niñas caprichosas nada mas -
Se notaba que definitivamente el licantropo no era fanático de los ángeles - desearía que alguna vez uno de esos alados tuviera el valor de venir a la tierra y viera lo que opinamos la mayoría de ellos, claro unos cuantos los alabarían y les besarían los pies, pero la mayoría los haríamos pedazos - da una larga fumada soltando todo el humo hacia atrás mostrando uno de sus prominentes colmillos, lo cual sucedía cuando se molestaba un poco, pero su intención no era asustar a aquel chico, por mas raro que fuera el no tenia la culpa del odio que sentía el pelirrojo por aquellos seres celestiales - mejor dejare ese tema de lado niño... y tengas la edad que tengas para mi eres un niño, así tuvieras mil quinientos noventa y cuatro años, seguirías siendo un niño para mi, así que acostúmbrate - su tono de voz era serio pero sin llegar a sonar amenazante.
Remí seguía recargado en el árbol, solamente fumando, un vicio que había agarrado desde aquel incidente con su familia, todos le solían decir que ese vicio tarde o temprano lo mandaría a la tumba, pero el solo respondía "algún día todos tendremos que morir". El licantropo deicidio sentarse en el suelo pero aun recargado en aquel gran tronco, parecía estarse poniendo un poco mas cómodo pero sin retirar la vista de aquel chico - hace mucho que me quede sin un hogar al cual volver, pero no me quejo, ahora todo el mundo es mi casa, duermo y vivo donde yo quiera, sin seguir reglas de nadie, viajo por todo el mundo libremente sin nada que me ate a un lugar, mis días son muy distintos el uno del otro -
Esboza una sutil sonrisa de lado sin perder contacto visual con el joven - tan solo hace unos días me encontraba en un pantano junto a una niña que intentaba asesinarme y ahora mírame, en un gran bosque con un extraño chico que siempre esta feliz - terminadas esas palabras se termina su cigarro lanzandolo hacia atrás, no sin antes claro asegurarse de que estuviera completamente apagado para evitar un incendio, sin embargo no pasaron mas de cinco segundos hasta de que el pelirrojo sacara otro cigarro y ya lo tuviera en sus labios fumando - si tu vida es tan aburrida que decidiste escapar entonces por que siempre estas feliz, ¿es acaso una mascara esa sonrisa que oculta a un niño infeliz que se siente como un ave enjaulada? - mientras hacia esa pregunta, Remí juntaba un poco de ramas y hojas secas que había a su lado para amontonar todo frente a el.
Se quedo en silencio unos segundos mas, como intentando que era todo lo que el chico veía, pero para el solo eran insectos molestos, animales rastreros estorbosos, aunque tampoco era todo malo, le gustaba la oscuridad y la relativa soledad del bosque, después de todo si bien Remí no era como el joven que veía todo de forma maravilloso, tampoco era alguien que veía todo negativo, se podría decir que el tenia un punto medio - hablas con mucha pasión de los ángeles, pero ellos son los mayores hipócritas y bastardos de la historia, solo están en el cielo observándonos como si fuéramos su maldito entretenimiento, cuando hacemos algo bien ellos se llevan el crédito, cuando algo sale mal ellos se hacen las victimas y lloran amargamente, son como niñas caprichosas nada mas -
Se notaba que definitivamente el licantropo no era fanático de los ángeles - desearía que alguna vez uno de esos alados tuviera el valor de venir a la tierra y viera lo que opinamos la mayoría de ellos, claro unos cuantos los alabarían y les besarían los pies, pero la mayoría los haríamos pedazos - da una larga fumada soltando todo el humo hacia atrás mostrando uno de sus prominentes colmillos, lo cual sucedía cuando se molestaba un poco, pero su intención no era asustar a aquel chico, por mas raro que fuera el no tenia la culpa del odio que sentía el pelirrojo por aquellos seres celestiales - mejor dejare ese tema de lado niño... y tengas la edad que tengas para mi eres un niño, así tuvieras mil quinientos noventa y cuatro años, seguirías siendo un niño para mi, así que acostúmbrate - su tono de voz era serio pero sin llegar a sonar amenazante.
