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Restauración de lazos. [ Privado ]

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Restauración de lazos. [ Privado ] Empty Restauración de lazos. [ Privado ]

Mensaje por Twilight Sparkle Jue Abr 05, 2012 12:20 pm

La última jornada había sido demasiado agotadora para la joven Sparkle. Es decir… ¿Quién hubiera imaginado que de simple espectadora pasaría a ser la encargada de dar los primeros auxilios en una batalla que casi deja manco a su Maestro? ¡Por todos los pegasos, habían aclarado que seria amistosa! Sin duda alguna ambas partes tenían demasiada fuerza para saber mantener a raya lo que era una batalla de ese modo. Pero… ¡Diablos! ¡Se habían arrancado alas y brazos! Su cabellera se erizaba un poco de pensar que podría haber sucedido de no haber estado ella ahí. Aun no parecía segura del todo sobre cuantos médicos estaban capacitados en Hokkan para volver a unir extremidades con la rapidez que ella lo había hecho. Más aun, no sabía si lo hizo bien al menos. Lo que menos quería pensar seria que la ejecución de su magia había estado mal lograda y que por su culpa, tanto su adorado Maestro Gabriel como el joven de cabellera verde perdieran total movilidad de sus extremidades, o se pudrieran con ellas conectados al resto de su cuerpo… Le preocupaba, y bastante. Por eso se encontraba alli ahora.

Estaba en una de las habitaciones exclusivas para los miembros de las órdenes. Ella tenía la suya, pero no era donde estaba. Estaba en una que de momento no tenia dueño, a menos que se la adjudicara el visitante forzado que en esos momentos estaba descansando sobre la cama. Con todo su cabello amarrado hacia un costado, boca abajo y su espalda vendada, descansaba el cuerpo un tanto malherido del dracolinch. Twilight en cambio, estaba sentada al lado de la cama, con posición firme mientras sostenía un tomo de medicina mágica sobre sus manos. Sus ojos eran completamente para esas hojas de color un tanto amarillento y letras marrones que se amontonaban sin fin ni descanso sobre aquellas páginas que pedían ser dejadas en paz. A medida que Twilight leía, volvía una página atrás, constatando pequeños conocimientos, y retomando su lectura. Leia, retrocedía, fijaba, aseguraba, y seguía. Una estudiante aplicada en todo sentido, aunque su presencia en ese lugar no era para estudiar.

Lo que en realidad debía hacer la pequeña unicornia, era vigilar a aquel cuyo nombre correspondía a Lance. Y aunque lo había intentado hacer las primeras dos horas, se había dado cuenta que el dormía demasiado profundo como para estar observándolo a espera de que despierte. Y ya que estaban… ¿Por qué no leer un libro? ¡Un libro de medicina mágica! Si aprendía algo en esos momentos, podría ayudar al dragón y a su querido Maestro… ¿Cómo se encontraría Sir Aaron? ¿Habrían podido ayudarlo luego de que se lo llevaran? No había podido tener contacto con el luego de aquel incidente, solo el mensaje de que ella fuera quien cuidara al dracolinch hasta que se recuperase del todo. Realmente le conmovía la confianza que su querido Maestro depositaba en ella, aunque era recurrente también que le asaltara la desconfianza sobre su propio cuerpo. ¿Era capaz de hacerlo, era digna?

Se levanto entonces, cerrando su libro mientras dirigía una mirada muy pensativa hacia quien en su cama descansaba. Sus vendajes se veían algo secos y para su correcta curación deberían de estar húmedos. Dejando su libro en su mesa, se acerco hacia una fuente de agua con propiedades mágicas, y concentrando su poder, una estela de energía violácea rodeo sus dedos. Twilight hundió su mano entonces en el jarrón, tomando esa agua como si fuera una nebulosa, y dirigiendo aquellas gotas atrapadas por su energía psíquica hacia la espalda del mal herido. Miro fijamente el agua teñida de lila, y pronto esta empezó a desaparecer entre las vendas y la piel descubierta del hombre. Sonrío finalmente cuando acabo, pues lo había hecho bien. Después de todo, para reconstruir tejido, la presencia del agua era algo vital, mas allá de que sus alas estuvieran pegadas ya a su cuerpo. Seguro le dolería moverlas, e intentar volar ahora, era una tarea que rozaría lo imposible, pero con el tratamiento adecuado, y más aun con los grandes magos que en Hokkan habitaban, no le llevaría más de dos semanas.

