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Pequeña crisis (Privado)
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Pequeña crisis (Privado)
Era un día muy tranquilo en el celestial reino, los pájaros cantaban, la gente caminaba feliz por las calles de la ciudad, la paz reinaba en cada uno de los seres de corazón puro del lugar, era un paisaje realmente hermoso. Los seres del lugar tenían gran humildad y pureza, gente muy trabajadora y con ganas de vivir cada segundo de su vida.
Era un día hermoso con un cielo despejado y un clima perfecto, sin tanto calor, gracias a una pequeña brisa que abrazaba con dulzura la ciudad.
Todo era demasiado perfecto y las cosas no pueden ser tan perfectas en esta vida, siempre la felicidad es por un corto momento.
Eran las 4 de la tarde y un gran Boom se escucho en distintos sectores de la ciudad de Sairon, la gente huía despavorida de los focos de incendio esto lamentablemente traía mas caos y heridos por la gente que al correr pisaban sin querer a las personas que caían. La verdad es que todo el mundo se preguntaba donde debían ir, en la ciudad estaban estallando bombas, nadie sabia donde podían haber mas escondidas esperando el momento justo para detonar.
Luego de un par de horas Rivendell era un completo desastre. El parte de los lugares que habían sido victimas de los atentados era el siguiente:
- Una cuarta parte del hospital.
- Gran parte de la iglesia.
- La dirección y el comedor de la academia Lemberig.
- Algunas calles de la zona residencial.
- Casi toda la delegación de la orden de Luminis.
- Las habitaciones y el salón comedor del castillo Falkirk
Lo raro y lo bueno de la situación es que los lugares donde estaban las bombas no eran lugares sin gente, por lo que no hubo heridos grabes ni bajas.
Esta parte de la historia comienza unos minutos antes de las 4 pm, cuando la reina estaba a punto de reunirse con alguno de sus súbditos y ayudantes en su oficina.
Era un día hermoso con un cielo despejado y un clima perfecto, sin tanto calor, gracias a una pequeña brisa que abrazaba con dulzura la ciudad.
Todo era demasiado perfecto y las cosas no pueden ser tan perfectas en esta vida, siempre la felicidad es por un corto momento.
Eran las 4 de la tarde y un gran Boom se escucho en distintos sectores de la ciudad de Sairon, la gente huía despavorida de los focos de incendio esto lamentablemente traía mas caos y heridos por la gente que al correr pisaban sin querer a las personas que caían. La verdad es que todo el mundo se preguntaba donde debían ir, en la ciudad estaban estallando bombas, nadie sabia donde podían haber mas escondidas esperando el momento justo para detonar.
Luego de un par de horas Rivendell era un completo desastre. El parte de los lugares que habían sido victimas de los atentados era el siguiente:
- Una cuarta parte del hospital.
- Gran parte de la iglesia.
- La dirección y el comedor de la academia Lemberig.
- Algunas calles de la zona residencial.
- Casi toda la delegación de la orden de Luminis.
- Las habitaciones y el salón comedor del castillo Falkirk
Lo raro y lo bueno de la situación es que los lugares donde estaban las bombas no eran lugares sin gente, por lo que no hubo heridos grabes ni bajas.
Esta parte de la historia comienza unos minutos antes de las 4 pm, cuando la reina estaba a punto de reunirse con alguno de sus súbditos y ayudantes en su oficina.
Re: Pequeña crisis (Privado)
Por todas partes se escuchaban estrepitosos estruendos. La gente corría por las calles descontrolada, y lo que había sido hacía poco tiempo una ciudad pacífica, se convirtió por completo en un caos total. Estas no tan sutiles señales mostraban el inicio de la guerra. Un enfrentamiento que acabaría con los corazones y las mentes de muchos. Una guerra que tenía por objetivo convertirse en algo casi invencible. Una guerra que acabaría con la vida de muchos inocentes y otros implicados...
La indignación y angustia que la reina sentía por lo que había ocurrido en el reino se podía ver en todo su rostro. Sabía perfectamente los motivos de este inusual ataque aunque no esperaba que ocurriera tan pronto… Luego del ataque sorpresa, la reina mando notificaciones que solicitaban la presencia de todos los miembros de la orden y de muchos de lo que trabajaban junto a ella. Permaneció sentada frente al escritorio, mientras esperaba la llegada de cada uno de los miembros más importantes del reino. No exigía puntualidad aunque era algo importante, solo quería que estuvieran presentes para poder tratar todos los temas considerados importantes. La reunión que había planeado para tratar los temas de la futura guerra, tuvo que ser adelantada. Era una reunión de emergencia...
La indignación y angustia que la reina sentía por lo que había ocurrido en el reino se podía ver en todo su rostro. Sabía perfectamente los motivos de este inusual ataque aunque no esperaba que ocurriera tan pronto… Luego del ataque sorpresa, la reina mando notificaciones que solicitaban la presencia de todos los miembros de la orden y de muchos de lo que trabajaban junto a ella. Permaneció sentada frente al escritorio, mientras esperaba la llegada de cada uno de los miembros más importantes del reino. No exigía puntualidad aunque era algo importante, solo quería que estuvieran presentes para poder tratar todos los temas considerados importantes. La reunión que había planeado para tratar los temas de la futura guerra, tuvo que ser adelantada. Era una reunión de emergencia...
Adziel- Reina de Sairou
- Especie : Arcángel
Ocupación : Reina
Puntos : 226
Cantidad de envíos : 3242
Re: Pequeña crisis (Privado)
~Un antiguo sonido de hace varios siglos atrás resonó en la cabeza del ángel viajero, el cual se encontraba en su hogar luego de realizar uno de los viajes mas agradables de su vida, un viaje que termino con una compañía digna de Dioses, la cual el tan solo observar la imagen de esta generaba un bienestar en el alma, efecto de un verdadero y hermoso ángel.
El aventurero se encontraba descansando en la zona residencial, favor de un viejo conocido que le debía hace ya un par de semanas. Un descanso que termino en un asunto laboral, uno el cual seguramente sería el más importante luego de su muerte. Una situación que lo había dejado bastante sorprendido y al mismo tiempo dolido por el grado de violencia innecesario~
~El ángel en vida había presenciado muchas batallas, explosiones, el uso de la maldita pólvora, una herida muy difícil de curara ya que no solo desgarraba la carne de un individuo sino que había cambiado la historia y con eso había herido la hermosa paz que los Dioses habían otorgado a sus hijos, merecedores de la misma en tiempos pasados.
Esas imágenes a primera impresión parecieron ser su primer pesadilla, ya que no había otra forma de describir la guerra en esa época. El ángel creyó esa teoría, tratando de manejar esa situación en positivo, o por lo menos eso intento tras ser ensordecido por una explosión cercana.