Remí seguía recargado en el árbol, solamente fumando, un vicio que había agarrado desde aquel incidente con su familia, todos le solían decir que ese vicio tarde o temprano lo mandaría a la tumba, pero el solo respondía "algún día todos tendremos que morir". El licantropo deicidio sentarse en el suelo pero aun recargado en aquel gran tronco, parecía estarse poniendo un poco mas cómodo pero sin retirar la vista de aquel chico - hace mucho que me quede sin un hogar al cual volver, pero no me quejo, ahora todo el mundo es mi casa, duermo y vivo donde yo quiera, sin seguir reglas de nadie, viajo por todo el mundo libremente sin nada que me ate a un lugar, mis días son muy distintos el uno del otro -
Esboza una sutil sonrisa de lado sin perder contacto visual con el joven - tan solo hace unos días me encontraba en un pantano junto a una niña que intentaba asesinarme y ahora mírame, en un gran bosque con un extraño chico que siempre esta feliz - terminadas esas palabras se termina su cigarro lanzandolo hacia atrás, no sin antes claro asegurarse de que estuviera completamente apagado para evitar un incendio, sin embargo no pasaron mas de cinco segundos hasta de que el pelirrojo sacara otro cigarro y ya lo tuviera en sus labios fumando - si tu vida es tan aburrida que decidiste escapar entonces por que siempre estas feliz, ¿es acaso una mascara esa sonrisa que oculta a un niño infeliz que se siente como un ave enjaulada? - mientras hacia esa pregunta, Remí juntaba un poco de ramas y hojas secas que había a su lado para amontonar todo frente a el.
Remí Etienne LeBeau- Nómada
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Re: Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
Siguió con aquella media sonrisa suya mientras el pelirrojo hablaba. La felicidad era temporal, todo en aquél mundo lo era, si solo las cosas seguirían para siempre como eran, llegaría a ser aburrido. Koei no tardó mucho en bajar un poco su mirada, clavandola en las hojas del suelo, quienes se movían lentamente, empujadas por el viento. —No siempre soy optimista, perdí esa facultad hace mucho, mucho, mucho tiempo— Una amarga sonrisa surgió de sus labios. ¿Optimista? ¿Aquellas banales palabras lo eran? Claramente Remí no tuvo que haber conocido ángeles puros, entonces si sabría que era un optimismo desmesurado. —Eso depende de tu sensación de la realidad— Susurró antes de volver a sentarse en el suelo, acariciando con suavidad la hierba bajo él por pura costumbre. No tardó en que la luna y las estrellas sean las únicas en iluminar aquel lugar del bosque. Desvió su mirada hacia el otro en cuanto sus palabras resonaron en el silencio. Sorprendentemente, no le molestó que hablara así de sus similares, Koei mismo había llegado a pensar de esa forma acerca de los ángeles, eso quizás, incluso le llevaba a odiarse a si mismo por su propia naturaleza. —No creas, el cielo no es solo luz y flores. El cielo es mucho mas corrupto que la tierra misma. De hecho, no hay un lugar donde la corrupción no sea ama y patrona... Aunque creo que los bosques no siguen esta ley de vida— Ladeó su rostro, hablando en fin con cierto odio hacia los celestiales, aunque a penas notorio dada su suave voz.
¿Que diría aquel hombre si supiera que uno de aquellos seres que él tanto despreciaba estaba ante sus ojos? Cerró sus ojos, ladeando su cabeza hacia un lado con inocencia. Solo al cabo de pocos momentos volvió a entreabrir sus ojos y fijarlos hacia el frente, al otro lado del lago, donde la oscuridad parecía ser mas constante. —Realmente aquellos seres alados ya bajaron. De hecho, esta ciudad... Sairou es la más amada por ellos... Es decir, realmente no se si la aman, pero muchos se reúnen aquí— Aun sin fijar su mirada en el pelirrojo siguió hablando, como si realmente estuviera demasiado ocupado buscando algo inexistente al otro lado del lago. —No es como si me moleste que me llames así... tan solo suena extraño— Si sus teorías eran certeras, muchos animales debían de ir deambulando entre los árboles mientras ellos hablaban, sin duda alguna, era algo demasiado complicado para saber con certeza, pero al menos sabía que tanto de día como de noche, sea ciudades que bosques, eran transitados por sus "ciudadanos". Levantó su mano, tomando una de las pequeñas cadenas plateadas que caían de entre sus cabellos, jugueteando con ella de forma despreocupada, a la vez que su mente vagaba por ideas propias, recuerdos antiguos y muchos otros problemas que un ser como él pudiera tener. Estiró su mano hacia el agua, mojando solo un poco la punta de sus dedos con el frío líquido. —Si... hacer cosas nuevas puede ser bueno.