Ahora, que ya estaba totalmente dispuesta a sentarse, un leve sonido la hizo alertar. Volteando a ver hacia la cama, con su libro en brazos, observo como los orbes de quien dormía empezaban a abrirse, lentamente, pero seguros.

-Que bueno es ver que al fin se despierta, joven…- Dijo, con claro alivio en su rostro. -¿Cómo se siente…?- Pregunto luego, casi instantáneamente.

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Mensaje por Lance Cocteau Lun Abr 09, 2012 12:16 am

Durante la primera hora de reposo el dracolich había sufrido asediantes pesadillas, al paralelo que los médicos lo intentaban sedar con una gran variedad de narcóticos y pócimas de extravagantes colores, extrañados porque las pupilas de la criatura seguían tan encendidas y expectantes, pese a que su consciencia dormía. Bastó que un hechicero especializado en salud le clavase con violencia una inyección en la herida de su espalda para que sus párpados se permitiesen el sello, y el reposo verdadero lo inundase al fin.

Lance permaneció en un profundo letargo durante varias horas, vigilado por la pegaso de aura violácea, quien estaba encargada de su cuidado.

En su mente flotaban pensamientos agradables con los que rara vez soñaba: el recuerdo de sus padres, gratos momentos con algunas viejas amistades que había hecho a lo largo de su viaje, el aroma de los jazmines en primavera, y cómo no, el breve tiempo que permaneció junto a Kassandra. No quería soltarse de tan bellas imágenes, que aunque irreales eran lo llenaban de una dicha profunda e inexplicable. El contacto más cercano que había tenido a esa desconocida emoción llamada "amor".

Abrió lentamente los ojos, vislumbrando lentamente las figuras que lo rodeaban. El vendaje que rodeaba su torso acababa de ser humedecido por el mismo tipo de energía que se había encargado de él durante el transcurso de la curación. Sin embargo, solo recordaba hasta el momento donde su adversario lo había privado de sus alas... Y del agudo dolor que sintió tras ello. Infería haberse desmayado, y por ende, perdido el combate.

Que bueno es ver que al fin se despierta, joven… – Escuchó la voz de una joven de cabello púrpura dirigiéndose hacia él. Lance se limitó a observarla desde su posición con el rabillo del ojo. – ¿Cómo se siente…?

Guardó silencio, extrañado por la presencia de una mujer tan joven en un sitio que él suponía sagrado. Se preguntó entonces si seguiría permaneciendo en el palacio de Ogirine. Pero su olfato le indicó rápidamente que una de las habitaciones contiguas correspondía al lugar donde se había llevado acabo el combate. No podía engañar a su memoria olfativa, ni dejarse llevar por las apariencias de ningún individuo.

Posicionó sus manos sobre el colchón, dispuesto a tomar el impulso para ponerse de pie, sin embargo, apenas lo hizo una dolorosa corriente eléctrica (o mágica) le forzó a permanecer en su posición anterior, en reposo. La cara del dracolich acabó plantada nuevamente en la superficie de la colcha, frustrando sus planes.

Qué... ¿Qué está pasando? – Murmuró irritado, más para sí mismo que para la muchacha.
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Mensaje por Twilight Sparkle Lun Abr 30, 2012 2:43 pm

Por un momento su sonrisa se vio ligeramente ausente cuando noto las intenciones de su paciente. Querer levantarse seria perjudicial para su tratamiento, en ese momento claro. Quizás mas tarde, con un poco de hechizos encima, podría hacerlo sentar por unos minutos, pero no más. Una leve pulsación mágica que pudo percibirse como una oleada en sus ojos violáceos, que se iluminaron muy débilmente fue la clave para esto. Twilight se acerco mas, dejando de nuevo el libro que sobre su pecho apretaba, para atender como correspondía a aquel joven que supo dar una increíble por no decir, sobrepasada batalla con su maestro. Se inclino levemente sobre el herido, mientras volvía a repetir esa operación que hacia unos minutos realizo. Tomando agua de esa fuente, su magia retornaba para manifestarse a modo de un conjuro que le aliviaría el dolor que pronto, seguramente embargaría la espalda del dragón no muerto, a la vez que ayudaría con mucha pertinencia a recuperar esas fibras heridas y cortadas que lo unían a sus alas.