Esto no era una pesadilla y mucho menos un sueño, era real, tan real como las vidas que podían haber sido arrasadas por el fuego~
~De forma inmediata el ángel vistió sus prendas y salió de su lugar de hospedaje, debía buscar personas gravemente heridos o incluso a algún sospechoso. La imagen del exterior era bastante impactante, la gente consumida con el miedo se trasladaba de forma desesperada como un río enfurecido mientras fuertes estruendos se revelaban a lo largo del tiempo, el ángel comenzó su búsqueda por distintos sitios afectados de la ciudad, tardando aproximadamente una hora en recorrer todo en lugar sin descansar, ignorando todo estado físico por el simple echo de ayudar al prójimo, sin embargo no había nada. No había heridos de gravedad ni difuntos. Heridas leves fueron ignoradas ya estas eran sanadas de forma natural. El ángel ya había echo su recorrido del cual no obtuvo resultados. Sin embargo debía atender a alguien, quizás la persona mas importante en esos instantes. Su Reina~
~El ángel había recibido una notificación de forma casi inmediata, antes incluso de que por su cuenta fuese al castillo. Un mensaje que requería la presencia su presencia en la oficina del castillo. El ángel mostró un poco de desagrado en su rostro, preocupado se encontraba por la situación, mas el detener de su andar no era una opción. Este se dirigió de forma inmediata allí. ¿Cuales serían los rostros que debía soportar ? Era algo que lo dejaría a incógnito~
El ángel evito las zonas afectadas del castillo, observando con dolor aquella imagen del cual no esperaba ser el primero. Pensamientos , miles de estos bombardearon su cabeza mientras avanzaba hacía aquella habitación que nunca espero visitar. El aviso de su llegada fue un leve golpe a la puerta, esperando que alguien saliese a recibirlo, esperaba aquellas palabras por las cuales rogaba nunca escuchar~
El aventurero se encontraba descansando en la zona residencial, favor de un viejo conocido que le debía hace ya un par de semanas. Un descanso que termino en un asunto laboral, uno el cual seguramente sería el más importante luego de su muerte. Una situación que lo había dejado bastante sorprendido y al mismo tiempo dolido por el grado de violencia innecesario~
~El ángel en vida había presenciado muchas batallas, explosiones, el uso de la maldita pólvora, una herida muy difícil de curara ya que no solo desgarraba la carne de un individuo sino que había cambiado la historia y con eso había herido la hermosa paz que los Dioses habían otorgado a sus hijos, merecedores de la misma en tiempos pasados.
Esas imágenes a primera impresión parecieron ser su primer pesadilla, ya que no había otra forma de describir la guerra en esa época. El ángel creyó esa teoría, tratando de manejar esa situación en positivo, o por lo menos eso intento tras ser ensordecido por una explosión cercana.
Esto no era una pesadilla y mucho menos un sueño, era real, tan real como las vidas que podían haber sido arrasadas por el fuego~
~De forma inmediata el ángel vistió sus prendas y salió de su lugar de hospedaje, debía buscar personas gravemente heridos o incluso a algún sospechoso. La imagen del exterior era bastante impactante, la gente consumida con el miedo se trasladaba de forma desesperada como un río enfurecido mientras fuertes estruendos se revelaban a lo largo del tiempo, el ángel comenzó su búsqueda por distintos sitios afectados de la ciudad, tardando aproximadamente una hora en recorrer todo en lugar sin descansar, ignorando todo estado físico por el simple echo de ayudar al prójimo, sin embargo no había nada. No había heridos de gravedad ni difuntos. Heridas leves fueron ignoradas ya estas eran sanadas de forma natural. El ángel ya había echo su recorrido del cual no obtuvo resultados. Sin embargo debía atender a alguien, quizás la persona mas importante en esos instantes. Su Reina~
~El ángel había recibido una notificación de forma casi inmediata, antes incluso de que por su cuenta fuese al castillo. Un mensaje que requería la presencia su presencia en la oficina del castillo. El ángel mostró un poco de desagrado en su rostro, preocupado se encontraba por la situación, mas el detener de su andar no era una opción. Este se dirigió de forma inmediata allí. ¿Cuales serían los rostros que debía soportar ? Era algo que lo dejaría a incógnito~
El ángel evito las zonas afectadas del castillo, observando con dolor aquella imagen del cual no esperaba ser el primero. Pensamientos , miles de estos bombardearon su cabeza mientras avanzaba hacía aquella habitación que nunca espero visitar. El aviso de su llegada fue un leve golpe a la puerta, esperando que alguien saliese a recibirlo, esperaba aquellas palabras por las cuales rogaba nunca escuchar~
Gabriel Magnus- Asociación de Magos
- Especie : Hechicero
Ocupación : Capitán
Puntos : 70
Cantidad de envíos : 77
Re: Pequeña crisis (Privado)
Espero la llegada de todos pacientemente. Sus nervios eran mucho, y el dolor que sentía por lo que había ocurrido era excesivo. No podía entender cómo pudo pasar algo tan horrible como aquello. Se levantó de su silla y se acercó a una de las ventanas para observar la situación. Gran parte del castillo había sido destruido y a lo lejos, en la ciudad se veía el humo que había causado el fuego de las explosiones. Se escuchaban gritos desesperados por doquier. Era una imagen que no soportaba ver. Solo rezaba que no hubiera heridos o muertos. Esperaba y pedía a su padre del cielo que la ayuda que había enviado a la ciudad fuera suficiente. Se apoyó en el marco de la ventana mientras veía esa horrible y triste escena. Apretaba con su puño la piedra blanca que llevaba colgado en su cuello mientras intentaba calmar sus sentimientos...
Lo único que quería era encontrar a los responsables de este acto. No sabía que más hacer sus temores y frustraciones no la dejaban en paz. Intentaba calmarse, pero ver eso ero demasiado para ella. ¿Por qué tuvieron que atacar Sairou? si era el reino más pacífico de todos. Las palabras de Etsuko retumbaban en su cabeza y se clavaban como puñales en su corazón. ¿Tan débil era? ¿Tan inútil era como reina? Sentía un dolor inmenso en su interior. No quería dejar salir sus lágrimas, no en un momento como ese. Debía ser fuerte y enfrentar los problemas. Sin embargo, sus lamentos eran demasiados y sus sentimientos eran un descontrol dentro suyo.