Un cansino suspiro escapó de sus labios mientras escuchaba las palabras del otro. Sabía de antemano que las personas solían matar sin importar si tenían o no un motivo, los ángeles no eran distintos a todo aquello, de hecho, quizás los únicos seres realmente fieles a sus principios eran los demonios, al menos, ellos nunca mentirían ser lo que eran y si uno tenía ideas contrarias a las de su especie, no le mandarían a morir, simplemente le ignorarían. Cosa que en el cielo no pasaba sin importar el que. —Entonces debes ser difícil de matar. ¿Que le hiciste a la chica para que intentara eso?— Sonrió con ironía, volviendo su mirada hacia él. Levantó una mano a sus labios, ocultando un repentino y a su vez, suave bostezo. Tal parece, que la idea de dormir afuera no sonaba tan mala como en un principio pudiera aparentar. —¿Eh? Fumar en exceso no es bueno— Susurró, pensando que ese hombre podría escuchar incluso su mas bajo susurro. Se levantó ante su pregunta y caminó hacia él, parándose a pocos pasos de este, inclinándose un poco hacia el frente. —No del todo. Pero si no pudiera encontrar felicidad al menos en las cosas mas banales, caería completamente en la corrupción. Cosa que aún... no quiero probar— Si, tan solo un poco mas y se podría decir que pasaría completamente aquel sutil hilo que dividía a un ángel caído de algo mucho mas dañino. —No quisiera, intentar matar a alguien por no poder controlarme... Pero bueno. ¿Pasarás aquí la noche?— Cerró por completo sus ojos, volviendo a su sonreír una vez más.
¿Que diría aquel hombre si supiera que uno de aquellos seres que él tanto despreciaba estaba ante sus ojos? Cerró sus ojos, ladeando su cabeza hacia un lado con inocencia. Solo al cabo de pocos momentos volvió a entreabrir sus ojos y fijarlos hacia el frente, al otro lado del lago, donde la oscuridad parecía ser mas constante. —Realmente aquellos seres alados ya bajaron. De hecho, esta ciudad... Sairou es la más amada por ellos... Es decir, realmente no se si la aman, pero muchos se reúnen aquí— Aun sin fijar su mirada en el pelirrojo siguió hablando, como si realmente estuviera demasiado ocupado buscando algo inexistente al otro lado del lago. —No es como si me moleste que me llames así... tan solo suena extraño— Si sus teorías eran certeras, muchos animales debían de ir deambulando entre los árboles mientras ellos hablaban, sin duda alguna, era algo demasiado complicado para saber con certeza, pero al menos sabía que tanto de día como de noche, sea ciudades que bosques, eran transitados por sus "ciudadanos". Levantó su mano, tomando una de las pequeñas cadenas plateadas que caían de entre sus cabellos, jugueteando con ella de forma despreocupada, a la vez que su mente vagaba por ideas propias, recuerdos antiguos y muchos otros problemas que un ser como él pudiera tener. Estiró su mano hacia el agua, mojando solo un poco la punta de sus dedos con el frío líquido. —Si... hacer cosas nuevas puede ser bueno.
Un cansino suspiro escapó de sus labios mientras escuchaba las palabras del otro. Sabía de antemano que las personas solían matar sin importar si tenían o no un motivo, los ángeles no eran distintos a todo aquello, de hecho, quizás los únicos seres realmente fieles a sus principios eran los demonios, al menos, ellos nunca mentirían ser lo que eran y si uno tenía ideas contrarias a las de su especie, no le mandarían a morir, simplemente le ignorarían. Cosa que en el cielo no pasaba sin importar el que. —Entonces debes ser difícil de matar. ¿Que le hiciste a la chica para que intentara eso?— Sonrió con ironía, volviendo su mirada hacia él. Levantó una mano a sus labios, ocultando un repentino y a su vez, suave bostezo. Tal parece, que la idea de dormir afuera no sonaba tan mala como en un principio pudiera aparentar. —¿Eh? Fumar en exceso no es bueno— Susurró, pensando que ese hombre podría escuchar incluso su mas bajo susurro. Se levantó ante su pregunta y caminó hacia él, parándose a pocos pasos de este, inclinándose un poco hacia el frente. —No del todo. Pero si no pudiera encontrar felicidad al menos en las cosas mas banales, caería completamente en la corrupción. Cosa que aún... no quiero probar— Si, tan solo un poco mas y se podría decir que pasaría completamente aquel sutil hilo que dividía a un ángel caído de algo mucho mas dañino. —No quisiera, intentar matar a alguien por no poder controlarme... Pero bueno. ¿Pasarás aquí la noche?— Cerró por completo sus ojos, volviendo a su sonreír una vez más.