-Por favor… Intente no moverse mucho. Aun se esta recuperando…- Pidió con el tono de voz mas preocupado que tenia. Podría considerarse irónico ese momento, porque ella no lo conocía, y hasta llego a odiarlo en el momento en que se atrevió a hacerle daño a su maestro, pero aun así era digno de su preocupación. Su vida estaba en sus manos, o al menos el hecho de que el estuviera bien. En ese punto Twilight no juzgaba a nadie, y ayudaría a quien fuera, hiciese lo que hiciese. ¿Algún castigo? No, a ella no le correspondía ser juez, y además, se consideraba demasiado joven para llegar a tener un juicio que fuera lo suficientemente sobrio como para castigar o apremiar a alguien mas. Ella simplemente deseaba mejorar todo lo que pudiera dentro de sus capacidades, sus talentos, sus falencias. Después, cuando fuera alguien digno de ese mundo, vería que hacer con su vida.

-Su combate con El Maestro fue muy fuerte. Usted se desmayo. Luego lo hizo el… Ahora estoy curando sus heridas.- Explico, en un tono cómplice. Seria difícil que el pudiera confiar en ella, puesto que era una pupila del hombre quien logro arrancarle las alas. Pero pasar bajo el cuidado de una persona en la cual no confiabas y no había un aire ameno, era peor. Los enfermos no se curan más rápido si en su pecho cultivan dudas, miedo y odio. El amor, aunque débil, desconocido y altruista era la clave para que un inválido pudiera no solo caminar, sino volar. Detalle importantísimo que en muchísimos libros, que a lo largo de su vida leyó, supieron ignorar con vehemencia. Algo que siempre solía estar en los libros de los infantes, razón por la cual, a pesar de no brindarle mas datos técnicos necesarios para mejorar en sus habilidades, los seguían leyendo. Seria muy de idiota ignorar el mensaje lleno de pasión y sueños que solo esos libros brindaba, que al fin y al cabo, eso era la base fundamental de su deseo de superación. La pasión de vivir, el anhelo de cumplir su sueño, sin nada de eso, hoy ella solo seria una criatura, lejos de su tierra natal, que conservaba grandes fuentes de datos, pero ni siquiera una pizca de deseos de respirar.

-Mi nombre es Twilight Sparkle. Yo lo estaré cuidando hasta que se sienta mejor… Por eso, si necesita algo, hágamelo saber. Si desea algo en especial, información inclusive, dentro de lo que este a mi alcance, se lo brindare. – Dijo, de manera dulce y reconfortable. Justo en ese momento, su magia terminaba de hacer lo suyo, haciendo desaparecer esa estela mística y tibia con la que por encima de la espalda del malherido lo estaba curando. Había mencionado la información, porque no conocía nada de ese muchacho, pero podría tener familia o alguien que estuviera esperándolo por algún lugar. Se preocuparían, como ella imaginaria o al menos esperarse de un ser querido. Suspiro un segundo, recordando a su familia en Sairou. Estaban tan lejos, y hacia tanto que no sabia de ellos, pero su verdadera vida, estaba allí. Entre las paredes del gran Castillo Origine.

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Mensaje por Lance Cocteau Mar Mayo 01, 2012 3:52 am

Obediente, el dragón restó en reposo, pues infería no tenía otra opción más variada. Observó a la muchacha de manera inexpresiva, casi hostil. Pese a sus palabras llenas de calidez y sentido, en aquél estado se sentía vulnerable, a la merced de quien lo dispusiese. Un ataque bien formulado en la superficie de su espalda malherida, una inyección mal puesta o cualquier intervención malintencionada podía dejarlo parapléjico, o inclusive con un problema neuronal, considerando que en aquella zona navegaba su valiosa columna vertebral.

Bien sabía que no debía confiar en ella, pero parecía que la opción más cómoda era hacerlo, ¿qué sacaba si no? ¿Desesperarse al punto de intentar en vano atacarla? ¿Negarse a recibir el tratamiento? Desconocía las intenciones de los habitantes de Hokkan, pero si las palabras del hechicero eran honestas, solo buscaban medios por los cuales beneficiarse y sentirse protegidos. Protección, la mayor necesidad de un reino tan reprimido por sus vecinos.

De pronto, escuchó a la mujer del cabello púrpura dirigirse a él:
Su combate con El Maestro fue muy fuerte. Usted se desmayó. Luego lo hizo él… Ahora estoy curando sus heridas. – "Maestro", había dicho, se decía el dragón en su fuero interno, cuestionando nuevamente el rango y la identidad de su adversario.
El combate, claro. – Murmuró, ladeando su cabeza para dejarse escuchar, aprovechando así acomodarse mejor sobre el cojín. Poco a poco las ideas se fueron asimilando en sus difusos pensamientos. – Pero... – Algo no encajaba. Algo crucial.