Poco tiempo después, escuchó que alguien golpeaba la puerta. Dirigió su vista a la puerta y di permiso para que el joven entrara. Nunca exigió tanta formalidad, pero era algo normal siendo ella la reina. Cuando el joven entró le hizo señas para que tomara asiento, suspiró y luego dijo: - Muchas gracias por venir, Gabriel. - Sonrió lo mejor que pudo intentando esconder su dolor y continuó: - Esperemos que vengan los demás para poder tratar bien los temas... -
Lo único que quería era encontrar a los responsables de este acto. No sabía que más hacer sus temores y frustraciones no la dejaban en paz. Intentaba calmarse, pero ver eso ero demasiado para ella. ¿Por qué tuvieron que atacar Sairou? si era el reino más pacífico de todos. Las palabras de Etsuko retumbaban en su cabeza y se clavaban como puñales en su corazón. ¿Tan débil era? ¿Tan inútil era como reina? Sentía un dolor inmenso en su interior. No quería dejar salir sus lágrimas, no en un momento como ese. Debía ser fuerte y enfrentar los problemas. Sin embargo, sus lamentos eran demasiados y sus sentimientos eran un descontrol dentro suyo.
Poco tiempo después, escuchó que alguien golpeaba la puerta. Dirigió su vista a la puerta y di permiso para que el joven entrara. Nunca exigió tanta formalidad, pero era algo normal siendo ella la reina. Cuando el joven entró le hizo señas para que tomara asiento, suspiró y luego dijo: - Muchas gracias por venir, Gabriel. - Sonrió lo mejor que pudo intentando esconder su dolor y continuó: - Esperemos que vengan los demás para poder tratar bien los temas... -
Adziel- Reina de Sairou
- Especie : Arcángel
Ocupación : Reina
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Cantidad de envíos : 3242
Re: Pequeña crisis (Privado)
La joven habia recibio un llamado urgente de su reina por la misma razon que se dirigio al castillo, al ir recorriendo las distintas secciones del reino y ver los daños ocasionados a este no pudo evitar que la angustia invadiera su corazon pues su hogar habia sido debastado. Distintas secciones habian sido dañadas por las repetitivas explosiones que las bombas causaban, observaba como las personas intentaban escapar de estas, por suerte la mayoria conseguia éxito, pero al parecer esto era su unico consuelo.
Variedad de arquitecturas habian sido arrasadas por la destruccion, era algo imposible de creer como en un instante el cielo se habia nublado, afortunadamente tiempo atrás Elaynel no habia tenido la suerte de presenciar una guerra o algo similar, por la misma razon aquello que sucedia era algo impactante para ella, desde pequeña crecio en un mundo blanco y no conocio el dolor de las personas hasta que ella llego a experimentarlo con la muerte de su madre, pero aquello se podria decir que era algo mas doloroso.
Al imaginar cuantas vidas cobraria aquella batalla hacia que la joven se estremeciera aun asi sabia que no podia darse ese lujo, ademas la que resultaria mas afectada en esto seria Adziel.
Desconocia los demas miembros de la orden que asistirian a dicha reunion, en todo caso solo habia socializado con el joven de ojos como la noche que se hacia llamar Gabriel Magnus. Tal vez volveria a encontrarselo en dicha reunion.
Tras largo tiempo de caminata pudo llegar a las afueras del castillo, de cierto modo despues de ver los daños ocasionados metros atrás no le sorprendia que algunas areas del palacio se vieran afectadas. Al recorrer dicho lugar pudo observar la tristeza y angustia en los rostros de los distintos subditos que compartian hogar con la reina, no pudo hacer mas que sonreir y mantener la calma ante ellos intentando tranquilizarse.
Despues de esto se dirigio hacia la habitacion indicada tratando de mantenerse calmada algo que en ese momento le parecia inalcanzable, al estar frente a la puerta dio un largo suspiro antes de entrar intentando mantener la expresion en su rostro mas serena posible.
Tras dar tres leves toques en la puerta se decidio a pasar, esperando que esto no molestara a Adziel, dio unos cuantos pasos con la cabeza baja sin mirar quienes estaban delante de ella, al levantarla pudo observar a su reina al igual que al joven Gabriel.
-Pido disculpas por mi retraso su majestad..-
Exclamo para despues hacer una reverencia ante ella..
Variedad de arquitecturas habian sido arrasadas por la destruccion, era algo imposible de creer como en un instante el cielo se habia nublado, afortunadamente tiempo atrás Elaynel no habia tenido la suerte de presenciar una guerra o algo similar, por la misma razon aquello que sucedia era algo impactante para ella, desde pequeña crecio en un mundo blanco y no conocio el dolor de las personas hasta que ella llego a experimentarlo con la muerte de su madre, pero aquello se podria decir que era algo mas doloroso.
Al imaginar cuantas vidas cobraria aquella batalla hacia que la joven se estremeciera aun asi sabia que no podia darse ese lujo, ademas la que resultaria mas afectada en esto seria Adziel.
Desconocia los demas miembros de la orden que asistirian a dicha reunion, en todo caso solo habia socializado con el joven de ojos como la noche que se hacia llamar Gabriel Magnus. Tal vez volveria a encontrarselo en dicha reunion.
Tras largo tiempo de caminata pudo llegar a las afueras del castillo, de cierto modo despues de ver los daños ocasionados metros atrás no le sorprendia que algunas areas del palacio se vieran afectadas. Al recorrer dicho lugar pudo observar la tristeza y angustia en los rostros de los distintos subditos que compartian hogar con la reina, no pudo hacer mas que sonreir y mantener la calma ante ellos intentando tranquilizarse.
Despues de esto se dirigio hacia la habitacion indicada tratando de mantenerse calmada algo que en ese momento le parecia inalcanzable, al estar frente a la puerta dio un largo suspiro antes de entrar intentando mantener la expresion en su rostro mas serena posible.
Tras dar tres leves toques en la puerta se decidio a pasar, esperando que esto no molestara a Adziel, dio unos cuantos pasos con la cabeza baja sin mirar quienes estaban delante de ella, al levantarla pudo observar a su reina al igual que al joven Gabriel.
-Pido disculpas por mi retraso su majestad..-
Exclamo para despues hacer una reverencia ante ella..
Invitado- Invitado
Re: Pequeña crisis (Privado)
Se percató a tiempo del ataque, al menos con la suficiente antelación para poder escapar de su propia habitación dentro de la delegación de la orden y dirigirse a la de Adziel en el castillo principal para asegurarse de que no se encontrara allí para el momento de la explosión. Su angustia fue tal que después de haber salido comenzó a recorrer todo el lugar en su búsqueda, pero no podía encontrarla, además que parte del castillo había sido destruido.
Se encontraba en medio de su inspección cuando tropezó con uno de los guardias del castillo, y antes de que lograra decir algo, el mencionado guardia le informó que su Majestad le esperaba al igual que a los demás miembros de la orden en su oficina, seguramente una reunión de Emergencia que tendría como tema principal La Guerra. Se encaminó de inmediato a la oficina de Adziel, se habría teletransportado, pero no debía parecer tan preocupado, por lo que en el camino hasta dicha habitación se encargó de tranquilizarse.