Koei- Orden Luminis
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Re: Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
- Hablas del cielo como si lo conocieras bien - esa forma de hablar del chico nuevamente le hacia sentirse un poco extraño, pero prefirió atribuir sus palabras simplemente a su forma de ser, no era el momento para romperse la cabeza intentando sacar conjeturas basadas en meras especulaciones, así que el pelirrojo decidió mantenerse callado mientras escucha las palabras que el joven le decía, fue entonces cuando escucho acerca de la ciudad, Remí rara vez visitaba las ciudades de los reinos, solo vagaba entre los bosques, montañas, lagos y demás lugares alejados de la ciudad, por lo que esos eran terrenos desconocidos para el licantropo - una ciudad así debería arder en llamas... -
Terminando su comentario, creo una llamara de fuego que cubrió su mano derecha, desde la muñeca a la punta de los dedos y con esta prendió fuego al pequeño montículo de ramas y hojas secas que había juntado frente a el hacia algunos minutos, luego de que la improvisada fogata estuvo hecha, las llamas en la mano del pelirrojo desaparecieron. Ya tenia una fogata que ademas de dar algo de calor, ayudaría a ahuyentar a varios insectos molestos y animales, al menos un poco de fuego lo hacia sentir mas calmado a Remí, así que se relajo recargándose un poco mas en el tronco del árbol, casi recostándose - supongo que así es, soy difícil de asesinar... al inicio pensé que esa chica me intentaba matar por que la viole en el pantano, pero después revelo que se trataba simplemente de dinero, algunos idiotas están poniéndole un precio muy alto a mi cabeza -
Su tono era de lo mas normal y tranquilo, casi como si esas cosas fueran ya cotidianas en el... y de cierta forma lo eran, cada cierto tiempo se encontraba con personas que buscaban asesinarlo simplemente por que alguien los contrato para hacerlo, en parte eso era lo que mas le fastidiaba, que las personas que lo querían ver muerto no se tomaran la molestia de intentar matarlo ellos mismos, casi era como un insulto para el pelirrojo, quien observa detenidamente como el joven se acercaba mas a el, quedando ya bastante mas cerca, así que tomo el cigarrillo para quitarlo de sus labios y luego arrojarlo al fuego, acto seguido tomo del mentón con firmeza al joven, pegándolo un poco mas a el, separando sus labios por un centímetro apenas.
- No deberías confiar tanto en desconocidos niño... nunca sabes cuando uno podría intentar aprovecharse de ti, quitarte tus lindas ropas y tomarte a la fuerza de una forma tan salvaje que nunca creíste posible - terminando sus palabras le suelta el mentón a chico y le muestra una sonrisa sutil de lado, casi como si quisiera darle a entender que él era ese tipo de persona o quizás simplemente estaba bromeando con Koei para ver su reacción, ciertamente con Remí nunca se podía saber hasta que punto sus bromas eran simplemente bromas o una advertencia de lo que podría pasar, ya que el licantropo era capaz de eso y mas cosas - pasare la noche aquí, si tu piensas hacer lo mismo deberías ir donde tu caballo por las cosas que hayas traído, ya que supongo trajiste algo para pasar la noche ¿o no? - pregunto con toda calma mientras se terminaba de una vez de recostar boca arriba en el piso, con sus manos detrás de su cabeza y mirando de reojo a Koei.
Terminando su comentario, creo una llamara de fuego que cubrió su mano derecha, desde la muñeca a la punta de los dedos y con esta prendió fuego al pequeño montículo de ramas y hojas secas que había juntado frente a el hacia algunos minutos, luego de que la improvisada fogata estuvo hecha, las llamas en la mano del pelirrojo desaparecieron. Ya tenia una fogata que ademas de dar algo de calor, ayudaría a ahuyentar a varios insectos molestos y animales, al menos un poco de fuego lo hacia sentir mas calmado a Remí, así que se relajo recargándose un poco mas en el tronco del árbol, casi recostándose - supongo que así es, soy difícil de asesinar... al inicio pensé que esa chica me intentaba matar por que la viole en el pantano, pero después revelo que se trataba simplemente de dinero, algunos idiotas están poniéndole un precio muy alto a mi cabeza -
Su tono era de lo mas normal y tranquilo, casi como si esas cosas fueran ya cotidianas en el... y de cierta forma lo eran, cada cierto tiempo se encontraba con personas que buscaban asesinarlo simplemente por que alguien los contrato para hacerlo, en parte eso era lo que mas le fastidiaba, que las personas que lo querían ver muerto no se tomaran la molestia de intentar matarlo ellos mismos, casi era como un insulto para el pelirrojo, quien observa detenidamente como el joven se acercaba mas a el, quedando ya bastante mas cerca, así que tomo el cigarrillo para quitarlo de sus labios y luego arrojarlo al fuego, acto seguido tomo del mentón con firmeza al joven, pegándolo un poco mas a el, separando sus labios por un centímetro apenas.
- No deberías confiar tanto en desconocidos niño... nunca sabes cuando uno podría intentar aprovecharse de ti, quitarte tus lindas ropas y tomarte a la fuerza de una forma tan salvaje que nunca creíste posible - terminando sus palabras le suelta el mentón a chico y le muestra una sonrisa sutil de lado, casi como si quisiera darle a entender que él era ese tipo de persona o quizás simplemente estaba bromeando con Koei para ver su reacción, ciertamente con Remí nunca se podía saber hasta que punto sus bromas eran simplemente bromas o una advertencia de lo que podría pasar, ya que el licantropo era capaz de eso y mas cosas - pasare la noche aquí, si tu piensas hacer lo mismo deberías ir donde tu caballo por las cosas que hayas traído, ya que supongo trajiste algo para pasar la noche ¿o no? - pregunto con toda calma mientras se terminaba de una vez de recostar boca arriba en el piso, con sus manos detrás de su cabeza y mirando de reojo a Koei.