Tras una breve pausa, la muchacha se presentó, anunciando su rol de cuidadora y ofreciéndole la ayuda que necesitase. Ciertamente, un detalle muy amable de su parte. La tal Twilight aparentaba ser bastante hábil en lo que hacía, y en su enunciado no leía nada perverso; de seguro era el simple discurso de la alumna prodigio que buscaba enorgullecer al Maestro y a los suyos. Después de haber sido capaz de estructurar nuevamente el complejo esqueleto que conformaba sus alas, le creía capaz de hacer cualquier cosa. Parecía confiable, empero el dracolich se limitó a mostrarse cada vez más confundido.

Frunció el ceño con fuerza, excavando en los recovecos más escondidos de su memoria, se llevó una mano a la cien, haciendo presión sobre ésta. Había un detalle en el discurso de la joven, un detalle sumamente molesto.

¿Por qué tu Maestro habría de salir herido? Si ni un rasguño le hice... – Preguntó contrariado, omitiendo cualquier indicio de confianza o de querer siquiera presentarse. Dejaría eso para después. – Para ser honesto, solo poseo recuerdos hasta que su poder impactó contra mis omóplatos... – Murmuró tras una pausa, desviando la vista de la ajena.

Intentó no demostrarlo notoriamente, pero frenético apretaba los puños bajo las frazadas de seda. No era capaz de hallar las piezas faltantes en la historia. La identidad del hechicero, sus verdaderas intenciones, y el detalle más escabroso: el verdadero desenlace de la batalla.
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Mensaje por Twilight Sparkle Mar Mayo 01, 2012 1:01 pm

Twilight sonrío, intentando así lograr desvanecer un poco el ceño fruncido y casi violento con que la miraba el dracolinch que a su cuidado estaba. No podía culparlo si lo seguía haciendo. Sabia que debía de ganarse su confianza, y esto era algo difícil encontrándose en una situación tan vulnerable como lo era el. Hacia muchísimo tiempo atrás supo leer en varios libros que los dragones eran muy celosos de sus alas, y esto tendría sentido, considerando que mas o menos están eran pliegues de su piel sobre huesos que le ayudaban a levantar vuelo. Lo primero que solían hacer los cazadores o cualquier criatura que quisiera perjudicarlos, era atacar justamente a esas finas telas de su carne para evitar no solo que volaran y le dieran ventaja estratégica, sino del provocarles un dolor endemoniado cada vez que se movieran. No quería hacerlo de una manera tan indisimulada, pero evitar sentir pena por el herido que a su cuidado estaba, era imposible. Una idea surgió entonces por su mente… Como estudiante prodigio, se propondría la meta de no solo recuperar las alas de aquel joven, sino inclusive, hacer que volara aun más rápido. ¿Algo atrevido de planear? Totalmente, pero ese presentimiento mágico que yacía en el pecho de la joven unicornia, que era aun mas fuerte por su juventud y las cantidades monstruosas de magia no explotada, le decían que a lo mejor, con el tiempo, ese chico de abundantes cabellos verdes, podría ser un aliado.

Pero esos planes con futuro a mejor, como todos sus planes lo eran, se vieron de cierta manera interrumpidos cuando la voz del muchacho le llamo la atención. Ella se arrodillo frente suyo para verle mejor. No se había dado cuenta, pero no era quien para hablarle por encima de su vista, considerando de que normalmente ella tendría que levantar la mirada para verlo. Además, no era mas cómodo para el tener que buscar con su mirada, desde una posición tan incomodo sus orbes violáceos. Twilight lo miro un poco sorprendida, pero intento en ese mismo instante recuperar la compostura para explicar bien lo que le pedía saber. Si le mencionaba no recordar nada, era un pedido implícito de que le narrara que había sucedido luego de eso. Ella acaba de prometerle que le entregaría toda la información o cualquier cosa que estuviera a su alcance. Y lo que preguntaba, eran datos que ella tenia de primera mano. Supo estar presente mientras todo acontecía…

-Vera…-
Trato de introducirse, sin desviar su mirada de la de el ningún momento. –Después de que sufrió el impacto del ataque de El Maestro, usted… Usted reacciono…- Explico de manera básica. ¿Seria completo necesario describir como con su sable, que ahora había sido enviado a una forjaría para arreglar el herrumbre adquirido tras hacer contacto directo con el brazo de su idolatrado Sir Aaron? Por supuesto que no, aunque si pedía el detalle con pena se lo Daria. Creyó por un momento que esa información era lo más importante, aunque omitía de momento un detalle muy importante. Que supo cortarle el brazo. Pero si lo decía, debía de dar su condición actual en ese mismo momento. Y, tras una bocanada de aire, se lanzo a revelárselo.