Una vez llegó notó la presencia no solo de su Reina sino también de una Arcángel más y un ángel más que creía era el médico de la Orden. No había de qué preocuparse, ella estaba perfectamente. Dedicó una sonrisa tranquila a los presentes y una reverencia a la Reina durante la cual no le quitó la mirada de encima. - Os pido disculpas por la tardanza, Alteza - Fue entonces que los rostros de tragedia de los demás presentes le hicieron entrar en razón, hasta el momento su única preocupación fue Adziel, y el dolor dibujado en su rostro era claramente ocasionado por las pérdidas del reino. Después de todo ella era la reina, aquella era su gente.
Si se ponía a pensarlo, nada más el castillo había quedado destrozado, no quería imaginarse los estragos de la ciudad ya que hasta alli podían escucharse los gritos desesperados de los habitantes de Rivendell, gente inocente que pudo haber muerto gracias a una guerra sin sentido, y que acababa de pedir quizás a numerosos seres queridos, ni siquiera quería pensar que pudieron haber muerto muchos niños, haber quedado huérfanos muchos otros, además de otras pérdidas.
Notó además los nervios que invadían a su Reina, y sin preguntar, pedir permiso o importarle las otras presencias, se acercó hasta ella aún cerca al marco de la ventana y apoyó su mano sobre su hombro brindándole su apoyo - No se preocupe Alteza, solucionaremos esto, encontraremos al responsable. No está sola en todo esto, nos tiene a todos los de la Orden y al resto de su pueblo con usted - su mirada estaba fija en la de ella, su rostro se mostraba serio, pero sonaba seguro de lo que decía, cosa que era importante si quería hacerla sentir anque sea un poco mejor, aunque sabía que el peso que reposaba sobre sus hombros era mucho.
Se encontraba en medio de su inspección cuando tropezó con uno de los guardias del castillo, y antes de que lograra decir algo, el mencionado guardia le informó que su Majestad le esperaba al igual que a los demás miembros de la orden en su oficina, seguramente una reunión de Emergencia que tendría como tema principal La Guerra. Se encaminó de inmediato a la oficina de Adziel, se habría teletransportado, pero no debía parecer tan preocupado, por lo que en el camino hasta dicha habitación se encargó de tranquilizarse.
Una vez llegó notó la presencia no solo de su Reina sino también de una Arcángel más y un ángel más que creía era el médico de la Orden. No había de qué preocuparse, ella estaba perfectamente. Dedicó una sonrisa tranquila a los presentes y una reverencia a la Reina durante la cual no le quitó la mirada de encima. - Os pido disculpas por la tardanza, Alteza - Fue entonces que los rostros de tragedia de los demás presentes le hicieron entrar en razón, hasta el momento su única preocupación fue Adziel, y el dolor dibujado en su rostro era claramente ocasionado por las pérdidas del reino. Después de todo ella era la reina, aquella era su gente.
Si se ponía a pensarlo, nada más el castillo había quedado destrozado, no quería imaginarse los estragos de la ciudad ya que hasta alli podían escucharse los gritos desesperados de los habitantes de Rivendell, gente inocente que pudo haber muerto gracias a una guerra sin sentido, y que acababa de pedir quizás a numerosos seres queridos, ni siquiera quería pensar que pudieron haber muerto muchos niños, haber quedado huérfanos muchos otros, además de otras pérdidas.
Notó además los nervios que invadían a su Reina, y sin preguntar, pedir permiso o importarle las otras presencias, se acercó hasta ella aún cerca al marco de la ventana y apoyó su mano sobre su hombro brindándole su apoyo - No se preocupe Alteza, solucionaremos esto, encontraremos al responsable. No está sola en todo esto, nos tiene a todos los de la Orden y al resto de su pueblo con usted - su mirada estaba fija en la de ella, su rostro se mostraba serio, pero sonaba seguro de lo que decía, cosa que era importante si quería hacerla sentir anque sea un poco mejor, aunque sabía que el peso que reposaba sobre sus hombros era mucho.
Takeshi- Especie : Híbrido
Ocupación : Capitán
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Re: Pequeña crisis (Privado)
Volvió a dirigir su vista a la ventana. El humo causado por el incendio cubrió por completo el sol. Era una escena desgarradora para ella y para todo aquel que lo viera. Solo esperaba que no ocurriera algo peor que eso. Rezaba en su mente porque todos estuvieran bien, por el bienestar de su preciada gente, de sus hermanos... No mucho después de la llegada del joven Magnus, escuchó que alguien golpeaba la puerta y acto seguido, Elaynel entro en la habitación disculpándose por su retraso. – No te preocupes por ello has llegado justo a tiempo. - Dijo con una sonrisa mientras miraba a su amiga. Poco a poco los miembros de la reunión iban llegando. Aun muchas imágenes aparecían en su cabeza. Cada vez se sentía peor por lo que había pasado y esperaba que su sonrisa pudiera ocultarlo todo aunque sabía que muy pronto lo notarían... Takeshi fue el que lo hizo, y gracias a sus palabras, logró volverla en sí. Sabía que no estaba sola, pero la situación la había llevado a ver únicamente su propia culpa e incompetencia. Suspiró y le dedicó una sonrisa al joven en agradecimiento por sus palabras. Volvió a mirar por la ventana y dio un gran suspiro. – Los demás miembros llegarán un poco más tarde de lo previsto así que luego me tomaré el tiempo necesario para explicarles todo lo que se tratará en esta reunión... Como habrán notado la guerra está a punto de comenzar o quizá ya lo hizo... Hace unos días asistí a una reunión con los demás reyes de Xion. El motivo de la misma era simplemente decidir cuál sería el futuro de cada uno de los reinos después de la muerte de su Majestad, Fernando II. En dicha reunión se explicaron ciertas cuestiones referentes a la muerte de nuestro señor, y las causas principales de esta guerra. - Tomó un respiro y se alejó un poco de la ventana... – La situación se torna cada vez más complicada... Con cada hora, cada minuto y cada segundo que pasa... El motivo por el que los cite aquí es para hablar sobre este tema que nos concierne a todos. Este acto contra Sairou es evidentemente una forma de provocación y a pesar de que creía mejor opción la neutralidad, esto nos dice muchas cosas. Por lo que me informaron, aun no se ha reportado ningún informe sobre heridos y muertos, pero el incendió se extiende a una velocidad increíble, y espero que la ayuda que envié haya logrado controlarlo. Con respecto al tema de la guerra, se podría decir que nuestro principal enemigo es la avaricia no solo por las riquezas sino también por un poder que va más allá de nuestra comprensión... Un poder que muchos siempre desearon tener y ahora podrán hacerlo cuando descubran el secreto que el mismísimo Fernando II se llevó a la tumba. Ese secreto fue lo que lo convirtió es lo que era: una persona casi invencible, inmortal... un semi-dios... Ese secreto se lo conoce como el "nombre de Dios". - Volvió a acercarse a la ventana y apoyó sus manos en el marco mientras contemplaba angustiada la escena que se veía a través de ella. – Sé que esto es solo el principio... -
Adziel- Reina de Sairou
- Especie : Arcángel
Ocupación : Reina
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Re: Pequeña crisis (Privado)
~El ángel solamente se reservo a guardar completo silencio ante las palabras de su reina y la de los demás invitados, no había dicho absolutamente nada desde que había entrado a la oficina. Sabía que era, obviamente no tenía ni la mas mínima de aquel conocimiento en lo que detalles se trataba, en vida fue uno del montón. De cierta manera el ángel oculto aquellas anécdotas sobre los rumores, no era nada que le perjudique, el no deseaba poder, se había desecho de aquella carga de emociones negativas que impulsaban todo esto.