Remí Etienne LeBeau- Nómada
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Re: Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
—No es como si lo conociera, tan solo me contaron eso... ángeles que si estuvieron allí— Tampoco era como si pudiera decirle abiertamente su raza como ángel, aunque estaba ya manchado por la traición y la deshonra propia. Lo cierto quizás era que temía la posibilidad de que el chico se molestara, demostrara su odio hacia él y de esa forma, se meterían sin motivo en una lucha estúpida, cosa que Koei no deseaba, ante ningún concepto. Tampoco podría dejar tan fácilmente que la ciudad se quemara, después de todo, "trabajaba" para el rey de dicho país y había dado su palabra que la protegería, sin importar si en el intento tuviera que malgastar su vida. —Realmente... no es tan mala como unos se imaginan... la mayoría de las personas son felices... Aunque quizás me gane tu odio, no podría dejarte que la destruyeras... como no podría dejarte lastimar a un ángel puro— Era su trabajo, y de cierta forma lo único que le mantenía aun con deseos de seguir adelante, de otra forma, no habría pensado dos veces a la idea de volver al cielo y pedirle a El que le encierre una vez más, después de todo, no podían simplemente terminar con la vida de aquél que una vez fue un arcángel. Observó las llamas creadas con cierta sorpresa, aparentemente habían mas personas con poderes sorprendentes en todo aquél bizarro mundo.
Sin duda, su luz no servía a mucho frente al fuego, más antes de poder pronunciar palabra alguna el comentario desconcertante de Remí le hizo parpadear. Esas cosas, aun eran un tema inexistente en la mente del "joven" para comenzar, el amor ya en el cielo estaba permitido, pero nunca había conocido a nadie que se divirtiera en aquellas situaciones en la tierra. Quizás porqué él mismo era bastante necio a la idea de relacionarse con seres vivos, por ello, nunca le interesó lo que los demás hacían en su tiempo libre. —¿Eh? ¿Por qué lo hiciste? No es algo que puedas hacer porqué se te apetece— Ladeó su rostro. En cuanto a la matanza, eso era un tema ya conocido por el chico, quien de por si había estado involucrado en ellas por su estatus social. Y aun así, nunca había gustado de aquellos que ponían precios a las cabezas ajenas solo porqué eran demasiado cobardes como ocuparse ellos mismos del asunto. —Entonces también podría matarte para obtener esa recompensa— Aunque su voz sonó seria y segura de si misma, su intención era clara, solo se trataba de un juego. Mancharse las manos de sangre ajena era la última intención de Koei, quien ya de por si, estaba en una situación bastante complicada.
Su sorpresa fue visible al verse atraído más hacia él al ser tomado por el mentón, más a parte de ello no dejó de fijar su mirada en las carmines orbes del contrario, raras eran las veces en las que Koei dejaba de mirar fijamente a una persona a los ojos. Parpadeó durante breves instantes ante sus palabras. —¿Crees que me dejaría? Tengo mi orgullo— Comentó sin más. Apoyando una mano en el hombro contrario para incorporarse. En efecto, aquél aire tan limpio le estaba relajando, quizás demasiado para una persona demasiado acostumbrada a los peligros mundanos. —No, realmente no llevé nada. Mi intención en un principio no era pasar la noche al cielo abierto— Se acercó un poco a la hoguera, extendiendo sus manos hacia ella mientras observaba fijamente las llamas oscilar. —Con que tienes el poder sobre el fuego...— Aquél elemento sin duda alguna debía de ser muy oportuno en varias ocasiones. Como mantenerse cálidos en una noche fría, o ahuyentar a los animales. Calló de golpe, concentrándose en cada ruido que el bosque causaba, el correr del agua entre las venas de la tierra y los pequeños animales asomándose para beber. Sin duda, la idea de permanecer a dormir en un bosque no sonaba tan mala al fin y al cabo. Se sentó a pocos pasos de Remí, recostándose sobre el pasto al igual que el otro, solo que sus ojos estaban dirigidos directamente al cielo, aquello que aún siendo expulsado amaba tanto.