-Usted le corto el brazo. ¡Pero, yo se lo arregle, como a usted sus alas! El ahora esta bien… Es mas, creo que su mejora fue un poco mas rápida que la suya…- Dijo, un poco cohibida, intentando restar importancia al asunto, aunque era algo muy difícil de hacerlo. Su sonrisa nerviosa pintaba su cara, haciendo que se sonrojara un poco inclusive. Lo que hacia se sentía como una mentira, pero era lo mejor, o eso quiso pensar en su momento. Se levanto entonces, tomando de nuevo el libro que supo dejar sobre una silla, para apretarlo contra su pecho. Era una costumbre que tenia, que de niña supo adquirir. Inconscientemente podría soñar que por osmosis los conocimientos de este se trasladarían a su cuerpo.

-Normalmente no solemos curar a muchos dragones por aquí… Perdón que tarde… Estoy…- Pauso un segundo. –Estamos haciendo lo posible para que mejore. Y si es posible, tenga una condición mejor a la con que ingreso…- Aunque eso ultimo, solo era idea suya.
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Mensaje por Lance Cocteau Miér Mayo 02, 2012 10:10 pm

La situación era más compleja de lo que parecía. La tensión ambiental era fácilmente perceptible. La muchacha no estaba en condiciones de explicarle al malherido el resultado de la batalla o la condición de su Maestro. Para Lance, eran cosas destacables, no las dejaría pasar por alto. El temblor en sus pupilas, un acercamiento caluroso que le siguió a un distanciamiento prudente, pero nervioso. Gestos que hablaban por ella, gestos que daban a entender al dragón que, aún cuando era una estudiante prodigiosa, solo se trataba de una niña asustada intentando dar lo mejor de sí.

Intentó aferrarse a esta conclusión mientras le escuchaba, apaciguando el hervor de su sangre y la agresión que parecía estarle comiendo la carne, consumiéndolo en un frenesí que podría levantarlo aún careciendo de todas las extremidades corporales. Solo para dar el mordisco final, el último aliento de ira. La respiración se agitaba de manera gradual, con el pulso alarmado hizo un nuevo intento por levantarse. Con las palmas nuevamente apoyadas sobre la superficie de la cama, se impulsó hacia arriba, humedeciendo de sangre el núcleo de sus múltiples vendajes.

¡¿Que yo hice...?! – Exclamó con un hilo de voz, alarmado. – Debe haber... Una equivocación... – Jadeó, ignorando el hecho de que sus músculos empezaban a entumecerse del dolor. Esa desagradable y desesperante sensación comenzaba a inundarlo de nuevo. Claramente se trataba de la misma situación en donde sus recuerdos eran fragmentados, y luego le seguía el acostumbrado sentimiento de culpa por haber cometido un acto del que ni siquiera era consciente.

Divagó durante un prolongado minuto qué pudo haberlo hecho perder el control esta vez.
La sangre, ese lugar apestaba a sangre... – Murmuró al cabo de un rato, hablando consigo mismo. El ataque empleado a su espalda debió haberle hecho desparramar litros y litros de sangre putrefacta; la mayoría de las veces en las que eso ocurría, el resultado era similar al anterior. Sentía cómo de igual forma empezaban a formársele surcos bajo los ojos, consciente de que su cuerpo se dejaría llevar por un violento arrebato otra vez. Pese a ello, no quería lastimar a la muchacha que con tanta entrega le estaba cuidando.

Inmediatamente supo la verdad, se dijo así mismo que no debía estar allí. Fuesen cuales fuesen las verdaderas intenciones del hechicero, transmitidas a su joven pupila, no existía razón para confiar en él después de lo que había hecho. No existía razón para devolverle sus alas sin costo alguno. Costo que por supuesto impondría la corona de manera irrefutable. Un gobierno jamás actuaba por mera solidaridad y empatía, bien lo sabía. Mucho menos un gobierno en la crisis actual.

Y finalmente, tras mucho esfuerzo y adrenalina, el dragón pudo llevar acabo el simple acto de sentarse a orillas de la cama. No sin estremecerse ni soltar un par de lágrimas. Sonreía para sí, pensando en cuán complicada resultaría la tarea de ponerse de pie. Quiero ver cuánto aguantan estos huesos...