El ángel pensó muy bien esa situación, esta era muy razonable.... La paz fue desecha desde el momento de la muerte de Fernando II , un evento que no pudo ser presenciado por el ángel, ni siquiera su ascenso. El ya estaba muerto~
~El ángel miro a su reina con mucha seriedad, una seriedad poco habitual en el. Parecía estar analizando a la reina, como si de una persona ajena se tratase. ¿Porque la reina tenía aquella falta de fuerza que se necesitaba para mirar las cosas de otro punto de vista? ¿Tanto costaba dar una iniciativa sabiendo que el futuro era obvio? La mente del ángel aparto totalmente aquel dolor con el que había entrado. El viajero comenzó a dudar del liderazgo de su reina e incluso de la firmeza de los demás integrantes. La pureza no era necesariamente quitarse ese sentido de justicia que los Dioses poseían, esa enseñanza lo llevo aquí y por lo tanto era verdadera, era tan real como los pensamiento que asechaban la mente del viajero. Al comienzo del día temía, ahora de un segundo para otro lo deseaba, esa sensación de antes de morir. Pelear por la verdad de una forma literal en todos los sentidos~
El ángel pensó muy bien esa situación, esta era muy razonable.... La paz fue desecha desde el momento de la muerte de Fernando II , un evento que no pudo ser presenciado por el ángel, ni siquiera su ascenso. El ya estaba muerto~
~El ángel miro a su reina con mucha seriedad, una seriedad poco habitual en el. Parecía estar analizando a la reina, como si de una persona ajena se tratase. ¿Porque la reina tenía aquella falta de fuerza que se necesitaba para mirar las cosas de otro punto de vista? ¿Tanto costaba dar una iniciativa sabiendo que el futuro era obvio? La mente del ángel aparto totalmente aquel dolor con el que había entrado. El viajero comenzó a dudar del liderazgo de su reina e incluso de la firmeza de los demás integrantes. La pureza no era necesariamente quitarse ese sentido de justicia que los Dioses poseían, esa enseñanza lo llevo aquí y por lo tanto era verdadera, era tan real como los pensamiento que asechaban la mente del viajero. Al comienzo del día temía, ahora de un segundo para otro lo deseaba, esa sensación de antes de morir. Pelear por la verdad de una forma literal en todos los sentidos~
Gabriel Magnus- Asociación de Magos
- Especie : Hechicero
Ocupación : Capitán
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Re: Pequeña crisis (Privado)
La información dada por la Reina le fue al menos un poco útil, apenas lo suficiente para tranquilizarse por una de tantas cosas, no había aún registrada ninguna muerte, cosa que esperara se mantuviera, si los daños eran solo de estructura, no habría demasiado que lamentar, sin embargo, eso no cambiaba lo preocupante que era la situación. En esta ocasión no había habido ningún fallecido pero… ¿Qué certeza podrían tener de que no habrían más ataques? ¿Qué tan seguros podrían estar ellos en ese lugar, en ese Castillo cuando incluso parte del mismo -incluyendo la habitación de la Reina- había sido destruido? ¿Cómo podía sentirse él tranquilo de dejar sola si quiera un solo minuto a Adziel teniendo siempre la incertidumbre de un futuro posible ataque? A pesar de todo, la seguridad de ella era todo lo que le importaba…
¡El nombre de Dios! Había escuchado hablar de ello antes, simples rumores de bar y de hombres ebrios, así lo había considerado él desde el primer momento, una tontería. Dios simplemente debía ser Dios para los mortales, y ciertamente él no creía que muchos sobre el planeta fueran merecedores de conocer su nombre. Pero igualmente su curiosidad le hacía preguntarse… ¿Qué poder podía proporcionarle a un simple mortal el saber el nombre de Dios? De eso también había escuchado muchas historias, pero sencillamente nunca quiso creer en ninguna, en el tiempo que escuchó aquellas “leyendas” de camino, era mucho más joven, más rebelde y mucho más incrédulo, ¡Desconfiado! Esa sería una buena definición, junto con muchas más que no era momento para explicar… “Una de las Reinas había sido la culpable de la muerte de Fernando I” Escuchó mucho atrás. No sabía a quién se referían los comentarios porque simplemente nunca les prestó atención, pero sabía con certeza que Adziel no había sido, ya que en todo momento había estado a su lado (por llamarlo de alguna forma). En fin, ahora parecía que aquello era cierto, y se arrepentía de nunca haber prestado atención a tal información.
Takeshi se había alejado lo suficiente de la Reina y había pegado la espalda a la pared en la que a un metro de distancia se encontraba ella apoyada en la ventana y observando con notable angustia hacia la ciudad Capital de su Reino. Tal y como había predicho, tal y como imaginaba, ni siquiera el brillo en sus ojos se encontraba, era una mirada opaca llena de dolor aquella que no quería mostrar a los demás presentes –incluyéndolo- aunque él tuviera sus métodos para conseguirlo… Dejó la cabeza gacha algunos minutos, pensaba en muchas cosas, pensaba en como poder solucionar lo que acontecía y aunque no tuviera la menor idea de cómo realizar una estrategia de ataque en ese momento, principalmente por desconocer quién era el enemigo, sabía que al menos las defensas debían ser reforzadas. Mayor vigilancia en las zonas más cercanas a las fronteras, reconstrucción rápida y de mayor solidez y estabilidad para las áreas dañadas del castillo, armamento previsto para un futuro ataque (aunque si se mantenía la artillería pesada en las fronteras no sería necesario tanto armamento en la capital que era una ciudad central)… Lo que lo llevó a pensar que era posible que en la ciudad hubiese alguien perteneciente a un bando enemigo infiltrado, debido a que era muy difícil pasar hasta el centro del Reino para instalar unas bombas sin que nadie se diese cuenta, pero a la final esas eran solo algunas conclusiones suyas, las cuales no quería mencionar a Adziel por el momento. Habían cosas que debía hablar en privado con la Reina, pero eso sería en otro momento.