Sin duda, su luz no servía a mucho frente al fuego, más antes de poder pronunciar palabra alguna el comentario desconcertante de Remí le hizo parpadear. Esas cosas, aun eran un tema inexistente en la mente del "joven" para comenzar, el amor ya en el cielo estaba permitido, pero nunca había conocido a nadie que se divirtiera en aquellas situaciones en la tierra. Quizás porqué él mismo era bastante necio a la idea de relacionarse con seres vivos, por ello, nunca le interesó lo que los demás hacían en su tiempo libre. —¿Eh? ¿Por qué lo hiciste? No es algo que puedas hacer porqué se te apetece— Ladeó su rostro. En cuanto a la matanza, eso era un tema ya conocido por el chico, quien de por si había estado involucrado en ellas por su estatus social. Y aun así, nunca había gustado de aquellos que ponían precios a las cabezas ajenas solo porqué eran demasiado cobardes como ocuparse ellos mismos del asunto. —Entonces también podría matarte para obtener esa recompensa— Aunque su voz sonó seria y segura de si misma, su intención era clara, solo se trataba de un juego. Mancharse las manos de sangre ajena era la última intención de Koei, quien ya de por si, estaba en una situación bastante complicada.
Su sorpresa fue visible al verse atraído más hacia él al ser tomado por el mentón, más a parte de ello no dejó de fijar su mirada en las carmines orbes del contrario, raras eran las veces en las que Koei dejaba de mirar fijamente a una persona a los ojos. Parpadeó durante breves instantes ante sus palabras. —¿Crees que me dejaría? Tengo mi orgullo— Comentó sin más. Apoyando una mano en el hombro contrario para incorporarse. En efecto, aquél aire tan limpio le estaba relajando, quizás demasiado para una persona demasiado acostumbrada a los peligros mundanos. —No, realmente no llevé nada. Mi intención en un principio no era pasar la noche al cielo abierto— Se acercó un poco a la hoguera, extendiendo sus manos hacia ella mientras observaba fijamente las llamas oscilar. —Con que tienes el poder sobre el fuego...— Aquél elemento sin duda alguna debía de ser muy oportuno en varias ocasiones. Como mantenerse cálidos en una noche fría, o ahuyentar a los animales. Calló de golpe, concentrándose en cada ruido que el bosque causaba, el correr del agua entre las venas de la tierra y los pequeños animales asomándose para beber. Sin duda, la idea de permanecer a dormir en un bosque no sonaba tan mala al fin y al cabo. Se sentó a pocos pasos de Remí, recostándose sobre el pasto al igual que el otro, solo que sus ojos estaban dirigidos directamente al cielo, aquello que aún siendo expulsado amaba tanto.
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Re: Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
- Relájate niño, no seré yo quien destruya esa ciudad, no te tomes las cosas tan enserió, ademas hasta la fecha nadie ah sido tan importante para mi, como para ganarse mi odio y tu no seras el primero - Remí sonríe tranquilamente mientras dice esas palabras, el licantropo a pesar de sus actitudes y palabras era alguien que sabia controlar muy bien sus emociones e incluso sus sentimientos, por eso se daba el lujo de hacer una que otra "actuación" de vez en cuando, solo para romper la monotonía del momento, ya que aunque no le agradaba mucho la ciudad tampoco le importaba lo suficiente como para hacer algo a favor o en contra de esta y las palabras de aquel chico cada vez le aclaraban mas una duda que el pelirrojo tenia acerca de su procedencia.
Cada palabra dicha por el licantropo desde hacia ya varios minutos no estaba hecha tan al azar como lo hacia ver, todo tenia una razón de ser y eso era revelar la identidad del chico, ya con lo que acababa de decir; la ultima pieza del rompecabezas había sido colocada, ese extraño aroma, la sensación de incomodidad, su manera de expresarse del cielo, de los ángeles y de la ciudad... ya todo estaba claro. Las siguientes palabras del niño le hicieron esbozar una sutil sonrisa al pelirrojo - es complicado de explicar por que lo hice a alguien que seguramente nunca ah sentido lo que es el deseo y la lujuria... así que solamente digamos que lo hice por que puedo hacerlo -
El licantropo acomodo un poco mas el lugar que había elegido para descansar, se quito su pesada chamarra de piel y la lanzo hacia el árbol, quedando atorada en una rama, lejos de cualquier animal - tu no matarías ni a un insecto, mucho menos te mancharías las manos con mi sangre, pero si intentas matarme mientras duermo solo hazme un favor y quita la camisa al menos, no sabes lo molesto que es tener tu ropa llena de agujeros - su tono era de lo mas natural, algo comprensible dado que desde hacia muchos años siempre lo intentaban cazar al grado de que eso ya se había vuelto tan natural para el como el respirar o el comer. Remí observo al niño y luego se puso de pie dando un gran salto para bajar su chamarra la cual le lanzo a la cabeza al niño
- A diferencia de mi, no creo que estés acostumbrado a dormir en la intemperie, mi chamarra te mantendrá cómodo y caliente, así que úsala - la ultima frase había sonado mas como una orden que como una petición y esperaba que así lo hubiera visto también el chico, ya que no quería tener que insistir por que al otro le diera pena o no quisiera aceptar la "ayuda" - en la mañana cuando nuestros caminos se separen, me la devolverás y tu seguirás por tu camino mientras yo por el mio, ahora lo mejor es que intentes dormir y no te preocupes por nada, normalmente la primera noche suele ser difícil, pero con tu forma de ver las cosas creo que lo disfrutaras, ademas el fuego es mi compañero y si algo pasa el nos avisara - dio un gran bostezo al terminar sus palabras y se acomodo para intentar comenzar a dormir.