Estás esforzándote más de la cuenta por alguien que intentó matar a tu adorado mentor. – Masculló, mirando a la joven unicornio con una desequilibrada sonrisa. Sus miembros se acompañaban de un temblor insostenible. – Pase lo que pase, no moriré. Así que... Tú y tu "Maestro" pueden dejarme con la consciencia tranquila. Agradezco mucho tus cuidados. Y discúlpame con él. – Sentenció. Sin pensarlo dos veces, aprovechó su arranque de locura para ponerse de pie y encaminarse endeble a la puerta de salida.
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Mensaje por Twilight Sparkle Dom Jun 03, 2012 10:11 pm

La cabezonería de ciertas personas era algo que jamás llegaría la pequeña unicornia a entender. ¿Cómo podría entender esa sensación de “no importar absolutamente nada” que tenían algunas criaturas, sin llegar a importar todos los contras que pudieran implicar esta situación? Claro, ella era joven y aun no entendía como funcionaban los corazones del resto del mundo, apenas estaba intentando hacerlo con el suyo. Quizás también podríamos haber considerado fácilmente, que Twilight estaba indignándose de algo que, de pensarlo mejor, la hacían también a ella. En su inexperiencia, juventud o su preocupación por el ajeno, jamás hubiera pasado por su mente, al menos en ese instante, que lo que hacia el dragón que estaba frente a ella, era algo que ella también hubiera hecho.

Pero, ¿Qué caso había en divagar sobre situaciones ajenas, cuando lo que tenía al frente debería de llamar toda su atención? El cambio de actitud que había tenido el joven de cabellos verdes, le preocupo demasiado. Su estado no era el mejor, ni el apto para hacerse pasar por fuerte. No, era una promesa personal el haberlo ayudado, una promesa hacia su engrandecido y adoradísimo mentor el que saliera bien de ahí. ¿Después de todo, era ella su responsable? El peliverde, no lo hubiera notado, pero tras la mirada preocupada que la joven Twilight empezaba a tener, existía un brillo que se hacia presente, de manera invisible y casi imperceptible sobre el cuerpo del malherido dracolinch. No sostenía sus alas con toda la plenitud con la que fácilmente podría haberlo hecho, y era para que Lance no se percatara de su ayuda. Debía cuidarlo, por más que aquel balbuceo que empezaba a salir de sus labios la asustara un poco. Fuera entonces, cuando un par de lagrimas que se mezclaron con una dolida sonrisa. El sufría, no había que ser un genio para darse cuenta de ello.

-No… Ni siquiera estoy haciendo la mitad de lo que podría hacer…-
Logro contestar, con un tono perceptiblemente nervioso, pero aun así detectable en el, con valor. Twilight no era alguien que se asustaría por nada, bueno, en realidad si, pero siempre sabia poner pecho y cuerno a lo que sea que se le pusiera en frente. No era para nada buena sociabilizando, y seria eso el punto mas obvio del futuro y probable fracaso que obtendría al intentar razonar con el dragón. Pero no perdería absolutamente nada con intentarlo.

-Y no va a morir, Joven Lance, no es esta habitación… Si sale de aquí, y va a hacer lo que sea que usted pretenda hacer, lo mas seguro es que si lo haga. ¿Sabe…? No se si el Maestro Magnus pretende algo con usted, solo me pidió que lo cuidara… Y quizás no le importa saberlo, pero no es alguien que sea interesado como lo son la mayoría de las criaturas que andan por este mundo…- Dijo, mientras con mas decisión se acercaba a el, sin dejar de fijar sobre su espalda su magia para que sus alas no cayeran directamente despedazas por influencia de su propio peso en el suelo. Camino, imponiéndose a pesar de su pequeña altura, hasta llegar a la puerta y abrirla. Twilight miro ahora fijo a ese rostro pálido, en donde las ojeras resaltaban la desdicha de un ser tan sufrido.

-El es bueno, porque realmente hace las cosas de corazón….- Aclaro, mientras abría la puerta para dar paso a la salida. La mirada se volvía seria, mientras el brillo que en ella estaba incrementaba sin disimulo. Sostenía las alas de Lance, porque el su postura se notaba el sobreesfuerzo que estaba haciendo. Una simple brisa lo podría derribar, y arrancarle esas alas que por milagro o magia, aun mantenía.

-Si desea irse, la puerta esta abierta. La puerta siempre estará abierta, pero yo le recomiendo que si lo hace, lo haga estando bien…- Termino de decir, mientras se hacia a un lado, esperando que Lance recapacitara.

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