Levantó de nuevo su rostro observando no solo a la Reina sino también a Magnus, el médico de la orden, y a la consejera de Adziel, que eran los otros presentes en la habitación. La chica parecía distraída, como ausente, sin embargo el médico mantenía una expresión seria en su rostro, y la verdad algo en él no le agradó demasiado… Supuso que estaba ya prejuzgando a todos, así que tomó poca importancia de ello, y al final de todo, solo pudo pronunciar – Es cierto, esto no es más que el inicio de todo… Un movimiento que como acaba de decir usted pareciese estar planeado exclusivamente para provocarnos, ya que las bombas al parecer fueron colocadas en lugares estratégicos para que no se reportaran muertes, y detonadas a la hora exacta que en el castillo nadie estuviese en sus habitaciones, sin embargo aquí lo importante saber ahora es… ¿Qué piensa que debamos hacer al respecto? – era, en su opinión, lo primero que todos los presentes debían escuchar, posteriormente el que tuviera algo que decir al respecto, podría hacerlo con total libertad.
¡El nombre de Dios! Había escuchado hablar de ello antes, simples rumores de bar y de hombres ebrios, así lo había considerado él desde el primer momento, una tontería. Dios simplemente debía ser Dios para los mortales, y ciertamente él no creía que muchos sobre el planeta fueran merecedores de conocer su nombre. Pero igualmente su curiosidad le hacía preguntarse… ¿Qué poder podía proporcionarle a un simple mortal el saber el nombre de Dios? De eso también había escuchado muchas historias, pero sencillamente nunca quiso creer en ninguna, en el tiempo que escuchó aquellas “leyendas” de camino, era mucho más joven, más rebelde y mucho más incrédulo, ¡Desconfiado! Esa sería una buena definición, junto con muchas más que no era momento para explicar… “Una de las Reinas había sido la culpable de la muerte de Fernando I” Escuchó mucho atrás. No sabía a quién se referían los comentarios porque simplemente nunca les prestó atención, pero sabía con certeza que Adziel no había sido, ya que en todo momento había estado a su lado (por llamarlo de alguna forma). En fin, ahora parecía que aquello era cierto, y se arrepentía de nunca haber prestado atención a tal información.
Takeshi se había alejado lo suficiente de la Reina y había pegado la espalda a la pared en la que a un metro de distancia se encontraba ella apoyada en la ventana y observando con notable angustia hacia la ciudad Capital de su Reino. Tal y como había predicho, tal y como imaginaba, ni siquiera el brillo en sus ojos se encontraba, era una mirada opaca llena de dolor aquella que no quería mostrar a los demás presentes –incluyéndolo- aunque él tuviera sus métodos para conseguirlo… Dejó la cabeza gacha algunos minutos, pensaba en muchas cosas, pensaba en como poder solucionar lo que acontecía y aunque no tuviera la menor idea de cómo realizar una estrategia de ataque en ese momento, principalmente por desconocer quién era el enemigo, sabía que al menos las defensas debían ser reforzadas. Mayor vigilancia en las zonas más cercanas a las fronteras, reconstrucción rápida y de mayor solidez y estabilidad para las áreas dañadas del castillo, armamento previsto para un futuro ataque (aunque si se mantenía la artillería pesada en las fronteras no sería necesario tanto armamento en la capital que era una ciudad central)… Lo que lo llevó a pensar que era posible que en la ciudad hubiese alguien perteneciente a un bando enemigo infiltrado, debido a que era muy difícil pasar hasta el centro del Reino para instalar unas bombas sin que nadie se diese cuenta, pero a la final esas eran solo algunas conclusiones suyas, las cuales no quería mencionar a Adziel por el momento. Habían cosas que debía hablar en privado con la Reina, pero eso sería en otro momento.
Levantó de nuevo su rostro observando no solo a la Reina sino también a Magnus, el médico de la orden, y a la consejera de Adziel, que eran los otros presentes en la habitación. La chica parecía distraída, como ausente, sin embargo el médico mantenía una expresión seria en su rostro, y la verdad algo en él no le agradó demasiado… Supuso que estaba ya prejuzgando a todos, así que tomó poca importancia de ello, y al final de todo, solo pudo pronunciar – Es cierto, esto no es más que el inicio de todo… Un movimiento que como acaba de decir usted pareciese estar planeado exclusivamente para provocarnos, ya que las bombas al parecer fueron colocadas en lugares estratégicos para que no se reportaran muertes, y detonadas a la hora exacta que en el castillo nadie estuviese en sus habitaciones, sin embargo aquí lo importante saber ahora es… ¿Qué piensa que debamos hacer al respecto? – era, en su opinión, lo primero que todos los presentes debían escuchar, posteriormente el que tuviera algo que decir al respecto, podría hacerlo con total libertad.
Takeshi- Especie : Híbrido
Ocupación : Capitán
Puntos : 21
Cantidad de envíos : 21
Re: Pequeña crisis (Privado)
Se alejó de la ventana y miró a los demás presentes mientras intentaba controlar sus emociones. En ese momento, no podía permitir que sus sentimientos la dominaran dado que debía ser objetiva y pensar con claridad. Era una cuestión importante que debían tratar… No dudaba que los demás habían notado con anterioridad todo lo que pasaba por su mente, y era evidente no solo por la transparencia propia sino también por el shock causado por la situación. Creyó mejor dejar sus pensamientos para cuando estuviera sola. Era algo usual en ella ocultar sus verdaderos sentimientos, quizá porque simplemente quería mostrarse y sentirse más fuerte de lo que en verdad era, y por el simple hecho de no querer abrumar a los demás con sus propios problemas. Era una criatura muy compasiva que siempre veía cosas positivas aunque sabía que no todo era perfecto como ella imaginaba, y eso la desanimaba. La imagen de la ciudad en llamas y la idea de la guerra la deprimían demasiado, pero sabía que en ese momento debía ocuparse de la reunión y solucionar todo lo más rápido posible.