Cada palabra dicha por el licantropo desde hacia ya varios minutos no estaba hecha tan al azar como lo hacia ver, todo tenia una razón de ser y eso era revelar la identidad del chico, ya con lo que acababa de decir; la ultima pieza del rompecabezas había sido colocada, ese extraño aroma, la sensación de incomodidad, su manera de expresarse del cielo, de los ángeles y de la ciudad... ya todo estaba claro. Las siguientes palabras del niño le hicieron esbozar una sutil sonrisa al pelirrojo - es complicado de explicar por que lo hice a alguien que seguramente nunca ah sentido lo que es el deseo y la lujuria... así que solamente digamos que lo hice por que puedo hacerlo -
El licantropo acomodo un poco mas el lugar que había elegido para descansar, se quito su pesada chamarra de piel y la lanzo hacia el árbol, quedando atorada en una rama, lejos de cualquier animal - tu no matarías ni a un insecto, mucho menos te mancharías las manos con mi sangre, pero si intentas matarme mientras duermo solo hazme un favor y quita la camisa al menos, no sabes lo molesto que es tener tu ropa llena de agujeros - su tono era de lo mas natural, algo comprensible dado que desde hacia muchos años siempre lo intentaban cazar al grado de que eso ya se había vuelto tan natural para el como el respirar o el comer. Remí observo al niño y luego se puso de pie dando un gran salto para bajar su chamarra la cual le lanzo a la cabeza al niño
- A diferencia de mi, no creo que estés acostumbrado a dormir en la intemperie, mi chamarra te mantendrá cómodo y caliente, así que úsala - la ultima frase había sonado mas como una orden que como una petición y esperaba que así lo hubiera visto también el chico, ya que no quería tener que insistir por que al otro le diera pena o no quisiera aceptar la "ayuda" - en la mañana cuando nuestros caminos se separen, me la devolverás y tu seguirás por tu camino mientras yo por el mio, ahora lo mejor es que intentes dormir y no te preocupes por nada, normalmente la primera noche suele ser difícil, pero con tu forma de ver las cosas creo que lo disfrutaras, ademas el fuego es mi compañero y si algo pasa el nos avisara - dio un gran bostezo al terminar sus palabras y se acomodo para intentar comenzar a dormir.
Remí Etienne LeBeau- Nómada
- Especie : Licantropo Autentico
Ocupación : Cazador
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Re: Tanto en cielo como en tierra {Priv. Remí}
Una media sonrisa apareció en los labios del pelinegro, realmente había dejado de recordar desde cuando había decidido ofrecer ayuda a ese reino, para empezar, solo era cuestión de una promesa, de hecho, tantas promesas aun volaban alrededor del ángel, quien quizás, había olvidado de ellas en cuanto su mente había abandonado la realidad hacía ya antaño. De hecho, siquiera sabía el por qué se lo tomaba tan a pecho, la idea de que pudieran destruir aquél reino, de hecho, todo aquello era mentira, tan solo, estaba jugando su papel de teniente en la orden, las personas, los ángeles... poca importancia tenían ya para él. —No me lo estoy tomando realmente en serio...— Susurró, la situación era complicada, realmente desdichosa, él mismo había extraviado su camino, sus ideales y sentimientos. —...Tan solo, interioricé demasiado mi papel— Añadió en el mismo susurro de antes.
De hecho, como bien había entendido Remí, Koei carecía de aquellos deseos carnales y a diferencia de muchos ángeles caídos que se centraban en aquellos sentimientos mundanos, él... su parte caída, estaba más concentrada en lo que la oscuridad y destrucción conllevaba a esos deseos, Koei sería el típico antagonista que intentaría destruir el mundo sin importar qué, no sería un pervertido que perseguiría las jóvenes damas. —Hacerlo porque Sí, no es una respuesta conveniente... la gente no puede hacer eso porque se le antoje— Un reprocho, sin duda aquel lo era, aunque su voz sonara realmente calmada y suave, su intención era reprochar. —En ese sentido si tendría motivo por el cual intentar asesinarte— Cerró sus ojos, convencido de sus propias palabras mientras apoyaba su mano en la hierba y echaba su cabeza hacia atrás.