Dirigió su mirada al Capitán luego de oír sus palabras y su posterior interrogante. – Lo más importante es asegurarse de que todos estén y se sientan protegidos. Creo que lo principal es reforzar la seguridad dentro y fuera de la ciudad. Que haya patrullas que vigilen tanto el interior de Rivendell como las fronteras del reino para impedir el ingreso de aquellos considerados sospechosos. Aun no sabemos a quién nos estamos enfrentando, pero estoy segura que descubriremos a los perpetuadores de este incidente. Para eso también es necesario comenzar a investigar. No obstante, conociendo la magnitud que tomará esta guerra y sin saber con exactitud quiénes son nuestros enemigos, hay que ser precavidos para saber en quiénes se puede confiar y en quiénes no... – Recordaba las palabras de la reina Etsuko. Cada una de las palabras que recordaba se clavaban en su corazón como dagas. Cualquiera podía constituir una amenaza y ella debía tomar las precauciones necesarias para no dejarse engañar…
Luego de un pequeño respiro prosiguió con su pequeño discurso: - Como has mencionado, Takeshi, este no fue un ataque ideado a la ligera. Más de la mitad de la ciudad fue destruida por las bombas, y es muy probable que ante semejante estado, el enemigo vuelva a atacar. Es por eso que ya preparé todo lo necesario para reconstruir lo que ha quedado en ruinas… - Las construcciones no tardarían mucho en finalizar puesto que había invertido todo lo necesario para solucionar esta cuestión lo más pronto posible. Había contratado al mejor personal que pudo encontrar para que se ocupara de todo y sabía que en unos días todo quedaría restaurado.
Dirigió su mirada al Capitán luego de oír sus palabras y su posterior interrogante. – Lo más importante es asegurarse de que todos estén y se sientan protegidos. Creo que lo principal es reforzar la seguridad dentro y fuera de la ciudad. Que haya patrullas que vigilen tanto el interior de Rivendell como las fronteras del reino para impedir el ingreso de aquellos considerados sospechosos. Aun no sabemos a quién nos estamos enfrentando, pero estoy segura que descubriremos a los perpetuadores de este incidente. Para eso también es necesario comenzar a investigar. No obstante, conociendo la magnitud que tomará esta guerra y sin saber con exactitud quiénes son nuestros enemigos, hay que ser precavidos para saber en quiénes se puede confiar y en quiénes no... – Recordaba las palabras de la reina Etsuko. Cada una de las palabras que recordaba se clavaban en su corazón como dagas. Cualquiera podía constituir una amenaza y ella debía tomar las precauciones necesarias para no dejarse engañar…
Luego de un pequeño respiro prosiguió con su pequeño discurso: - Como has mencionado, Takeshi, este no fue un ataque ideado a la ligera. Más de la mitad de la ciudad fue destruida por las bombas, y es muy probable que ante semejante estado, el enemigo vuelva a atacar. Es por eso que ya preparé todo lo necesario para reconstruir lo que ha quedado en ruinas… - Las construcciones no tardarían mucho en finalizar puesto que había invertido todo lo necesario para solucionar esta cuestión lo más pronto posible. Había contratado al mejor personal que pudo encontrar para que se ocupara de todo y sabía que en unos días todo quedaría restaurado.
Adziel- Reina de Sairou
- Especie : Arcángel
Ocupación : Reina
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pequeña crisis (privado)
El nunca hubiera sabido que el reino de Sairou seria atacado, ni que el pánico inundaría las calles de Rivendell y ni siquiera que el castillo Falkirk estaría sumergido en un caos inimaginable.
Era un día soleado, un día en el que se podía descansar sin problemas, un día en el que se podía disfrutar la brisa del viento y el cantar de las aves. Auren se encontraba en el bosque Silverpine en una locación adecuada para tomarse un descanso, allí, debajo de la copa de un árbol encima de una colina donde la sombra le daba una sensación refrescante y de tranquilidad. A su alrededor, solo había pradera y árboles, dando a conocer que no estaba tan lejos de Sairou…Solo estaba con la compañía de una bandada de cuervos negros, las aves que lo acompañan en su viaje errante, dispersos en todo el árbol, pero, nunca se le hubiera cruzado por la cabeza que cosas terribles pasaría en el reino que ama.
En ese instante, su sueño seria perturbado por el ruido del aletear de los cuervos, que salieron disparados del árbol donde Auren se encontraba…La canción de los muertos resonaba en el cielo producida por los alaridos de de las aves negras…Esto era sabido, no era una buena señal.
Algo le había llamado la atención, sus compañeros de plumas negras con los que el acostumbraba a viajar nunca salían despavoridos de esa manera, fue motivo suficiente para que Auren comience a cuestionarse que es lo que sucede, se levanta con una pequeña queja y rostro de cansancio, se palmea la ropa quitando la tierra de ella y alza la vista – pero…que demonios es esto – Ver a los animales correr como si el mundo se acabara lo había sorprendido del todo, su mueca de cansancio se había borrado por completo, ahora era de…incertidumbre.
¿Será un demonio u otra especie? o ¿solo estarán escapando de algún depredador salvaje?, eran preguntas que surgían dentro de el, pero sin importar la respuesta, el ya estaba preparado para recibir lo que fuese…Por lo menos, así el lo creía.
Desde el cielo, una pluma blanca comenzó a descender majestuosamente hasta pasar por la mera cara de Auren, el cual la toma con gesto de curiosidad en su rostro, nunca antes había visto una pluma tan blanca, ni los pájaros tienen plumas tan radiantes como esa, solo le quedo una respuesta – Ángeles – al decir esa palabra, la pluma tomo un color rojo carmesí y su mano comenzó a cubrirse de un liquido rojo, del mismo color en que se había tornado la pluma - ¿sangre? – sus ojos se iluminaron en tal sorpresa macabra, inmediatamente salio corriendo hacia el reino de Sairou sabiendo que esa pluma era una advertencia y un recado que dios le habría mandado a Auren…Sin lugar a dudas, algo paso.
Cruzando el bosque, Auren se topaba con todo tipo de criaturas que buscaban algún tipo de refugio produciendo que su presentimiento se volviera mas perturbador.
Faltaba poco por llegar, Silverpine parecía interminable, pero solo su incertidumbre era la causante de pensar eso. Al llegar al reino, todo se expreso de una forma abrumante…Sorprendido, atónito, de rodillas en el piso y con sus brazos extendidos hacia abajo, observaba con terror como Rivendell había sido atacada sin piedad por algo de gran poder dejando escombros y fuego por todas partes…Rivendell era una ruina.
Las llamas estaban hasta en los rincones menos pensados, esto hacía que Auren se mordiera los labios y su cólera le daba la fuerza para levantarse. Penzar en quien le hubiera echo algo tan vil a la gra ciudad principal llenaban sus ojos de una desgarrante ira que hacia doblar a las llamas alrededor de su cuerpo como si ellas le temieran. Inhaló una bocanada de aire y trato de tranquilizarse sin antes haber dejado un surco en el piso.
Las llamas cesaban y Auren retomo el rumbo al castillo.
La orden luminis, el sabia que algo de este desastre tendrían que saber, pero al ver al castillo en tal forma tétrica, dudaba de que siguieran existiendo, de ello, otra preocupación lo invadió…La reina Adziel.
No sabia por donde ir, ni por donde buscar…Unos gritos de agonía se llevaron su atención un miembro del castillo exclamaba ayuda, Auren lo reincorpora apoyándolo contra la pared y le venda su cabeza ensangrentada con un harapo arrancado de la vestimenta del herido - ¡la orden!, ¡la orden luminis!... ¿¡Donde esta!? – Le preguntaba desesperado al rezagado herido que le susurraba al oído la locaciòn de la sala.
Al tener la información no dudo en corre como si su vida dependiera de ello, al llegar a la puerta principal, solo se escuchaban unos cuantos murmullos por lo que con una sonrisa de alivio abrió la gran puerta de manera tranquila y con gran determinación en su rostro.
Adentro habían cuatro personas, una de ellas era un ángel, otros dos eran ángeles caídos debido al color de sus alas y resaltando de ellos estaba la cuarta persona, una joven hermosa que en su rostro se reflejaba el terror, no habia que ser un genio para saber que ella llevaba un gran peso encima…Era Adziel, sin duda alguna.
Auren apoya su rodilla izquierda en el piso junto con su espada dándole una reverencia a su reina – me alegra que usted este bien mi reina…Desde ya, puede contar con mi espada para lo que sea…Auren Milineas, estoy aquí para servirle su alteza, tal como dios, me lo ordeno-.
Tras su declaración, solo una pregunta oscilaba en la mente de Auren, ¿Qué es, lo que sucedió en este lugar?.
Era un día soleado, un día en el que se podía descansar sin problemas, un día en el que se podía disfrutar la brisa del viento y el cantar de las aves. Auren se encontraba en el bosque Silverpine en una locación adecuada para tomarse un descanso, allí, debajo de la copa de un árbol encima de una colina donde la sombra le daba una sensación refrescante y de tranquilidad. A su alrededor, solo había pradera y árboles, dando a conocer que no estaba tan lejos de Sairou…Solo estaba con la compañía de una bandada de cuervos negros, las aves que lo acompañan en su viaje errante, dispersos en todo el árbol, pero, nunca se le hubiera cruzado por la cabeza que cosas terribles pasaría en el reino que ama.
En ese instante, su sueño seria perturbado por el ruido del aletear de los cuervos, que salieron disparados del árbol donde Auren se encontraba…La canción de los muertos resonaba en el cielo producida por los alaridos de de las aves negras…Esto era sabido, no era una buena señal.
Algo le había llamado la atención, sus compañeros de plumas negras con los que el acostumbraba a viajar nunca salían despavoridos de esa manera, fue motivo suficiente para que Auren comience a cuestionarse que es lo que sucede, se levanta con una pequeña queja y rostro de cansancio, se palmea la ropa quitando la tierra de ella y alza la vista – pero…que demonios es esto – Ver a los animales correr como si el mundo se acabara lo había sorprendido del todo, su mueca de cansancio se había borrado por completo, ahora era de…incertidumbre.
¿Será un demonio u otra especie? o ¿solo estarán escapando de algún depredador salvaje?, eran preguntas que surgían dentro de el, pero sin importar la respuesta, el ya estaba preparado para recibir lo que fuese…Por lo menos, así el lo creía.
Desde el cielo, una pluma blanca comenzó a descender majestuosamente hasta pasar por la mera cara de Auren, el cual la toma con gesto de curiosidad en su rostro, nunca antes había visto una pluma tan blanca, ni los pájaros tienen plumas tan radiantes como esa, solo le quedo una respuesta – Ángeles – al decir esa palabra, la pluma tomo un color rojo carmesí y su mano comenzó a cubrirse de un liquido rojo, del mismo color en que se había tornado la pluma - ¿sangre? – sus ojos se iluminaron en tal sorpresa macabra, inmediatamente salio corriendo hacia el reino de Sairou sabiendo que esa pluma era una advertencia y un recado que dios le habría mandado a Auren…Sin lugar a dudas, algo paso.
Cruzando el bosque, Auren se topaba con todo tipo de criaturas que buscaban algún tipo de refugio produciendo que su presentimiento se volviera mas perturbador.
Faltaba poco por llegar, Silverpine parecía interminable, pero solo su incertidumbre era la causante de pensar eso. Al llegar al reino, todo se expreso de una forma abrumante…Sorprendido, atónito, de rodillas en el piso y con sus brazos extendidos hacia abajo, observaba con terror como Rivendell había sido atacada sin piedad por algo de gran poder dejando escombros y fuego por todas partes…Rivendell era una ruina.
Las llamas estaban hasta en los rincones menos pensados, esto hacía que Auren se mordiera los labios y su cólera le daba la fuerza para levantarse. Penzar en quien le hubiera echo algo tan vil a la gra ciudad principal llenaban sus ojos de una desgarrante ira que hacia doblar a las llamas alrededor de su cuerpo como si ellas le temieran. Inhaló una bocanada de aire y trato de tranquilizarse sin antes haber dejado un surco en el piso.
Las llamas cesaban y Auren retomo el rumbo al castillo.
La orden luminis, el sabia que algo de este desastre tendrían que saber, pero al ver al castillo en tal forma tétrica, dudaba de que siguieran existiendo, de ello, otra preocupación lo invadió…La reina Adziel.
No sabia por donde ir, ni por donde buscar…Unos gritos de agonía se llevaron su atención un miembro del castillo exclamaba ayuda, Auren lo reincorpora apoyándolo contra la pared y le venda su cabeza ensangrentada con un harapo arrancado de la vestimenta del herido - ¡la orden!, ¡la orden luminis!... ¿¡Donde esta!? – Le preguntaba desesperado al rezagado herido que le susurraba al oído la locaciòn de la sala.
Al tener la información no dudo en corre como si su vida dependiera de ello, al llegar a la puerta principal, solo se escuchaban unos cuantos murmullos por lo que con una sonrisa de alivio abrió la gran puerta de manera tranquila y con gran determinación en su rostro.
Adentro habían cuatro personas, una de ellas era un ángel, otros dos eran ángeles caídos debido al color de sus alas y resaltando de ellos estaba la cuarta persona, una joven hermosa que en su rostro se reflejaba el terror, no habia que ser un genio para saber que ella llevaba un gran peso encima…Era Adziel, sin duda alguna.
Auren apoya su rodilla izquierda en el piso junto con su espada dándole una reverencia a su reina – me alegra que usted este bien mi reina…Desde ya, puede contar con mi espada para lo que sea…Auren Milineas, estoy aquí para servirle su alteza, tal como dios, me lo ordeno-.
Tras su declaración, solo una pregunta oscilaba en la mente de Auren, ¿Qué es, lo que sucedió en este lugar?.
Auren- Especie : Ángel caído
Ocupación : Capitán
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