Observó al chico por encima del hombro ante sus palabras. Era raro ver alguien que tan poco consideraba su vida, aunque Koei sea un ejemplo claro de ello. Su ser inmortal, aunque su cuerpo estuviera a punto de ceder, su alma era inmortal, de eso no cabía duda. —No lo creas... antaño maté muchos ángeles... tantos que incluso la cuenta no serviría a nada— Durante unos segundos su rostro se ensombreció. Aunque su voz no perdió aquél suave tono característico de él. —Matar un ángel en ese entonces ya era el peor de los pecados... una mosca... no sería más que añadir un grano de arena en el mar— Siguiendo aquella retorcida forma de ver las cosas, matar un ser vivo no igualaba matar un grupo entero de ángeles, aunque en aquél momento Koei fuera incapaz de hacerlo por deseo propio, de hecho, le habrían perdonado pues solo había actuado según órdenes mayores. —Oh, tu también podrías matarme, no tengo inconveniente.
Antes de darse cuenta ya tenía una pesada chaqueta encima de su cabeza, con una pequeña mueca se la quitó de la cabeza, ordenando su cabello antes de dejarse caer hacia atrás, recostándose así en el césped, cubriéndole la chaqueta parte de su cuerpo, de hecho, siquiera tenía frío al lado de la hoguera, como tampoco con la ropa que llevaba encima, aun así, simplemente carecía de ganas para devolver. Simple escusa quizás. —De hecho, se podría decir que estoy acostumbrado... dormí durante siglos en las profundidades de la tierra...— Entrelazó sus manos encima de su estómago debajo de la chaqueta, cerrando sus ojos. —Pero... creo que es mucho mas interesante hacerlo con el cielo visible encima... Aun así, gracias...— De hecho, las profundidades de la tierra eran aburrida, y aunque no pudiera verlo, ni moverse por el sin fin de cadenas que le amarraban, al menos habían momentos en los que la noción del tiempo volvía a él. Solo de vez en cuando.
De hecho, como bien había entendido Remí, Koei carecía de aquellos deseos carnales y a diferencia de muchos ángeles caídos que se centraban en aquellos sentimientos mundanos, él... su parte caída, estaba más concentrada en lo que la oscuridad y destrucción conllevaba a esos deseos, Koei sería el típico antagonista que intentaría destruir el mundo sin importar qué, no sería un pervertido que perseguiría las jóvenes damas. —Hacerlo porque Sí, no es una respuesta conveniente... la gente no puede hacer eso porque se le antoje— Un reprocho, sin duda aquel lo era, aunque su voz sonara realmente calmada y suave, su intención era reprochar. —En ese sentido si tendría motivo por el cual intentar asesinarte— Cerró sus ojos, convencido de sus propias palabras mientras apoyaba su mano en la hierba y echaba su cabeza hacia atrás.
Observó al chico por encima del hombro ante sus palabras. Era raro ver alguien que tan poco consideraba su vida, aunque Koei sea un ejemplo claro de ello. Su ser inmortal, aunque su cuerpo estuviera a punto de ceder, su alma era inmortal, de eso no cabía duda. —No lo creas... antaño maté muchos ángeles... tantos que incluso la cuenta no serviría a nada— Durante unos segundos su rostro se ensombreció. Aunque su voz no perdió aquél suave tono característico de él. —Matar un ángel en ese entonces ya era el peor de los pecados... una mosca... no sería más que añadir un grano de arena en el mar— Siguiendo aquella retorcida forma de ver las cosas, matar un ser vivo no igualaba matar un grupo entero de ángeles, aunque en aquél momento Koei fuera incapaz de hacerlo por deseo propio, de hecho, le habrían perdonado pues solo había actuado según órdenes mayores. —Oh, tu también podrías matarme, no tengo inconveniente.
Antes de darse cuenta ya tenía una pesada chaqueta encima de su cabeza, con una pequeña mueca se la quitó de la cabeza, ordenando su cabello antes de dejarse caer hacia atrás, recostándose así en el césped, cubriéndole la chaqueta parte de su cuerpo, de hecho, siquiera tenía frío al lado de la hoguera, como tampoco con la ropa que llevaba encima, aun así, simplemente carecía de ganas para devolver. Simple escusa quizás. —De hecho, se podría decir que estoy acostumbrado... dormí durante siglos en las profundidades de la tierra...— Entrelazó sus manos encima de su estómago debajo de la chaqueta, cerrando sus ojos. —Pero... creo que es mucho mas interesante hacerlo con el cielo visible encima... Aun así, gracias...— De hecho, las profundidades de la tierra eran aburrida, y aunque no pudiera verlo, ni moverse por el sin fin de cadenas que le amarraban, al menos habían momentos en los que la noción del tiempo volvía a él. Solo de vez en cuando.
Koei- Orden Luminis
- Especie : Ángel Caído
Ocupación : 3er teniente y estratega
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